lunes, 1 de diciembre de 2014

EL CHIRINGUITO

¿Qué es este organismo de la Comunidad de Madrid? Según reza su página de Internet, el "Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid es el superior órgano consultivo del Gobierno y de la Administración autonómica, así como de las corporaciones locales y de las universidades y demás entidades de derecho público de la región. Goza de autonomía orgánica y funcional con el fin de garantizar su objetividad e independencia. Los asuntos que conoce el Consejo no pueden ser sometidos al informe posterior de ningún otro órgano o institución. Dichos asuntos tratan, entre otros, sobre responsabilidad patrimonial de la Administración, contratación administrativa, revisión de oficio de actos administrativos o proyectos de reglamentos.

Sus competencias ya han generado críticas y se nos antojan demasiado genéricas, difusas, sin concreción aparente, de dudosa efectividad y necesidad; más parece creado para "colocar" a los políticos que han sufrido el desgaste derivado de su trayectoria política. El Consejo lo componen: Un presidente, dos consejeros permanentes, seis consejeros electivos y un secretario general. En total 10 personas. Su presidente es Ignacio Astarloa, famoso miembro del PP que ha desempeñado diferentes cargos públicos al amparo de su partido; diputado por Vizcaya y por Madrid en el Congreso desde 2004 a 2014. Y, ¿saben quiénes son los dos consejeros permanentes? Joaquín Leguina y Alberto Ruíz-Gallardón, expresidentes ambos de la Comunidad de Madrid. También tendría derecho a figurar Esperanza Aguirre,  pero ha renunciado. En definitiva, lo dicho: seguir viviendo de la cosa pública a costa de los impuestos de los madrileños.

Los consejeros, elegidos a dedo, cobran exactamente lo mismo que un consejero regional, es decir, unos 8.500 € brutos mensuales, unos 5.500 € netos. El puesto lo mantienen durante seis años, renovables otros seis. El salario es todavía más llamativo si se tiene en cuenta que estos miembros premium de un órgano dependiente 100% del presupuesto regional, se reúnen una vez a la semana (normalmente los miércoles, si no es festivo) para aprobar los dictámenes que no son  de obligado cumplimiento. Los consejeros se limitan a revisar y votar el trabajo de quien en realidad lleva el día a día de los dictámenes: los letrados, funcionarios de carrera que trabajan en este Consejo. Los componentes sólo se limitan a eso y a firmar; en el caso de Madrid, tocan a seis letrados por consejero, además del personal de secretaría. El Ejecutivo regional destina 4,3 millones de euros de su presupuesto anual a mantener este organismo.

Esto es una prueba más del despilfarro de recursos públicos que hacen gala los políticos para que no se deteriore su "chiringuito". Sólo Izquierda Unida y UPyD, solicitaron su supresión por innecesaria. De los 118 diputados presentes (faltaron 11), 20 votaron a favor de su eliminación y 98 votaron en contra. UPyD ya planteó su cierre en noviembre de 2013 con el mismo resultado. Los dos únicos partidos con representantes en el consejo impiden su supresión (PP - PSOE). Aquí sí hubo consenso entre ellos. Se trata pues de un órgano perfectamente prescindible pues su labor podría recaer el el Consejo de Estado y evitar duplicidades. Sus integrantes pueden, además, compatibilizar esta actividad con cualquier otra privada y no existe ningún tipo de registro de actividades; por lo que el Consejo debería ser suprimido por razones obvias; su utilidad es irrelevante y sus funciones pueden ser perfectamente asumidas y ejercidas por los servicios de la Comunidad.

Cuanto más corrupto es el Estado, más organismos y leyes tiene. El silencio es el mayor cómplice de la corrupción; quien lo oculta, al final, se termina convirtiendo en cómplice. Ya lo decía Groucho Marx: "la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". La política nunca debe ser una actividad privada, ni un negocio propio. La corrupción comienza cuando se justifica la ventaja, el egocentrismo y la ambición desmedida.

Miguel F. Canser  

sábado, 1 de noviembre de 2014

LÁGRIMAS DE COCODRILO

No es la primera vez, ni será la última, que me pongo delante del ordenador para reseñar los sinsabores de nuestra clase política. Admito que siempre me produce una sensación de impotencia, de amargura y desilusión. Intento recordar la cantidad de veces que he denunciado la corrupción política y me sorprendo a mí mismo porque, en el fondo de cada artículo, el tema siempre ha estado vigente. Hace ya más de un año escribí estas líneas que, a pesar del tiempo transcurrido, siguen desgraciadamente vigentes: “los partidos políticos han dejado de representar a los ciudadanos; su distanciamiento y falta de credibilidad social es algo tan preocupante como urgente de resolver, y la actual sensación general de corrupción política propicia la desconfianza y la indignación, ampliando el divorcio entre los partidos y la sociedad. Muchos ciudadanos se sienten incluso secuestrados en el ejercicio de sus derechos por unas organizaciones que monopolizan el poder, controlando tanto el poder legislativo como todos y cada uno de los niveles de gobierno, así como la composición de las más altas instituciones del Estado. Esta partitocracia limita sustantivamente el ejercicio real de la democracia, y los ciudadanos tienen poco margen en la práctica para decidir sobre la marcha de la sociedad”. Y también:”España está enferma debido a un modelo de Estado inviable, fuente de todo nepotismo y de toda corrupción, impuesto por una oligarquía de partidos en connivencia con las oligarquías financiera y económica, y con el poder judicial y los organismos de control a su servicio. En España no existe separación de poderes, ni independencia del poder judicial, ni los diputados representan a los ciudadanos, solo a los partidos que los ponen en una lista”. 
          Esta situación no puede continuar por más tiempo. Es insostenible. La sociedad está harta. No hay día que no nos desayunemos con el escándalo de la corrupción que salpica a las altas esferas de los que mandan. Y como parece ser que la continua denuncia no surte efecto, habrá que pensar en otra cosa, pasar a la acción. Si los políticos son incapaces o no quieren solucionar esto, tendrá que ser el conjunto de la sociedad quien les fuerce a hacerlo. Los partidos políticos no pueden ignorar esta clara situación de rechazo de la sociedad española, y los ciudadanos han de ser activos y contundentes exigiendo urgentemente a los partidos actuaciones claras e inequívocas por la transparencia y contra la corrupción. Y para ello los ciudadanos no estamos solos, nos acompañan en este empeño muchos aliados: un buen número de jueces realmente beligerantes contra la corrupción, unas fuerzas de seguridad eficaces y con personal altamente cualificado, unos medios de comunicación cada vez más activos e incisivos contra los corruptos, y unas organizaciones civiles, universidades, etcétera, cada vez más proactivas en combatir la corrupción. Quienes, por el contrario, se han quedado solos son los partidos políticos, y algo van a tener que hacer de forma urgente para salir de este importante atolladero social en el que se encuentran. Dado que los partidos han sido incapaces de llegar a un pacto o compromiso colectivo contra la corrupción, es el momento de que los ciudadanos les exijamos a ellos este compromiso con la sociedad, y que controlemos si lo cumplen a través de nuestro voto en las elecciones, que es de las pocos instrumentos —por no decir el único— que tenemos para hacer algo que pueda influir sobre los partidos.
          Es hora de exigir responsabilidades. Ahora todo el mundo pide perdón a los ciudadanos pero nadie toma medidas adecuadas. Si yo pido perdón es porque creo que he cometido un error y, por tanto, debo repararlo. Sólo con pedir perdón no es suficiente. Y los ciudadanos debemos decirles que no vamos a votar una lista con candidatos procesados, y que tampoco votaremos a un partido que no limpie adecuadamente sus filas de personas implicadas directa o indirectamente en casos de corrupción. Una cosa es la responsabilidad penal y otra es la política. Así, el caso Bárcenas no puede terminarse políticamente con un “me equivoqué” y ni una sola dimisión por nombrar y mantener a esa persona gestionando la contabilidad del PP durante más de 15 años. Ni el de los ERE con un “me avergüenzo” y a esperar los resultados de una causa judicial que ya ronda los 120 imputados. No creemos ya en sus lágrimas de cocodrilo. El corrupto no nace, se hace y dicen que el poder corrompe. Es posible, pero el poder judicial debe ser una pieza fundamental en una democracia; su independencia del poder político, imprescindible. Y no olvidemos que el sistema no es algo amorfo, inmaterial, el sistema somos todos nosotros y en nuestra mano está cambiar esta situación.
                    ¿Cuándo será el día que el pueblo verdaderamente ejerza la democracia de la que tanto hablan, y ponga tras las rejas a todos estos delincuentes que se la pasan viviendo como reyes con dinero que de ninguna manera les pertenece?, y ¿cuántos pagaron por este crimen tan grave?
Miguel F. Canser

