jueves, 1 de diciembre de 2022

HONESTIDAD


 La honestidad es hablar y actuar con sinceridad, es más que no mentir, engañar, robar o hacer trampas. y actuar con sinceridad, es más que no mentir, engañar, robar o hacer trampas. Implica mostrar respeto hacia los demás y tener integridad y conciencia de sí mismo.  Es un valor moral fundamental para entablar relaciones interpersonales basadas en la confianza, la sinceridad y el respeto mutuo. Una persona que actúa con honestidad, lo hace siempre apoyada en valores como la verdad y la justicia, y no lo antepone a sus propias necesidades o intereses. Es una persona apegada a un código de conducta caracterizado por la rectitud y la honradez. La honestidad verdadera debería estar presente en todos los aspectos de la vida de una persona; se manifiesta socialmente, pero también en el entorno íntimo del individuo, de su vida misma, de su comportamiento coherente, donde sus acciones son consecuentes con lo que piensa, dice y predica.


Desgraciadamente, nuestro mundo no es un ejemplo y virtud de honestidad. Nuestra interacción con los demás: en el trabajo, en el tráfico, en nuestra comunidad, en los estudios, no digamos en política. Como seamos aquí, así seremos en nuestra vida más íntima, en nuestras relaciones afectivas, de amistad y familiares; y en aquéllos aspectos de nuestra vida que no estamos obligados a compartir con los demás: nuestros sentimientos, gustos e intereses. Un individuo honesto, en definitiva, es ante todo, honesto consigo mismo y no se traicionará a sí mismo. Informar al vendedor que se ha equivocado a nuestro favor con el cambio (aunque casi nunca se equivocan en su contra), devolver a la persona el billete que se le acaba de caer sin notarlo, cumplir con nuestras obligaciones aún cuando nadie nos vaya a gratificar por ello, vigilar nuestras palabras en la medida en que éstas puedan herir o afectar a terceros, guardar discreción, asumir la responsabilidad de nuestros errores, rectificar y corregir cuando sea necesario, ser leales y transparentes en nuestras relaciones con los otros; todo ello no es sino una breve enumeración del largo catálogo de acciones donde podemos manifestar activamente nuestra honestidad.


El deterioro, en cuanto a valores morales nos referimos, es cada vez más marcado en el mundo entero, en la sociedad. Tiempo atrás, la palabra lo era todo. No había necesidad de más. La conciencia, la reputación, la dignidad y la ética eran los pilares donde la honestidad se cimentaba y se creía en la gente. Con el paso del tiempo y la evolución de las sociedades, cosas como la ambición, el poder, el dinero, el status, la codicia y el éxito, empezaron a corroer eso que antes estaba al otro lado de una pared impenetrable. Hoy en día, hemos llegado al extremo donde el concepto de honestidad, se tiende a relativizar de tal manera, que como bien dicen, “el fin justifica los medios”.


El camino fácil se ha instaurado como la mejor manera de llegar a lo que se quiere llevándose por delante ética y valores. ¿Qué está pasando con nuestra sociedad?, ¿en qué momento empezó a ser más importante tener dinero que tener dignidad?, ¿en qué momento empezó a ser más importante quedar bien ante los demás, y fallarnos a nosotros mismos? Básicamente se ha dado un cambio de valores , que influye desde el momento en el que criamos a nuestras nuevas generaciones. Antes la palabra, la sociedad, la ética, el respeto y la autoridad eran valores; pero ahora lo que importa son el éxito, la competitividad, la mayor productividad y la perfección. Teniendo en cuenta que los seres humanos perseguimos ser aceptados por los otros a toda costa, nos adaptamos a los valores que generan aceptabilidad. Por eso hoy, ser el mejor y la necesidad de éxito, hacen que todo valga. En este ambiente de individualidad, los valores como el honor y la autenticidad, cada día están más perdidos.


