jueves, 1 de septiembre de 2016

TONTÓCRATAS SOLEMNES

Cuando escribo este artículo, se acaba de firmar el acuerdo de investidura entre el P.P. y C´s., y aún no se ha reunido el parlamento para saber si el Sr. Rajoy alcanzará los apoyos necesarios para formar gobierno. Los demás partidos no están por la labor y ya han anunciado hasta la saciedad, su no a Rajoy. Cabe la duda o sospecha que, al final, sino el PSOE al completo, sí parte de sus diputados votarán absteniéndose para que el gobierno actual deje de estar en funciones. Mucho he criticado la repetición de las llamadas a las urnas porque a nuestros políticos no les gusta ceder en nada. Quieren ir de sobraos. No desean compartir con otras formaciones el diálogo y la negociación. Y los ciudadanos les hemos dicho que se acabaron las mayorías absolutas, la aplicación del rodillo, la política única. Pero no quieren enterarse porque, si no lo remedian, acabaremos nuevamente acudiendo a votar el día de Navidad. Un día en el que, la mayoría de la gente, se traslada para pasarla junto a sus familias, con gran afluencia de desplazamientos, sin contar a las personas que, ese día, deben acudir a las mesas electorales después de una feliz Nochebuena. ¿Serán capaces de robarnos la Navidad?

          Mientras tanto, y beneficiados por la inseguridad en países africanos, se han batido en España todos los récords históricos en el sector turístico, la primera industria de nuestro país, tanto por la llegada masiva de extranjeros como por la fuerte recuperación de la demanda nacional. Al mismo tiempo, el gasto en consumo también experimenta un saludable crecimiento, como refleja el INE. Son sólo dos indicadores de la mejoría que tiene una incidencia directa en eso que se da en llamar la economía real. Pero, en contraste, los españoles están seriamente preocupados por el deterioro de la situación política en la que queda claro el hastío ciudadano por la incapacidad que está demostrando nuestra clase dirigente para garantizar la gobernabilidad y permitir la formación de un nuevo Ejecutivo (del signo que sea) que encare los retos urgentes. Incluso hay quien se pregunta si, verdaderamente, es necesario un gobierno. En Bélgica estuvieron sin gobierno más de año y medio, y su economía repuntó favorablemente. Pero sí, la transitoriedad nunca es buena. Aunque, en este país, hay que distinguir entre la España real y la España de los políticos.

          Parece que los tontos-políticos dominan el mundo y así nos va. Siempre he creído (ahora ya no) que el poder debería estar en manos de los mejores y más preparados. Los que tienen el poder ahora demuestran cada día que son incapaces de solucionar los problemas del mundo, pero en lugar de reconocer sus enormes limitaciones y su fracaso, se niegan a rendir cuentas de sus errores y de los daños que causan desde el poder. No sólo no reconocen sus fracasos, sino que ni siquiera piden perdón. La respuesta de los tontos-políticos es la arrogancia y el mundo, de la mano de fracasados e ineptos, camina hacia donde camina. 

          Tipos como González, Aznar, Zapatero y Rajoy, mandamases de los españoles en las últimas décadas, son hoy tontócratas solemnes. Los tres primeros han perdido, cada uno por diversos motivos, el respeto y la fama, mientras que Rajoy exhibe un presente lamentable y triste: ni tiene amigos, ni consigue el aprecio de la ciudadanía, ni sabe dialogar, ni es capaz de formar un gobierno (si no es por la iniciativa del Sr. Rivera), a pesar de que le faltan apenas una decena de diputados. La política española demuestra cómo miles de profesionales se quedan estancados y empiezan a declinar justo cuando alcanzan el nivel de su incompetencia.  Nadie duda que Rajoy sea un buen registrador de la propiedad, pero como político es un desastre que reúne carencias y vicios que le inhabilitan para el liderazgo: indolencia, pasividad, incapacidad de transmitir, torpeza para despertar entusiasmo, imposibilidad de agitar, nulidad para trazar metas ilusionantes y objetivos comunes. Sí, ya sé, alguno me dirá que le han votado casi 8 millones de personas. Pues no, aquí se vota un proyecto político, un parlamento. Y es ése parlamento quien designa al Presidente del Gobierno. Que yo sepa, todavía no tenemos listas abiertas para designar a las personas con nuestro voto salvo en el Senado.

La estupidez domina un mundo donde lo que da fama y dinero, como todo el mundo sabe, no es la cordura ni la cultura ni la inteligencia, sino el impacto visual y presentar modelos de vida que permiten ganancias, aunque estén desprovistos de ética y grandeza. 

Miguel F. Canser