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miércoles, 1 de octubre de 2014

DERECHO A DECIDIR

Vivimos días claves para el futuro de Cataluña. Su presidente, empujado por la fuerza política aliada que le acompaña en su gobernabilidad,  no puede ahora volverse atrás de lo prometido y ha rubricado con su firma lo aprobado por el parlamento catalán.  La convocatoria el 9-N de un referendo sobre la independencia de Cataluña, está servido. El Gobierno español, amparado en las leyes constitucionales,  hará todo lo posible para evitar dicha consulta. Mucho se ha debatido sobre el derecho de los catalanes a decidir sobre su futuro. Reclaman que, el derecho a votar y a decidir, es la forma más democrática, y señalan el ejemplo de Gran Bretaña accediendo que Escocia lo celebre. Al ganar el  NO supone que, en el futuro, Escocia tendrá un sistema autonómico con la transferencia de algunas competencias. Ya le gustaría a Escocia tener la autonomía y competencias que ahora goza Cataluña; posiblemente si las hubiera tenido ya, ni siquiera se hubiesen planteado consulta alguna.

No seré yo quien niegue que la forma más democrática de decidir sea expresar la voluntad en las urnas, pero esta consulta adolece de lo que tanto reclaman los independentistas:  no dejan votar a nadie más. Sólo ellos. Si hay que decidir sobre el futuro de una parte de España, ¿por qué no pueden hacerlo y decidir el resto de españoles?, o ¿acaso la Asamblea de Madrid, por ejemplo, puede decidir por sí sola la salida de la OTAN? La consulta y el derecho a decidir que reclaman, sólo es posible mediante el diálogo, el debate, y el acuerdo político para poder modificar nuestra Constitución y demás leyes que, ahora, impiden su celebración. El derecho a decidir es inalienable, personal e individual, pero dentro del marco jurídico establecido; abandonar éste cuando “yo quiera”, no es permisible. Al Sr. Rajoy le ha faltado cintura, no ha sabido manejar la situación negándose en redondo a solucionar un conflicto parapetándose sólo en la Ley, negándose a un diálogo que derive en un entendimiento satisfactorio para ambas partes.

Al margen de esto, los dirigentes catalanes no han sabido o no han querido explicar a sus ciudadanos el alcance de un hipotético sí a la independencia; cosa no poco baladí pues quizá muchos de los que ahora piensan votar afirmativamente, posiblemente cambiarían de opinión. La globalización de la economía y la interconexión de los mercados financieros y económicos, hace que la independencia de una región de cualquier país genere un importante coste económico que se traslada fuera y especialmente dentro de las fronteras. Cataluña se enfrentaría a un problema grave de financiación, al menos en el corto plazo. Actualmente es la Comunidad más endeudada de España (27,2% de su PIB) y tras asumir la parte proporcional de la deuda nacional alcanzaría el 78% del PIB de arranque de la región. A esto se añade que la salida de la Unión Europea llevaría a perder los mecanismos de financiación del Banco Central Europeo. Brusca caída del comercio: El efecto más claro y contundente estaría en sus exportaciones, tanto las que se venden a otros países como las que se harían a una España, que deja de ser mercado interior. Cataluña exportó en el año 2013 bienes con un valor de 58.358 millones de euros, con un 65% destino la zona euro. En el momento que deje de ser miembro de la Unión Europea las exportaciones estarían grabadas por aranceles, la Tarifa Exterior Común (TEC), que supondría directamente un incremento sobre el precio de las exportaciones del 5,7%. Este aumento no sólo repercutiría a las ventas a países de la UE, sino también a las decenas de naciones con los que la Unión Europea tiene acuerdos preferenciales con rebajas arancelarias que desaparecerían.

Esta pérdida de competitividad se estima que tendrá un impacto de 7.400 millones de euros, un 13% del volumen de exportaciones y un 3,8% del PIB de Cataluña. Pero el impacto mayor sería en la venta de productos que realiza actualmente a otras Comunidades Autónomas de España. Habría que añadir la subida de precios, al aplicarse los aranceles (TEC) como al resto de países; el llamado Efecto Frontera por el cual el comercio entre países es siempre muy inferior al comercio entre regiones, con el perjuicio que supone la inversión directa, salida de empresas y caída del turismo. La suma de lo que vende al extranjero y al resto de España supone el 66% del PIB. El resto de España es su mercado principal, sus 50.000 millones de ventas suponen más de 5 veces lo que se vende en su segundo país por ventas (Francia con 10.000 millones) y más de 8 veces que el tercero (Alemania con 6.600 millones). Por ello mantener el mercado español es más que importante y es precisamente el que más riesgos tiene. España también sufriría pues un 19% del PIB procede de Cataluña y una independencia llevaría a que España perdiera una quinta parte del Producto Interior Bruto de un plumazo.

En resumen, el impacto económico para España y Cataluña sería importante. Cambiaría mucho el mapa de los intercambios económicos y genera incertidumbres en los mercados financieros,  además, de perder "independencia" económica y financiera por mantener el euro como moneda base. En definitiva un duro golpe económico en el que perdemos todos.