Ya estamos inmersos en plenas fiestas, ya huele a Navidad, ya nos llueven los abrazos y los buenos deseos; sin embargo, ese despliegue de ternura, solidaridad y generosidad que tan poco nos cuesta mostrar en esta época del año, quizá no haya sido lo mismo el tiempo vivido anteriormente. En este mundo marcado por la turbulencia, por la inseguridad, por las tensiones de la lucha diaria para sobrevivir, existen unos momentos donde podamos encontrar un espacio de conciencia, alrededor de un éxito incluyente que genere ganancias, no sólo para un individuo, sino para quienes están a su alrededor. Siempre hay una esperanza de cambio.


Miguel F. Canser

www.cansermiguel.blogspot.com







lunes, 31 de octubre de 2022

UN MERCADO PERSA


En estos días se han debatido y aprobado los presupuestos generales para 2023 que se han convertido en eso, en un mercado persa: El paso solemne del "califa" visitando el mercado, la llegada de los camelleros al paso majestuoso con sus iphones nuevos, los malabaristas y encantadores de serpientes y, cómo no, el canto que nadie atiende de los mendigos. Porque los presupuestos son eso: un mercado donde se intercambian no productos, pero sí un "tú me concedes estos y yo te doy mi voto favorable". Dicen que estos presupuestos son los que más carga social tienen, que van destinados mayoritariamente a la gente más necesitada y a la clase media. Bien. No seré yo quien critique eso, al contrario. Ahora bien, el Gobierno quiere recaudar 200.000 millones entre IRPF e IVA (impuesto al consumo). Para el año 2023 espera recaudar 13.000 millones más; es decir, al final, la recaudación sube un 7,7% por no deflactar y poner fin al plan anti-crisis; y ha limitado su rebaja fiscal sólo a los asalariados inferiores a 21.000€ y deja a la clase media sin paraguas hasta el IPC.

El aumento fiscal es significativo para poder hacer frente a los gastos previstos que son muchos. La subida de las pensiones al ritmo de la inflación --aunque como pensionista me beneficia-- no deja de ser preocupante porque para que se produzca, el Gobierno tiene que recaudar más impuestos. No hay que dejar de lado que, en este País, somos más de 9MM de pensionistas y que el año 2023, es año electoral. Pero, echemos un somero vistazo a las partidas presupuestarias: En el apartado IRPF, se quiere conseguir 8.083 millones más (7,7%), en el IVA, que grava el consumo, 782 millones más (7,7%); luego está el impuesto de sociedades que esperan recaudar 2.000 millones más que, curiosamente, es otro 7,7%; lo que significa que los ingresos tributarios, contando con otros impuestos, supondrán 18.710 millones de euros más que 2022. Sí, es otro 7,7% más.

En toda economía, ya sea familiar o de cualquier negocio, existen unos ingresos y unos gastos aunque siempre se pretende que los ingresos, sean superiores a los gastos por aquello de guardar o tener un colchón para imprevistos. Pues bien, en los presupuestos presentados, algo inaudito, los gastos superan a los ingresos. Concretamente, los ingresos se estiman en la cantidad de 389.000 millones (3,4% más) y los gastos serán de 584.000 millones (10,7% más). Lo que ha sucedido en este País en un lustro (5 años), desde 2018 a 2023, y sin entrar en quién gobernó en ese tiempo, es que los impuestos han subido un 41,53% que es una auténtica barbaridad. Ya sé que en el 2020 hemos sufrido una pandemia, el volcán de La Palma, que estamos inmersos en una guerra que nos afecta, una economía al borde de la recesión; pero, un 41,53% me parece una exageración. Para no aburrir, sólo indicar que la mayor partida de los presupuestos se la lleva el apartado pensiones (191.000 millones, un 11,4% más), seguido por Defensa (12.300 millones - 25,8% más), I+D+I y Digitalizaciones (16.000 millones - 22,8% más) esto último, totalmente necesario.

