domingo, 1 de octubre de 2017

POSICIONES ENQUISTADAS

El problema catalán no es de ahora, no es nuevo. El deseo de independencia ha estado siempre ahí, forma parte del ADN catalán. El independentismo catalán plantea sus tesis sobre el principio de que el pueblo de Cataluña es una nación soberana, aludiendo básicamente a la interpretación de su historia, cultura, lengua propia y al derecho civil catalán, y sobre la afirmación de que Cataluña no alcanzará su máxima plenitud cultural, social ni económica mientras forme parte de España. Defienden la tesis de que Cataluña es una nación oprimida por España desde su ocupación por las tropas borbónicas en 1.714. Cualquier argumento es válido y aprovechado por sus líderes políticos para despertar y reivindicar ese sentimiento apagado y dormido al que nunca han desistido; pero no es cierto.

           Cataluña siempre ha estado en España, estuvo dentro de la Hispania fenicia, después en la Iberia griega y luego en la Hispania romana desde sus inicios en el 218 aC. Con la entrada de los visigodos en el s. III dC, Barcelona sería incluso por un breve período de tiempo capital de la Hispania visigoda. Tras la conquista musulmana de la península ibérica en el 711, Cataluña se encontraría también en la España árabe. Iniciada la reconquista, Barcelona y Gerona pasarían durante unos 200 años a la Marca Hispánica,  aún estando la Península Ibérica dividida entre reinos cristianos y el califato árabe, se llamaba España tanto a los territorios árabes como a los cristianos, con el Condado de Barcelona entre ellos, y en el 1137 ya se produce la fusión del condado de Barcelona a la Corona de Aragón. Las coronas de Castilla y Aragón se unen con el matrimonio de los reyes católicos en el 1469, ya denominándose reyes de las Españas. Por tanto la historia nos dice que Cataluña no fue nunca nación. 

Los independentistas sostienen que hay que superar la Constitución de 1978 porque es "hostil a los catalanes", y pretenden derogarla basándose en los 1.9 millones de votos a partidos independentistas en las elecciones autonómicas, (planteadas como plebiscitarias) de 2015: un 47,7% de los votantes. Pero la Constitución fue apoyada por 2,7 millones de catalanes, el 91,9% de los que votaron en el referéndum de diciembre de 1978. Fue, junto a Andalucía, la comunidad que más respaldo dio a la Constitución. ¿Se puede modificar, actualizar a los nuevos tiempos? Naturalmente que sí, pero nunca a la conveniencia de unos pocos porque, para ello, hay que contar con todos los españoles, que creo, también deben expresarse. El derecho a decidir no sólo corresponde a Cataluña.

Con respecto al pacto fiscal, los famosos 16.000 millones e € que anualmente pierde Cataluña, sólo se obtiene mediante el inflado cálculo de la balanza fiscal llamado "flujo-monetario"; no se han tenido en cuenta la porción del gasto estatal que se produce en los ciudadanos de todos los territorios españoles, es decir, lo que corresponde a gasto militar, política exterior, competencias no transferidas, etc., que benefician a todos los españoles. Los resultados de las balanzas fiscales autonómicas muestran en términos PIB, que los madrileños transfieren el 1,32% de su PIB al estado, el doble que las Baleares (0,7%) y casi cuatro veces más que los catalanes (0,36%). Por tanto, la queja de que Cataluña es discriminada no se sustenta. Y sobre la denuncia del déficit de inversión en infraestructuras públicas, un informe elaborado por la Fundación BBVA, Cataluña es la autonomía que acumula mayor inversión absoluta.

Cataluña implica actualmente el 18% del PIB español, y Barcelona es el principal centro industrial de España, del que parten el 26% de las exportaciones de todo el Estado. Hoy día, el puerto de Barcelona tiene las mejores infraestructuras del Mediterráneo en la logística de contenedores, y actualmente es el único puerto de España conectado en ancho europeo con Francia. La conexión ferroviaria internacional de Cataluña es, junto con Madrid, la mejor de España. Se puede circular en AVE desde Barcelona a París y su red de carreteras y autopistas es posiblemente la mejor de España, aunque muchas de ellas sean actualmente de peaje, algo que podría cambiar cuando la Generalitat dejase de mantener estas concesiones. Y Cataluña dispone de seis aeropuertos. El aeropuerto de Barcelona-El Prat, es el segundo de España en el total de mercancías y personas y la puerta aérea en España para el comercio del Mediterráneo, Europa del Este, Oriente Medio y Asia. Se encuentra integrado en una plataforma logística única en toda Europa. Esta descripción muestra que el agravio comparativo en la inversión de infraestructuras que aquejan los independentistas, carece de sentido.

Todo esto es algo que se sabe de sobre tanto en la Generalitat como en el Gobierno central, pero aún así están buscando la crispación de los ciudadanos con el proceso soberanista. Se han atrincherado en sus posiciones; unos aplicando sólo la ley, sin dar salida a una negociación dialogada, y los otros, esgrimiendo ese deseo irrefrenable de poder que significa el independentismo. España es uno de los países más antiguos del mundo, y parte del mundo se le debe a España. No dejemos que unos políticos corruptos, de una y otra parte, que han intoxicado este país, nos intoxiquen también a nosotros.  

Miguel F. Canser