Miguel F. Canser

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lunes, 1 de septiembre de 2014

REFORMA ELECTORAL

Durante las vacaciones, casi como a traición, el Partido Popular se ha empeñado en dar otra vuelta de tuerca para retrasar e ignorar la ansiada regeneración democrática que todos los ciudadanos demandan. Ahora proponen que será alcalde el candidato más votado si ostenta, al menos, el 40% de los votos. Ésta es la nueva mayoría que se ha inventado el Sr. Rajoy. Se trata simplemente de una mutilación de las libertades democráticas.  En mayo de 2015 los alcaldes serán designados con la fórmula que el Gobierno tiene decidida. Se trata de aprobar una ley orgánica de naturaleza constitucional prescindiendo de todos los demás partidos políticos. De contrabando, a través de una “chapuza”, como se le escapó al presidente del Congreso, que habría exigido la aprobación de la Ley Orgánica prevista en el artículo 57.5 de la Constitución. El motivo: ven peligrar su hegemonía en ciudades tan importantes como Madrid y Valencia al tiempo que, con esta fórmula, ganarían muchas más de las que poseen.
            Que yo sepa, mayoría es el 51%, no el 40%. Desde pequeñitos nos han enseñado que la mitad más uno es la esencia de la democracia. ¿Quién gana? Pues la mitad más uno. ¿Qué opinión se impone sobre las demás? Pues la sustentada por la mitad más uno del total. Quien obtenga la mitad más uno de los votos, es el ganador en cualquier ámbito de la vida. Pero los chicos del PP desean volver al tiempo en que las minorías gobernaban sobre las mayorías y como han visto que esto de la mitad más uno no les reporta muchos ayuntamientos,  se han inventado una nueva idea que consiste en que quien obtenga el cuarenta por ciento de los votos, -siempre que tenga cinco puntos de diferencia sobre su inmediato seguidor- ganará las elecciones municipales. Esto supondría que un 40% de los votantes gobierne sobre el 60% restante. Pregunta lógica,  ¿y de qué sirve elegir alcalde al 40% si va a tener que gobernar contra el 60% restante en franca minoría? Pues ya tienen la respuesta, al que obtenga el 40% de votos le dan concejales por valor del 51% de la corporación para que gobierne con tranquilidad. Es decir que el voto del 60% restante vale mucho menos que el del 40%. ¿Recuerdan la ley del embudo?
Los ciudadanos no elegimos directamente al presidente del gobierno, ni al presidente de una comunidad autónoma, ni tampoco directamente a un alcalde. Elegimos a los diputados en el Congreso o en el Parlamento de la comunidad autónoma, y a los concejales en los municipios, y éstos eligen al presidente del Gobierno, al presidente de la Comunidad Autónoma y al alcalde. Esta es nuestra Constitución representativa, que no se ha visto alterada en su vigencia en ningún momento hasta ahora. El pueblo vota, en teoría,  no a un candidato sino a un proyecto político, a una lista de un partido político. 
Cada día que pasa perdemos la oportunidad de enfrentarnos a una verdadera regeneración democrática. El liderazgo político ha olvidado que mandar exige ser ejemplar y, en lugar de propiciar los valores, contribuye a la degeneración. En un ambiente político donde la corrupción y el fracaso son penosamente abundantes, sorprende que los políticos españoles jamás dimitan, lo que refleja que los partidos políticos practican el corporativismo más inmoral, protegiendo a sus miembros. La incapacidad para el consenso y las peleas públicas entre políticos y partidos proyectan hacia la sociedad un ejemplo desmoralizador y envilecedor. Los políticos reciben hoy el desprecio y la repulsa de muchos ciudadanos, que los consideran corruptos y obsesionados por los privilegios y ventajas que proporciona el poder. Como consecuencia del deterioro de la política, España, que hace poco más de una década era uno de los países con más ilusión y mayor respeto por lo público, es ya hoy una de las sociedades más decepcionadas y frustradas por la escasa calidad de su democracia y por la ausencia dramática de la más elemental Justicia en la vida diaria. 
Estamos sin lugar a duda en una democracia descafeinada. Espero que el pueblo español despierte, que su voto vale mucho, que no es un cheque en blanco para que hagan lo que quieran,  y que en las próximas elecciones veamos la desaparición de estos corruptos y que el nuevo gobierno (y espero sea de coalición) recomponga todas las injusticias cometidas por estos incompetentes, corruptos, sin ética ni moral. Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos.

Miguel F. Canser

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martes, 1 de julio de 2014

CARTA AL REY FELIPE VI

Majestad:

          Soy una persona con algunos años ya que ha vivido la Transición; por lo tanto, recuerdo la ilusión de aquellos años, cuando fue coronado su padre Juan Carlos I. Era un tiempo esperanzador, de romper moldes y alejar definitivamente la mordaza que nos aprisionaba de la etapa franquista. Y aunque he de decir que mi ideología no es para nada monárquica, viví aquellos años con alegría e inusitada esperanza. Voté a favor nuestra Constitución sólo por eso, aún sabiendo que no había forma legal de instaurar una república, porque todo se nos ofreció en un mismo pack. Lo importante, en aquel entonces, era  abandonar esa dictadura.

          Ahora, después de 39 años de aquélla, y sin la expectación suscitada de entonces, muchos de los que votamos nuestra Carta Magna hubiéramos deseado que las cosas se hicieran de otra manera. Me refiero, naturalmente, que somos muchos los ciudadanos que nos gustaría que nos preguntaran qué tipo de sistema preferimos de representatividad del Estado, y poder elegir a la persona que figure al frente del mismo,  porque después del tiempo transcurrido, quizá sea conveniente desarrollar, adecuar y actualizar al acontecer actual algunos artículos de nuestra Constitución; y sobre todo, cumplir fielmente su artículo primero apartado dos: “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”.

          Le ruego no lo tome como algo personal porque no tengo nada que decir en su contra, no le conozco, y si le soy sincero, hasta le deseo que acierte en su nueva y difícil tarea. Pero también sé que a pesar de ser usted una persona culta y preparada, ­­­­­­las limitaciones de la Jefatura del Estado quizá le impidan desarrollar políticas que a usted le gustaría; porque no hay que olvidar que el Rey reina pero no gobierna. Usted  tiene un papel en la representación del Estado y sus actos, tanto como sus omisiones, comprometen a éste; habida cuenta de que es el Gobierno quien redacta o cuando menos supervisa y autoriza, las palabras del Rey, usted como todo aquel que ejerce un cargo, tiene además limitada su libertad de expresión por el ejercicio de su propia responsabilidad, aunque eso no quiere decir que no pueda decir lo que piensa con emoción y sentimiento, como lo hizo al referirse a su madre en el discurso de coronación, ni que deba inhibirse en todo momento de señalar lo que a su juicio son cuestiones clave de la convivencia nacional. Por eso es tan de lamentar que en su primera intervención como monarca, cuando se está anunciando un acercamiento de la Corona a los ciudadanos, se limitara a hacer un discurso políticamente correcto en el que las palabras que mejor indican las preocupaciones de estos, corrupción y paro, no fueron ni siquiera pronunciadas.
         