Decía al principio que estos presupuestos se habían convertido en un mercado. Un mercado donde se intercambian concesiones y permanencias. No entiendo cómo unas comunidades (Euskadi y Navarra), que no participan de dichos presupuestos, porque tienen un concierto económico distinto; es decir, que ni les va ni les viene, tienen que dar su aprobación o no a los mismos, que sí nos afectan a los demás ciudadanos españoles. ¿Tienen que decidir ellos dónde y cómo debemos gastar nuestros dineros, pero nosotros el de ellos no? Votan a favor o en contra, dependiendo de lo que les concedas, aunque los presupuestos no les afecten. ¿Era necesario modificar, deprisa y corriendo, las penas de sedición antes de aprobar los presupuestos?, ¿no hubiera sido mejor posponer modifica la ley posteriormente? Esta claro que era una exigencia independentista como condición para votar favorablemente.

No se pueden hacer unos presupuestos donde los gastos sean superiores a los ingresos, Eso es de primero de economía, no lo hace nadie, y sin establecer unas prioridades de gasto. ¿Hay que gastar lo que sea necesario? Rotundamente sí, pero no sin saber si la estimación de ingresos va a ser la que se presupuesta. Lo que siempre son seguros son los gastos, de ahí la subida que todos deberemos afrontar. Según el economista Niño Becerra, se estima que con estos presupuestos, cada españolito de a pie, incluidos los nacidos en 2022, heredamos una deuda de 30.000€ por habitante. Los impuestos son necesarios para mantene una sociedad próspera y equitativa, pero ¡¡jolín!!.

sábado, 1 de octubre de 2022

ASÍ SE PIERDEN LAS ELECCIONES


Existe una preocupación candente en toda Europa por los últimos resultados electorales donde están imperando las derechas. Y, ¿por qué el voto cambia de un lado a otro? La gente está muy harta de ciertos políticos, muchos han dejado de acudir a las urnas porque no confía en ellos. La abstención empieza a preocupar. Eso de mirar y leer los distintos programas electorales está muy bien, pero no sirven de referencia, ya que nos tienen acostumbrados a no cumplirlos ninguno. Sencillamente “se sirven del pueblo para llegar al poder y, una vez allí, se olvidan de él”. Esta opinión la comparten muchos miles de ciudadanos, de una inmensa mayoría silenciosa, que no les interesa saber de qué partido es la persona que les gobierne, sino que contraiga el compromiso de trabajar por el bien de todos, siendo consecuente con la responsabilidad adquirida, con el cumplimiento de las promesas que hizo en período electoral, y con la única visión de servir a los demás, y no servirse para sus propios fines, ideología, o intereses de partido.

 

         Las elecciones no se ganan con los votos de los profesionales de la política, ni con los incondicionales de los distintos partidos, ni tampoco con los periodistas con cierta ideología, cuando no a sueldo, de ciertos ideales políticos. Se ganan o se pierden con los votos de esa inmensa mayoría que no es tonta, que tiene memoria, y no se deja manipular fácilmente aunque no se manifieste. Me refería antes a la abstención. Aquí se sabe que, aunque existe el voto en blanco, forma de votar para los que no confían en nadie, éste no sirve para nada pues ya se han preocupado los políticos de legislar, para que se lo repartan los más votados. Considero que si el porcentaje de votos en blanco, por ejemplo, suponen uno o dos escaños, éstos deberían quedar vacíos, porque así lo han querido las urnas. Pero no, de ahí la abstención, en fin, allá ellos. 

