jueves, 24 de septiembre de 2009

MENTIR EN POLÍTICA

La visión que tiene el ciudadano de a pie sobre nuestra clase política, es decepcionante. El distanciamiento y el descrédito que parece existir entre unos y otros es cada vez más evidente. Vivimos en una sociedad resignada, desesperanzada y carente de motivaciones. El ciudadano cada día recela más y se fía menos de las promesas que hacen los políticos, porque se fabrican un mundo exclusivo para ellos: se fijan sus sueldos con independencia de la situación económica de sus conciudadanos; sus derechos de recibir pensiones es la mitad exigente que para cualquier trabajador y viven en su mundo, con sus estadísticas sobre el pulso social en otra dimensión, muy alejados de la realidad de la calle. Además, es notoria la creencia generalizada de que nos mienten casi siempre, que dicen siempre lo políticamente correcto, pero que su verdadera intención es otra.

Dicen que fabricar mentiras es labor diaria del creador de imagen; hacernos creer queun detergente quita todas las manchas sin esfuerzo es su trabajo, aunque no sea verdad. Los partidos políticos contratan a equipos publicitarios para dar credibilidad a cualquier argumento, promesa electoral, etc. Su esfuerzo consiste en que el receptor se identifique con el discurso del emisor y una vez conseguido este propósito, la mentira política se reproduce socialmente; así, una mayoría social está satisfecha y sus dudas e incertidumbres desaparecen.

Descalificar un buen nombre bajo la acusación de corrupto no requiere mucho esfuerzo. Lanzar un rumor y posteriormente divulgarlo tampoco es complejo. Todo vale y no existe código ético. Se pasan todo el día desmintiendo y contraatacando. Sin embargo, la fabricación de la mentira en política, está obligada a superar la prueba del tiempo; debe perdurar, no puede tener vida efímera pues perdería legitimidad. La necesidad de creerse la mentira forma parte de la trama. Es necesario repetir, de manera consistente, el argumento hasta lograr el objetivo.

La mentira política, responde a una voluntad consciente, deliberada, de ocultar datos y pruebas; sobre todo si debilita al enemigo: gobierno, oposición, grupo de presión, etc. Ejemplos de lo dicho: el falaz argumento, esgrimido por el “trío de Las Azores”, de posesión de armas de destrucción masiva en manos de Sadam Husein en Irak. La manipulación, a la hora de informar, sobre la autoría del atentado de la estación de Atocha del 11 de marzo de 2004. Convencer a la población española y mundial de que había sido ETA, permitía una rentabilidad política en momentos de elecciones generales. Ignorar, antes de la elecciones generales de marzo de 2008, e intentar convencer, incluso prometer un desarrollo económico importante, cuando realmente se avecinaba una crisis profundísima a nivel mundial, denota la dignidad política del Sr. Zapatero. Si me dicen que no sabían lo que se nos venía encima, peor por su falta de previsión y su incapacidad; prohibir entre sus allegados, pronunciar la palabra crisis utilizando otras de gran equilibro imaginativo, para no desdecirse del discurso anterior.

La verdad, identificarse hoy con las medidas económicas y el discurso del Sr. Zapatero es sinónimo de falta de cultura, formación y criterio propio. Sus mensajes no se sostienen y van destinados a regalar los oídos de sus incondicionales. Los sindicatos, llamados de clase, que viven del cuento y de las subvenciones, estarían en la situación actual, de huelga permanente. En Francia, con un paro del 9%, le montaron a Sarkozy una huelga general. Está claro que el mal se interpreta de distinta manera, dependiendo de donde venga. Recientemente ha dicho: “hemos sabido decir no a los poderosos”. ¿A quienes a dicho no?, ¿cuándo?, ¿dónde? Me gustaría que diera algunos nombres y ejemplos. Que yo sepa, ayudó a los poderosos (bancos). ¿Acaso la mentira es impune en política? ¿Hasta cuándo? Reconozco que, personalmente, del desconcierto paso a la carcajada.

La mentira mata la verdad, mina las relaciones humanas y la dignidad de las personas. Los políticos y el Estado, no deben tener reglas morales distintas a las de la ciudadanía. Un proverbio chino dice: “La primera vez que me engañes, la culpa será tuya, la segunda será mía”. A buen entendedor…….

Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com