          Me gustaría que, efectivamente, fuera usted un rey cercano y comprometido con los problemas de los ciudadanos. Me gustaría verle cerca de aquéllos que, a causa de esta crisis galopante que ya dura demasiado, han perdido su empleo y han sido desahuciados por no poder pagar las cuotas de su hipoteca. Me gustaría que sus actos reflejaran la preocupación de aquellos que han visto mermadas, cuando no anuladas,  las ayudas a la dependencia a pesar de que les protege la ley. Me gustaría que en sus discursos hiciera referencia al número de hogares españoles con todos sus miembros en paro que alcanzó 1.906.100 en el primer trimestre del año, 72.400 más que en el cuarto trimestre de 2012, lo que supone un incremento del 3,95 %, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). Me gustaría verle interesado en la mención de temas muy importantes como podría ser el de la falta en España de una justicia ágil, justa y modernizada. En definitiva, me gustaría, como usted dijo, "una monarquía renovada para un tiempo nuevo".  No quiero pecar de demagogo ni de populismo, pero ese noble propósito será imposible si al mismo tiempo no se regeneran y reforman los actuales grandes partidos políticos españoles, principales culpables del descrédito ciudadano donde anidan casi todos los grandes vicios y lacras de la nación: abuso de poder, injusticia, arrogancia,  culto al privilegio y que la Monarquía no es ajena.

          Vuelvo a reiterarle mi deseo de que usted acierte y que su ejemplaridad, ejercida día a día, sea recompensada con el cariño y el respeto de todos los españoles.

          Afectuosamente,

Miguel F. Canser

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lunes, 26 de mayo de 2014

ELECCIONES EUROPEAS

Cuando escribo este artículo, aún no se han celebrado las elecciones al Parlamento Europeo; y cuando salga a la luz y se publique, ya sabremos su resultado. Todos los sondeos y todos los expertos vaticinan una gran abstención (alrededor del 40 - 45%). Parece que la gente no está dispuesta a perder ni un minuto de su tiempo libre para esto porque tiene la sensación que su voto no va a servir absolutamente para nada. Y es que el Parlamento Europeo se ha convertido en un “cementerio de elefantes”, en un destino del retiro donde van a parar los que han sufrido el desgaste de su avatar político, los que ya no tienen nada que ofrecer en la política nacional. Es decir, donde se “coloca” y se premia a aquellos que han dedicado muchos años a la política siendo obedientes a la disciplina del partido. La política europea se ha convertido en el refugio de una aristocracia tecnocrática que mantiene unos privilegios económicos rayando en lo escandaloso, y muy alejados de la problemática del día a día de los ciudadanos. El Parlamento, el Banco Central Europeo, la Comisión, el Eurogrupo, etc. son vistos como instituciones opacas, inaccesibles y nada representativas de los ciudadanos, sino de las formaciones políticas que representan. De ahí la indiferencia de la ciudadanía.

            La gente ve las listas europeas mayormente como un premio de consolación muy bien pagado. Cada uno de los 54 eurodiputados españoles que sean elegidos, ganará 8.020,53 euros brutos al mes; sin embargo, ésta es sólo una parte de todos los emolumentos que percibe un diputado europeo. La institución a la que sirven proporciona una serie de complementos que dispara la compensación total muy por encima de los 16.000 euros mensuales, y que convierte a sus señorías en uno de los grupos mejor pagados de todo el entramado institucional comunitario. Sí porque, aparte del sueldo, disponen de una dieta de estancia de 304 euros al día, que tiene como objetivo costear el alojamiento y otros gastos relacionados con cada jornada en la que los eurodiputados están presentes en actividades oficiales del Parlamento. Teniendo en cuenta que, en una semana normal, un eurodiputado puede trabajar en actividades oficiales cuatro días, el complemento mensual por este concepto ascendería a algo más de 4.800 euros. Eso sí, cuando hay Pleno, si un diputado falta a más de la mitad de los votos nominales esa dieta se reduce a la mitad…… En cualquier empresa privada, si faltas al trabajo más de la mitad de los días, no es que cobres menos, es que vas de patitas a la calle.

            Existe, además, otro cheque que perciben mensualmente y que no requiere de ningún tipo de justificación; es la llamada dieta fija de gastos generales por un importe de 4.299 euros al mes, que tiene por objeto cubrir gastos de alquiler y administración de oficina, equipos informáticos, teléfono, etcétera. En muchos casos, ese dinero se destina a pagar la nómina de los asistentes que sirven a cada eurodiputado. En otros, la dieta la gestiona la estructura del partido y algunas veces, las menos, parte de ese complemento acaba sumándose a la nómina real del político de turno. En fin, que hay muchos motivos para que la mayoría no quiera ni saber cuando son las elecciones.

            En estos días previos a las elecciones, asistimos a las promesas de los distintos candidatos que se enquistan en criticar los errores del contrario, sin exponer apenas reflexiones hondas con objetivos realmente realizables a los sufridos ciudadanos, con nula ausencia de abordar los problemas que mayoritariamente preocupan a la población: corrupción, paro juvenil, déficit económico, etc. ¿Cómo no sentir un cierto resquemor hacia las instituciones europeas, ante la actitud vergonzosa del uso de sus privilegios? Todos los candidatos lucharán por conseguir un escaño porque gozarán de unas ventajas económicas privilegiadas.  No sería mala idea que los europarlamentarios tuvieran que rendir cuentas periódicamente, compareciendo ante el Congreso de los Diputados para que los ciudadanos supieran con exactitud a qué se han dedicado, y si han justificado sus astronómicas retribuciones.

            En definitiva, parece que, ante la falta de entusiasmo de los votantes ante estas elecciones, es muy oportuna la frase de Bertolt Brecht: “¿Y no sería más sencillo que los gobiernos europeos disolvieran al pueblo y eligieran a otro”?.... ¡¡No demos ideas!!.