 

         Todos prometen ciertas cosas que, cuando llegan al poder se olvidan de realizarlo, bien porque sus socios de gobierno se lo impiden, o porque han prometido cosas que ya sabían antes, que no iban a cumplir.  Cuando se asegura que nunca se asociarán con cierto partido, y se hace lo contrario, cuando se asevera que los impuestos no se pueden retocar a la baja, porque se lo impide Bruselas, y se bajan (podían haberlo hecho antes)

porque se acercan las elecciones, cuando se critican las puertas giratorias para después hacer tú lo mismo, cuando persiste y no se corrige una ley de ocupación injusta, que protege más al okupa que al propietario; cuando no existe un mínimo de autocrítica y de humildad: se han cometido múltiples errores durante la pandemia que, no sólo no se han reconocido, sino que se han vanagloriado de su gestión, cuando se ha triplicado el gasto político con 22 ministerios y nombrando a excesivos consejeros y cargos de confianza, cuando la deuda pública alcanza ya unos niveles insoportables, a pesar de una recaudación de impuestos histórica, y no se mejora la calidad de vida de los ciudadanos,  etc., etc.

 

         Y no podemos olvidarnos de nuestro Congreso de los Diputados, porque cada sesión parlamentaria, cada debate de proyecto de ley, cada acto institucional, se hacen palpables los oídos sordos ante los argumentos del contrario que es lo que impera en todos los feudos políticos; y aquí, incluyo a todos los partidos. Cada sesión será para prorrogar el actual estado de cosas, con un Gobierno partido en dos, con los “socios” que apoyaron hace años la moción de censura contra Rajoy en continuas exigencias. La sociedad, con administrar un mínimo de análisis político, así lo demuestra en las distintas encuestas.

 

         No hacía falta contratar a Iván Redondo para deducir que, antes de liquidar a tu principal adversario electoral, debes encargarte de comprobar que su sustituto no será más lesivo para tus intereses. No se reparó en que la distancia a las elecciones, empequeñecía a un inflamado Pablo Casado, que ni siquiera entusiasmaba al numeroso gentío que asistían a sus mítines. Las frases más escuchadas –mayoría silenciosa-- en las tertulias de bar, en conversaciones de vecinos y en confidencias de amigos es: “No podemos seguir así”. Vivimos en un mundo cabreado, donde la insatisfacción está muy presente. La gente está muy mosqueada porque esto no hay quien lo aguante: subida de precios desmesurada, crisis económica, crisis política, crisis moral y social…Esto es lamentable…. “Rectificar es de sabios”.

 

Miguel F. Canser

www.cansermiguel.blogspot.com

 

 

 

 

 

sábado, 27 de agosto de 2022

EL GANADOR DE LA GUERRA


 Cuando me pongo a escribir este artículo, se cumplen 6 meses de la invasión de Rusia a Ucrania. Seis meses de guerra donde han muerto más de 50.000 personas, con seis millones de refugiados o desplazados; una auténtica barbarie que nunca puede estar justificada políticamente.  Tras muchos avances y retrocesos que han ido reconfigurando el mapa de la guerra en este tiempo, las posiciones se han mantenido relativamente estables desde hace meses, en una guerra de desgaste que se sostiene en gran medida con el apoyo de Occidente. Medio año después, seguimos sin ver el final a un conflicto cuyas implicaciones a nivel mundial ya se han demostrado enormes.

 

              Después de la caótica desbandada de EEUU de Afganistan, los talibanes han vuelto al poder. Miles de colaboradores afganos fueron abandonados a su suerte; al final, EEUU perdió la guerra en aquel país. Económicamente ya no interesaba estar ahí, y la población estadounidense, estaba harta de conflictos bélicos que no reportaban nada positivo. También la Unión Soviética, anteriormente, perdió la guerra en ese mismo sitio. Y entonces llegó la guerra de Ucrania, un país en el que EEUU llevaba años trabajando para alejarlo de Rusia y anclarlo en el bando de las llamadas democracias liberales. El resultado es que, sin haber disparado una sola bala, EEUU va camino de erigirse en el gran ganador de la contienda. Se ha demostrado que Rusia es un gigante con pies de barro en el terreno militar, y que tendrá sus alas cortadas mientras duren las masivas sanciones impuestas sobre su economía.