Miguel F. Canser
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jueves, 1 de mayo de 2014

JUSTICIA ADULTERADA

No es la primera vez que escribo sobre nuestra Justicia. En las veces anteriores denunciaba la urgente necesidad de su modernización, de aplicar los recursos necesarios para que la justicia fuera eso: justicia.  Porque ésta no existe cuando los procesos se dilatan en el tiempo y pasan años y años de instrucción hasta que se celebra el juicio, pues se pierde perspectiva y efectividad. Al margen de esto que es importantísimo, lo que actualmente se palpa en la sociedad es su falta de equilibrio e imparcialidad.  Se ha escrito mucho sobre el sistema judicial y sobre la justicia en particular en España, y prácticamente es unánime la opinión de que nuestro sistema no funciona. Y lo que es peor, es que no existe voluntad política de arreglarlo. A los políticos no les interesa, pues les favorece la lentitud y la falta de trato igual con todos los ciudadanos. Son aforados.  Es decir, funciona implacablemente sobre los ciudadanos "normales" y sin embargo, está lleno de fisuras y privilegios con los poderosos. En un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), queda  retratada la percepción mayoritaria de la ciudadanía donde la imagen de la Justicia es preocupante. De acuerdo con la encuesta, el 82,6% de los españoles considera que los ricos, los poderosos, y los políticos son los más favorecidos con las leyes y apenas el 24% cree que la Administración de justicia va bien o muy bien. Quizá por eso no sorprende que cinco de cada diez encuestados preguntados sobre si el funcionamiento de la Justicia había mejorado o empeorado en los últimos años, respondieran categóricamente que ha empeorado. Los ciudadanos lo tienen claro: la Justicia en España no funciona adecuadamente.

La Constitución Española en su artículo 117.1 dice: "La Justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del Poder Judicial, independientes, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley".   El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), es el órgano de gobierno del Poder Judicial de España.  Su  principal función es velar por la garantía de la independencia de los jueces y magistrados frente  a los demás poderes del Estado. Tiene 21 miembros; 10 son elegidos  por el Congreso y 10 por el Senado; y su Presidente es el Presidente del Tribunal Supremo con lo se deduce que los miembros del CGJP no son independientes del poder político. Este sistema no es democrático, ni es bueno para la nación.

            Según numerosos juristas, se legisla mal y mucho. Es verdad que desde siempre España no hace más que crear leyes, pero como luego no se aplican, no sirven para nada. Algunas leyes, existen en realidad para no ser llevadas a la práctica, porque son difíciles de emplear, pero cuando interesa, se aplican de manera irremediable a aquellos que han sido “malos chicos”. Esto lleva a una inseguridad jurídica de los ciudadanos españoles, que cuando critican o sobresalen en contra de los criterios políticos o gremiales de los jueces, entonces sí que se utilizan  para callar la voz de los díscolos. Hay procesos judiciales muy mediáticos que languidecen en los tribunales, pero también es verdad que hay fronteras muy distantes entre las verdades periodísticas y las judiciales; es decir, las que merecen una primera plana y las que terminan en sentencias. El caso del juez Baltasar Garzón ha vuelto a poner sobre la mesa la discusión sobre el desgaste de la imagen de la Justicia. El magistrado de la trama de corrupción del caso Gürtel ha sido enjuiciado antes que varios a quienes investigaba y que había metido entre rejas.  Pero lo del juez Garzón, no es nuevo. Anteriormente,  otros jueces  fueron apartados de sus juzgados: Marino Barbero Santos, caso Filesa por la financiación irregular del PSOE; Javier Gómez de Liaño, instructor del caso GAL; Elpidio Silva en el caso de las preferentes de Bankia, etc. Ya veremos qué pasa con la juez del caso de los ERES irregulares de Andalucía y los jueces que llevan ahora el caso Gürtel, especialmente en los que atañe a la familia real. Y estos son los jueces más conocidos. Los ciudadanos no entienden muy bien el resultado de algunas acciones.

Otro de los principales males es la escasez de medios de toda índole: pocos jueces, pocos juzgados, pocos recursos humanos, escasos recursos tecnológicos y los pocos que hay son mal utilizados. Uno se pregunta si es posible y necesario que puedan existir sumarios de 5.000 hojas o procesos que duran 5 años. Da la sensación de que se está burocratizando adrede el sistema. El no utilizar los recursos tecnológicos lleva a que lo que hace un juzgado, no lo conozca otro, aunque estén en la misma comunidad autónoma.  Luego hay leyes incomprensibles: El gobierno actual quiere que se cambien las leyes para que cualquier manifestante que rompa, por ejemplo,  una farola cumpla una condena de 3 años en prisión; es decir, cualquier manifestante puede ser declarado terrorista. Luego, cuando llegue el caso, se aplicará la ley o no según convenga al gobierno de turno. Si las leyes no están claras para todos los ciudadanos y no se cumplen igual para todos, entonces esto no es una democracia sino una dictadura democrática, que no es lo mismo. 

Como podemos observar, las reformas que exige la situación actual de la Justicia son, cuando menos, imprescindibles, mejorando la independencia de este tercer poder, que desde antaño se erige en defensa de la legalidad y para el bien de todos los ciudadanos así como el mantenimiento del Estado Democrático de Derecho. A menudo la justicia como la religión se alían con el poder pero seguiremos insistiendo porque la única lucha que se pierde, es la que se abandona.

Miguel F. Canser

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martes, 1 de abril de 2014

OTRA POLÍTICA ES POSIBLE

A raíz de su muerte, mucho se ha hablado de D. Adolfo Suárez y todos los expertos y los que tuvimos la oportunidad de vivir en directo la época de la Transición, somos conscientes que ha desaparecido una figura clave de la historia de España, uno de los grandes, el hombre que fue capaz de dirigir a España desde un régimen autoritario a un modelo de democracia plena en un tiempo récord y hacerlo en paz,  sin la temida repetición de un enfrentamiento violento entre los españoles; tarea ésta ardua y difícil.  El país había asistido al final del régimen franquista con una gran incertidumbre sobre el futuro, pero también con la determinación, compartida por todos, de salir del pozo y aislamiento internacional. Adolfo Suárez logró conducir constructivamente ese temor y elevar el consenso a categoría política hasta establecer los acuerdos necesarios para que España se convirtiera en una democracia de hecho a partir de junio de 1977, en que se celebraron las primeras elecciones libres.

            Un hombre que provenía del antiguo “Movimiento” tuvo el coraje de legalizar, entre otras cosas, el Partido Comunista, de restaurar la Generalitat de Cataluña trayendo del exilio a su presidente el honorable Tarradellas; y todo ello enfrentándose a todo un ejército repleto de militares franquistas y políticos dictadores; pero tuvo la inteligencia de dialogar, consensuar, para que, pasito a pasito, acabar con lo anterior.  He sacado de la hemeroteca algunas frases del Presidente Suárez: En un homenaje en Toledo para pronunciar delante de los Reyes la famosa frase de Lincoln: «Se puede engañar a alguien mucho tiempo y a todos algún tiempo pero es imposible engañar a todos todo el tiempo»…..«Ni el fin justifica los medios ni los medios justifican el fin. Estoy más convencido que nunca de que la estrategia maquiavélica del todo vale para permanecer en el poder es completamente repudiable». Estas frases adquieren hoy toda su vigencia y actualidad.

            Las razones profundas de por qué la muerte de Suárez ha desatado tan gigantesca ola de afecto y admiración popular fue esa disposición para el pacto, que permitió que las fuerzas políticas de todas las ideologías estuvieran presentes en la Constitución, que fue la primera de la historia de España que se hizo con el acuerdo de todas las formaciones con representación parlamentaria. Esos fueron, entre otros, los grandes aciertos del hombre que nos dejó, aciertos de importancia indiscutible. La España que legó Suárez era ya un país que estaba fundamentalmente de acuerdo en las cuestiones esenciales para garantizar la supervivencia de una nación. El golpe de Estado que se produce cuando él ya ha dimitido, no hace sino demostrar lo dicho.

            A su avatar político contribuyó su propio nivel de autoexigencia, pues aceptó convertirse en un «paréntesis» para que no lo fuera la democracia. Tenía una misión que cumplió a la perfección por encima de intereses partidistas. ¿Sabían que Adolfo Suárez fue víctima de un desahucio? Después de ser Presidente le embargaron su casa de Ávila por falta de pago porque no tenía recursos suficientes. ¿Creen que eso podría suceder hoy día a un expresidentes del Gobierno? El modelo de Estado que él puso en pie se muestra agotado en muchos aspectos. El consenso entre las fuerzas políticas sobre las cuestiones básicas ha desaparecido. La España actual no es de ningún modo la que él soñó, ni siquiera la que llegó a poner en pie. Por eso, el recuerdo de su obra es hoy más vivo que nunca. Ahora el país está de nuevo necesitado de líderes con visión de Estado y de futuro, pero también de mujeres y de hombres que sean capaces de colocar el interés de España por encima del de sus formaciones políticas.

            Superar las diferencias ideológicas para trabajar por un objetivo superior que incluya el interés de todos los españoles; la renuncia a las pretensiones propias para encontrar un espacio común de acuerdo…. Para eso hace falta la valentía que en muchos momentos de su vida demostró Suárez, quien en innumerables ocasiones no dudó en arriesgar su posición personal. Existe otra forma de hacer política y es necesario recuperar los talantes básicos que compartieron los líderes de aquella época.  La clase política española, una de las mas rechazadas y denostadas por su propio pueblo en todo el país, es la que posee mas concentración de poder y puestos disponibles en el Estado para amigos del poder y militantes de partidos políticos. También es la más impune ante la justicia y la corrupción y una de las que menos respeta las reglas básicas de la democracia. Por supuesto, esa clase política jamás escucha la protesta de su pueblo y prefiere atrincherarse en sus privilegios y ventajas, protegida por jueces, policías y periodistas sometidos que afrontar la regeneración que todos reclamamos. En este mundo hay personas que valen la pena y otras, que simplemente dan pena.

Miguel F. Canser

www.cansermiguel.blogspot.com 

sábado, 1 de marzo de 2014

POLÍTICA DEL MIEDO

Hace ya unos años que nos hemos acostumbrado a vivir indecisos, con un horizonte temporal impredecible; nuestro futuro se nos antoja, cuando menos, incierto, desesperanzador, nada halagüeño. Algunos pensarán que su “vida ya está hecha”, que por su edad y con lo que tienen,  ya han cumplido, pero siguen pensando en sus descendientes, en su futuro preocupante e  incierto.  Estamos en una sociedad regularmente solidaria, pero triste, vamos arrastrando nuestra existencia sin ilusión; es como si transportáramos una pesada losa que nos hace cada vez más difícil poder realizar nuestros sueños, ilusiones y deseos, porque vivimos bajo una constante y persistente amenaza. En definitiva, vivimos con miedo.

            El miedo o temor es una emoción caracterizada por una intensa sensación, habitualmente desagradable, provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado, que nuestra experiencia se encarga de recordarnos. Los que dirigen esta cosa llamada Estado (no sólo en este País, sino en todo el mundo) saben que para alcanzar sus metas necesitan nuestra colaboración, que apoyemos sus proclamas para que se llegue (ellos) a los objetivos establecidos. Es lo que algunos expertos denominan la “cultura del miedo”. Se trata de bombardear constantemente mensajes que nos provocan temor, porque cuando tenemos miedo, solemos tener un comportamiento más irracional de lo normal; y esto suelen utilizarlo frecuentemente los políticos, empresas y los poderes económicos. Por ejemplo, desde hace ya unos años no paran de informarnos sobre la pésima situación económica, o de la necesaria medida de rescatar a las entidades financieras (antiguas Cajas de Ahorro dirigidas por políticos) porque de lo contrario, los depositantes perderían todo su dinero. Es decir, al mismo tiempo que nos meten el miedo nos venden la solución y consiguen su objetivo; o cuando es un discurso pidiendo sacrificios y recortes para salir de la crisis y nos atemorizan que, la única forma de salir de ella para evitar la hecatombe, es que nos recorten los derechos sociales sin darnos cuenta que nos han vendido su “solución”.  

            El arma más poderosa que tiene un gobernante no es la fuerza ni la represión. Esas artes son de otro tiempo, de otra época. Hoy en día los gobernantes prefieren no llegar hasta esos extremos para controlar y someter al pueblo. No hace falta porque han descubierto que, a la hora de gestionar una población, no es necesaria la fuerza si se sabe bien cómo amenazar a los individuos. Debido al miedo transmitido con una amenaza, las personas obedecerán necesariamente. Es sabido por todos que, desde hace años,  han disminuido considerablemente los accidentes de automóviles con víctimas mortales. Pero, ¿es debido a una mejor conciencia ciudadana, o al temor a que te pille un radar, te imponga una multa estratosférica, con la consiguiente pérdida de puntos y posterior retirada del carnet? Cada cual en su fuero interno sabrá.
           
            Hace ya unos años que la población de a pie estamos sufriendo un constante deterioro de nuestros derechos democráticos con pérdida ostensible de derechos sociales. Nos han vendido que no había otra solución bajo la amenaza de quebrar y llegar al caos; por fortuna, ya existen voces que se alzan y denuncian la manipulación que estamos sufriendo.  Por ello el arma más poderosa que tiene un gobernante es el miedo; es la razón por la que el sistema se mantiene vivo.  Cuando un político utiliza el miedo en su discurso no pretende alertar o avisar a la población, sino conseguir sus objetivos. Ya he oído en alguna ocasión que si, en unas elecciones, se vota distinto de PSOE o PP, sería imposible la gobernabilidad del País. Es una amenaza más. ¿Qué es lo que temen los defensores del sistema establecido? Sencillamente que el sistema caiga, que se les acabe el chiringuito, “la mamandurria”.