              Y el perdedor, por ahora, es la Unión Europea sobre todo en el sector energético. Y EEUU no ha tardado en postularse para llenar parte del vacío que dejará en el continente su mayor suministrador de gas y petróleo. Eso sí, a unos precios mucho más elevados de lo que antes Europa destinaba para ello. Hoy, en este momento, sólo vemos un ganador, EEUU, que ha conseguido varios objetivos: Innumerables sanciones a Rusia, bloquear el gasoducto Nord Stream2 y detener la colaboración entre Alemania y Rusia, proponerse ante Europa como proveedor alternativo de gas, aumentar el control sobre Europa, y hacer la guerra enviando sólo armas y no soldados. La guerra contra Rusia la libran los europeos, especialmente los ucranianos y los países de Europa del Este en general. El origen de toda guerra, al final, no deja de ser un motivo comercial y económico y EEUU está “combatiendo” para eliminar a Rusia como principal proveedor de energía, erigiéndose él como principal suministrador a costa, eso sí, de debilitar económicamente a Europa. El euro cotiza ya casi por debajo del dólar.

 

         Quien pagará el precio más alto de esta crisis será Europa. No sólo subirán las facturas y muchas empresas se verán obligadas a cerrar, sino que también están subiendo, muy alarmantemente, el precio de todos los productos, dejaremos de ser competitivos en el mercado mundial, que nos llevará a, ojalá no sea así, a una gran recesión. Esto frenará las exportaciones. Parece que los gobiernos europeos se han puesto de rodillas ante Washington, sacrificando inexplicablemente sus propios intereses, cuando deberían hablar con todos los actores, y encontrar una solución pacífica y razonable para todos, con la denuncia y repulsa por la invasión de Ucrania, pero sin inclinarse sin condiciones hacia las tesis de EEUU. Nadie, y mucho menos la población ucraniana, se beneficiarán de esta guerra, salvo EEUU. Por eso la declaración de Europa por la Paz de 2007 decía: “Europa no debe apoyar ninguna política que arrastre al planeta hacia la catástrofe: está en juego la vida de millones de personas, el futuro mismo de la humanidad”.

 

         La gente quiere vivir en paz, aspira a la cooperación entre los pueblos y empieza a darse cuenta de que todos formamos parte de una gran familia humana. El desarrollo de la ciencia y la tecnología pueden garantizar una vida digna para todos, pero la codicia de unos pocos, está frenando el camino de la evolución humana. Si no se quiere la guerra, hay que dejar de hacerla. Los dirigentes europeos son incapaces de detener la avalancha, mientras que harían bien en escuchar las demandas de sus pueblos. Sin embargo, sea cual sea el punto de vista. las interpretaciones y los análisis de cada uno, esta guerra debe detenerse inmediatamente, La guerra pertenece a la prehistoria, ¡Construyamos la paz!

Miguel F. Canser

www.cansermiguel.blogspot.com



 


 

viernes, 1 de julio de 2022

LA CRISIS QUE VIENE


 No hacen falta muchas más señales para pensar que la economía no va del todo bien. A la inflación al alza en los últimos meses, los precios de la energía subiendo sin parar a pesar de las medidas del Gobierno, la guerra de Ucrania, o la caída que han tenido las bolsas o las criptomonedas, la inminente subida de los tipos de interés, parece que hay pocas cosas que estén bien. Vamos, que la cosa no pinta bien. ¿Han perdido ustedes la capacidad de ahorro?, ¿les preocupa un mundo en el que salimos de un problema y nos metemos en el siguiente? Mientras discutimos por cosas banales como los cambios que proporciona la cirugía estética, espionaje, cotilleos diversos, si debemos comer más o menos carne, o nos peleamos por repetitivos mantras ideológicos, sin abordar y poner remedio a lo que estamos pasando y lo que está por venir, es muy probable que nos acerquemos a un abismo donde algunos se lo van a jugar todo.

 

         El año 2023 va a traer una crisis económica sin precedentes progresiva y en ráfagas. Según algunos expertos las bolsas europeas van a sufrir un colapso con la idea del cambio de modelo productivo como telón de fondo y debemos estar preparados para ver si estos vaticinios se cumplen. La negación de la crisis será un slogan político que no nos debería sorprender. Miremos los síntomas. La Federación Española de Bancos de Alimentos, siempre a pie de calle, espera un incremento inmediato de la demanda del 20%. Los diferentes subsidios no dan más de sí. Cada vez hay más gente que no llega. La pobreza energética ha desaparecido de los debates principales en los medios de comunicación, pero no hablar de ella no hace que desaparezca. Algunas voces anuncian un intento de los gobernantes para reducir el consumo. Será otro síntoma. Habrá una excusa ecológica y un fin económico: intentar no subir los tipos de interés (que subirán), bajar impuestos, recortar el gasto público. ¿Se lo creen? Yo no. Y, ¿a quién le tocará pagar el pato?, ¿se lo imaginan? Yo sí. No olviden que 2023 será un año de elecciones generales, año de promesas y mentiras. Mal año para una crisis. Los que mandan estarán pendientes de lo suyo, no de los nuestro. Agárrense porque vienen curvas.

 

         Hace pocos días he estado de vacaciones. Los hoteles, --que no son baratos-- a tope, las carreteras, con el precio de los carburantes, atestadas de coches, en los restaurantes la gente hace cola para que le den una mesa, y los chiringuitos de bebidas, no dan abasto. Vivimos el presente sin querer saber nada de lo que pueda venir. Estamos con tantas ganas de salir, de olvidar esos dos años de pandemia (que aún existe), que no nos resignamos a disfrutar. Pero las crisis no llegan de golpe, vienen en forma de ráfagas y duran mucho tiempo, arrastrando a más gente y será el próximo año cuando lo notemos más y sufriremos las primeras consecuencias de una malísima gestión que la pandemia nos está dejando. Recuerden lo ocurrido en la crisis del 2007, cuando el sistema financiero cayó tras el pinchazo de las hipotecas, provocando en las economías la llamada “Gran Recesión” y que España tuvo el punto más álgido de la crisis cinco años después. Distintos analistas económicos creen que factores como la guerra de Ucrania y las repercusiones económicas de la pandemia, crean un fuerte argumento de que el mundo verá una desaceleración económica en un futuro próximo. A la pandemia se ha sumado que los niveles de deuda de los gobiernos ya eran muy altos y ya, entonces, había problemas en la cadena de suministro.        

 

         Lo que pasará en el futuro es totalmente incierto, pero no será bueno. Y ahora la guerra en Ucrania, iniciada por un hombre que quiere corregir los errores del pasado, al menos lo que él considera errores. Un hombre cuyas ventas de gas han calentado nuestros hogares durante décadas. El presidente de un país que lo tendría todo para ser una superpotencia sin invadir otros países: muchas materias primas, gente bien educada, una gran cultura. Pero a él le faltó algo: los millones de ingresos procedentes de la venta de materias primas no se usaron para llevar al país a la vanguardia de la tecnología. En cambio, los jefes de esas empresas -llamados oligarcas- compiten por el yate más lujoso, la propiedad inmobiliaria más valiosa o el club de fútbol más caro.

 

         Occidente se preocupa por sus industrias, que dependen en gran medida de estos combustibles fósiles. Los europeos temen al próximo invierno, porque sus casas podrían quedarse frías, los precios de prácticamente todos los productos, se disparan y no dejan de subir y lo que ya ha subido, no va a volver a bajar. Esto es sólo el principio. Está claro que la guerra debe parar, ojalá de forma inmediata. Pero, ¿aislar a Rusia del comercio mundial a largo plazo? Muy difícil. ¿Resolver los problemas del mundo (el cambio climático, por ejemplo) sin Rusia? Es difícil de imaginar. Sólo puede hacerse con Rusia, pero con una Rusia sin Putin. Además, China está ahí. Y es que la mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas, que en afrontarlos.