            El sistema actual, se basa entre otras cosas en la desigualdad. Desigualdad económica, desigualdad social, desigualdad política… Es un sistema de clases, en el que los de arriba no están dispuestos a equipararse política, social y económicamente con los de abajo. Y para que los de abajo no cuestionen el sistema y no lleguen a pensar que “algo falla”, los de arriba se ponen manos a la obra con la política del miedo. Es curioso comprobar cómo nos engañan, nos mienten, nos ocultan la verdad y siempre con el mismo objetivo: el enriquecimiento. Hay que mantener la tiranía de los mercados. Quizá luego tenga que retractarse, pero no será problema; seguramente ya no será presidente y estará colocado en alguna empresa a la que favoreció durante su mandato. Pedir perdón, sólo esporádicamente; pedir permiso nunca. Así la reforma de pensiones, recortes en sanidad, subida de impuestos, bajada de sueldos, precarización del trabajo…, todo se acaba aceptando por parte de la sociedad. Una sociedad con miedo. ¿Cómo protestar ante estas políticas? Da mucho miedo la incertidumbre de no hacer caso a lo que dicen los hombres de negro que viven en Bruselas y que saben tanto de números. Da mucho miedo quejarse, porque podemos perder el puesto de trabajo. Otro nos reemplazará y trabajará por menos dinero. Mientras tengamos comida en la nevera y televisión, nada nos hará levantarnos del sofá.

            Preguntémonos qué haríamos si no tuviéramos miedo, ¿qué nos gustaría hacer, a donde iríamos, qué haríamos con esta clase política, con la crisis, con los empresarios y con los bancos, qué sería de nuestra vida sin miedo, sin ese gran muro que nos ponen?  Te invito a que busques vivir sin ese temor, entonces es cuando seremos realmente libres. El miedo es nuestra mayor prisión. No podemos apretarnos el cinturón y bajarnos los pantalones al mismo tiempo.


Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com


sábado, 1 de febrero de 2014

NI DIMITE, NI SE DA POR ALUDIDO

El actual presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, no ha tenido éxito en ninguna de sus principales decisiones y apuestas desde que accedió a la presidencia en septiembre de 2012; por más que haya intentado conseguir un perfil idóneo en tan poco tiempo si se tiene en cuenta que sucedió a nada menos que a Esperanza Aguirre. En varias ocasiones ha chocado con la dirección de su partido porque la serie de fracasos acumulados, no ayudan nada a los populares del Gobierno central y madrileño. Pero, ¿quién es este hombre?, ¿quién es  que, de buenas a primeras, se ha visto en lo más alto del gobierno de Madrid?, ¿tiene la preparación necesaria para afrontar los numerosos y complicados asuntos que requiere un gobierno como éste?

            Estas son las primeras preguntas que me he planteado a raíz de los resultados hasta ahora conseguidos. Nacido en Madrid en el año 1960, es licenciado en Derecho, y aprobó las oposiciones de técnico superior del Ayuntamiento de Madrid en 1984. Su trayectoria profesional ha estado vinculada a la cosa pública, en la que lleva desempeñando puestos de responsabilidad desde hace más de 20 años; es decir, ha vivido siempre de la política, y los distintos cargos desempeñados (desde subsecretario del Ministerio de Cultura, Secretario de Estado de la Administración Pública, etc.), y ha sido promocionado siempre al amparo del partido político al que pertenece.

              Desde el principio ha demostrado que el bienestar de sus conciudadanos no es su prioridad.  Su primera decisión polémica fue el cobro de un euro por receta, que el gobierno de Mariano Rajoy (su jefe) tuvo que denunciar y tirar por tierra el Tribunal Constitucional; eso sí, en el mes escaso que duró la medida se expidieron 7,2 millones de recetas, y se estima que se recaudaron cerca de 5 millones de euros. Este dinero, cobrado indebidamente a los madrileños, no ha sido ni será restituido (eso dijeron), por lo que podemos decir, abiertamente, se trata de una apropiación indebida. Pero ni dimite ni se da por aludido.

            Este señor ya nos ha señalado el modelo productivo que quiere para Madrid: El malogrado  proyecto Eurovegas. Menos mal que el Sr. Adelson propuso unas condiciones inaceptables que hicieron resquebrajar los deseos más entusiastas de los políticos del PP., que estaban dispuestos a modificar, entre otros, la ley del tabaco, aunque no pudieron ya con la exigencia de revertir toda la inversión que se realizara, más las pérdidas que se pudieran generar ante un posible cambio normativo. Es decir, nada de apoyar la investigación, el desarrollo, la innovación; de establecer las condiciones necesarias para favorecer un nuevo desarrollo industrial en la Comunidad, con el objetivo prioritario de crear empleo. No, eso no. Otro empeño inútil, sin olvidar el nuevo fiasco de organizar los JJ.OO., que no se sabe con exactitud lo que costó, aunque sí sabemos que el Ayuntamiento pagó cerca de 12 millones de euros. De un plumazo los 17.000 millones en inversión y los 250.000 empleos prometidos se volatilizaron. Sin ases en la manga, con Barajas sin terminar de repuntar, el turismo a la baja y el desempleo engrosando sus cifras —690.000 parados (21,03%, cinco puntos por debajo de la media nacional) según la última EPA, la mayor subida de toda España con 25.600 desempleados más—, González afronta meses de incertidumbre. Pero ni dimite ni se da por aludido.

            La renuncia a la privatización de la gestión de media docena de hospitales es el último ejemplo. No han servido la ingente cantidad de manifestaciones realizadas por el pueblo de Madrid, las masivas movilizaciones realizadas para evitar que se privatizara la gestión en los hospitales. No…., ha hecho oídos sordos. Ha tenido que ser la justicia de nuevo quien le ponga en su sitio, porque no se trataba sólo de privatizar la gestión de algunas áreas, sino de algo más profundo que enmascaraba un beneficio lucrativo en detrimento de la calidad encareciendo su costo. Es decir, los deseos de los madrileños no le importaban. El paso más torcido de un político es no escuchar la voz del pueblo. Políticos así, no interesan. Otro revés, que enmascara con la dimisión de su subordinado Sr. Lasquetty, pero él ni dimite ni se da por aludido.

            Salvo la congelación de las tarifas de transporte y del agua, todo lo que ha promovido Ignacio González ha sido un fiasco incluida la batalla por el nuevo modelo de financiación autonómica, pues nadie le ha hecho caso, aunque haya realizado la mayor rebaja fiscal realizada nunca por una autonomía.  Nunca ha trabajado en la empresa privada porque, si lo hubiera hecho y a raíz de los logros conseguidos, ya estaría en la calle. No sé cómo personas así, pueden ostentar cargos públicos y tener la responsabilidad del bienestar de millones de personas a su cargo. La única operación que le ha salido redonda es la "compra" de su Ático de Lujo. A mí estas presidencias y alcaldías que caen de rebote a sus tenedores -por lo general, gente muy mediocre- me parecen un fraude y una burla a la ciudadanía.

            España es un país cada día más necesitado de regeneración. El deterioro de los valores y de las costumbres ha sido rápido, cada día es más alarmante y tiene ya repercusión en la política, en la cultura, en la prosperidad y en la convivencia. Ante la incapacidad de los gobernantes de afrontar el gran reto de limpiar España de sinvergüenzas, aprovechados y corruptos atrincherados en el poder, la principal obligación de todo ciudadano demócrata y decente es lograr que la sociedad se regenere, aunque para ello tenga que forzar la sustitución de la actual casta política por otra que sea digna, decente y democrática. Organicemos nuestra rabia, actuemos. No es de recibo que los poderes públicos tomen a diario decisiones que nos empobrecen y olviden lo que todos parecen saber excepto ellos, pero es clamor general: que el dispendio prescindible y ruinoso son ellos.


Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com


miércoles, 1 de enero de 2014

BALANCE DEL AÑO DEL SR. RAJOY


            En la rueda de prensa celebrada hace unos días, el presidente del Gobierno hace un balance triunfalista y sin atisbo de autocrítica de la situación económica. Su conclusión: "Lo peor ha quedado atrás, España ha dejado de ser preocupación en el mundo". Quizá los de fuera no estén preocupados, pero los que estamos aquí, seguimos tan preocupados o más que antes. "Espero que 2014 sea mucho mejor, con más actividad económica y más crecimiento. Dentro de un año, cuando comparezca ante ustedes, habrá menos personas en paro". El presidente recordó las históricas cifras de las exportaciones, la bajada de la prima de riesgo, la elevación del rating de deuda por parte de las agencias calificadoras; cosas éstas, nada tangible para el día a día de los ciudadanos. Rajoy no dejó de sacar pecho por haber revertido, según él, la situación económica que había a finales de 2012.

La sensación que tienen los ciudadanos no es tan optimista, y además parece que nos está contando una milonga. La verdad es que, si seguimos así, con esta política de recortes y falta de inversiones públicas, estamos sembrando para que la cosecha sea peor el año que viene. Es el resultado del descarnado repaso al rosario de auto-halagos del presidente Rajoy a su equivocada política económica. El triunfalismo es lo que tiene, que acaba fracasando. La realidad es muy diferente porque esa supuesta salida de la crisis y recuperación suenan a cantos de sirena. Me duelen muchas cosas de la política seguida por este gobierno del PP, pero lo que más me irrita es la burda interpretación que hacen de las cifras del desempleo. Lo único cierto es que su política, inscrita y teledirigda por la política de la Eurozona, está ahogando cada vez más la economía española y sus posibilidades futuras de una auténtica recuperación.

La verdadera historia es que la bolsa de parados de larga duración, de los que llevan más de dos años sin encontrar trabajo, se ha disparado en España como consecuencia de la crisis, pero para los que además tienen más de 45 años, supone un grave riesgo quedarse descolgado del mercado incluso cuando llegue la recuperación. Tendremos un problema social enorme si salimos de la recesión con ese volumen de gente mayor sin empleo porque sus derechos a una pensión se van a ver muy limitados. Esto es un problema fundamental. Los parados registrados en el INEM no disminuyen por haber encontrado un empleo; han tirado la toalla y muchos han dejado de buscarlo y otros han huido de España ante la incapacidad de encontrarlo y no tener expectativas de futuro. La Seguridad Social no va bien. A su ministro de Hacienda se le escapó que ha cerrado el año con un déficit de 1,8% del PIB o sea 18.000 millones; es debido a que hemos terminado el año con casi 300.000 personas que han perdido su empleo y han dejado de cotizar. Además, las empresas destruyen empleos estables de personas mayores de 45 años y los están sustituyendo por empleos a tiempo parciales y con salarios precarios de jóvenes. El resultado: Menor recaudación.

El Sr. Rajoy mezcla las exportaciones con la balanza comercial para sacar buenas cifras. Realmente lo que pasa es que la demanda española ha bajado más que la oferta, pero las exportaciones no son la base de ese repunte. La inversión extranjera se produce porque España es ahora mismo una ganga, no por entender que somos más productivos e interesantes, sino que los grandes fondos internacionales aprovechan el abaratamiento de la Bolsa y de los activos inmobiliarios para ganar dinero. Los destinos más habituales de sus inversiones son el mercado de renta variable (subida del 21% en 2013), la compra directa de participaciones empresariales y los bienes inmuebles mencionados, aprovechando a conciencia el abaratamiento de los precios, que oscila entre el 30% y el 40% desde que se pinchó la burbuja. Invertir en otros sectores como la industria, con despidos generalizados de profesionales, sustituyéndolos por trabajadores con contratos precarios, con mucha menos experiencia, ha bajado la calidad de nuestros productos y eso también lo saben. Esta es la realidad.

El déficit público tampoco va bien. La bajada de salarios ha reducido la recaudación del Impuesto sobre la Renta. El IVA ha subido por el aumento de los tipos pero no por la mejora de actividad; los ingresos fiscales se estancaron en 2013 y eso supone 4.000 millones de euros menos de lo que se estimó y a eso hay que sumar otros 4.000 millones en la Seguridad Social. En 2013 hemos pagado más intereses por la deuda pública que aumenta unos 10.000 millones al mes; entre enero y octubre el déficit reconocido por la Intervención General de la Administración Central es de 37.000 millones: Un 10% superior al de 2012 y un 15% superior al que heredó del Gobierno anterior. La deuda pública va a acabar en este año en un billón de euros, 100.000 millones por encima de 2012. Explíqueme Sr. Rajoy los logros de sus reformas.

Podría seguir comentando otros apartados, aportando cifras, aunque imposible por razones de espacio: prima de riesgo, reforma bancaria, etc.  Le recomiendo que vaya a cualquier bar y pregunte a pequeños empresarios y familias por la situación del crédito. Qué garantías les exigen y a qué tipo les prestan. Comprobará que las condiciones son peores que antes del rescate bancario de la Troika. Y si algo he echado de menos en su balance, y que para mí es una de las causas principales del desastre de este país, ha sido la nula mención a la corrupción. Si pudiéramos sumar los miles de millones de dinero público que se han robado desde la transición hasta hoy, en el Gobierno, en las Comunidades, Diputaciones, Ayuntamiento..., nos asustaríamos. No ha salido a la luz ni tan sólo la punta del iceberg. Hasta tal punto que, quizá, ahora no habría crisis o la afrontaríamos mejor. Pero, me exaspera sobre todo la impunidad de los corruptos.

España es hoy un país arruinado, endeudado por varias generaciones, sin valores, con el pueblo exiliado de los procesos de toma de decisiones, lleno de desempleados, nuevos pobres y gente triste y sin futuro, gobernado por una casta política que los ciudadanos desprecian cada día más intensamente. Hay que preguntarse por qué se ha hundido España y lo haya hecho tan veloz y profundamente. La respuesta, aunque algunos nieguen a verla, es clara y nítida: el país ha caído en manos de gobernantes mediocres, egoístas, ineptos, enloquecidos y nada demócratas.

Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com