 

         Miguel F. Canser

         www.cansermiguel.blogspot.com

 

 

 

        

 

miércoles, 1 de junio de 2022

¿ES REAL EL IPC?

 

El Índice de precios de consumo (IPC), es una medida estadística de la evolución de los precios de una representación de los bienes y servicios más comunes, que consume la población residente en viviendas familiares en España, y el encargado de elaborar mensualmente el cálculo es el Instituto Nacional de Estadística (INE), que se publica a mediados del mes siguiente al que se realiza el mismo; sin embargo, el último día de cada mes, se publica el dato adelantado. La precisión con que se realice esta medición, depende de dos cualidades básicas: la representatividad y la comparabilidad en el tiempo. El INE cuenta con más de 200 trabajadores que se dirigen cada mes a los mismos establecimientos comerciales, distribuidos por todo el territorio nacional, para rastrear la evolución de los precios en España que, junto a otra información que el organismo recaba directamente de algunas empresas, elaboran el IPC que ahora es la principal preocupación del país en el plano económico.

 

         Los datos facilitados en Marzo, indicaban un IPC del 9,8% y el correspondiente a abril nos señalaba una bajada de 1,5 puntos respecto al mes anterior, situándolo en el 8,3%. La sorpresa por esta bajada del mes de abril, ha sido muy comentada en distintos foros económicos pues muchos creían que el dato superaría los dos dígitos. Nos dicen que el motivo de esta bajada se debe a que la vivienda, ha tenido una variación del -7,7% con una repercusión de 1,168, consecuencia de la bajada de los precios de la electricidad en ese mes, aunque hayan experimentado una notable subida los precios del gas y los combustibles para la calefacción. Hay que tener en cuenta que el INE no utiliza los precios del mercado libre para el cómputo de electricidad en el IPC, a pesar de que más del 60% de los hogares en España tienen este tipo de contrato.

 

         La incredulidad ha sido lógica. No hay más que salir a la calle a consumir, para sospechar que el coste de la vida esté, quizá, por encima de lo que asegura el INE. El IPC tiende a suavizar el efecto de la inflación en los ciudadanos, porque pone bienes y servicios de consumo diario en la misma cesta con los de compra esporádica. Incluye referencias y ponderaciones que reducen el coste real de la vida, y no tienen en cuenta otras variables fundamentales como los precios del alquiler; y esto da a entender que está diseñado de manera, que la cesta no refleje la severidad de las subidas de muchos bienes y servicios esenciales.

 

         Además, hay que tener en cuenta que las rentas más bajas no consumen lo mismo que las más altas o que los jubilados, por lo que la desviación es notable para cada uno de ellos. No obstante el INE intenta que sus cálculos sean lo más certeros posibles sin olvidar que se trata de una estadística. Para el cálculo del IPC se analizan 210.000 precios al mes y cada cinco años, el INE saca de la cesta unos productos y mete otros, dependiendo de los hábitos de consumo. Por ejemplo, se incorporaron las suscripciones a plataformas de cine (Netflix, Amazón, etc.) y el café de cápsulas y se eliminaron las cámaras de video. Este año, se han incluido las mascarillas y se ha eliminado el MP3 entre otros muchos artículos. Pero, ¿por qué percibimos que la vida está más cara que ese 8,3%? Puede ser porque cada uno, tenemos nuestro propio IPC y porque percibimos más los precios que suben que los que bajan. ¿Es que hay productos que han bajado este año?

 

         Los elementos que se incluyen para conocer el dato de IPC corresponden a más de 400 artículos que consumen las familias, clasificados en 12 grupos, cada uno de los cuales recibe una ponderación según el porcentaje del presupuesto familiar que se destina a su compra. Dichos grupos se componen de alimentación y bebidas no alcohólicas, transporte, vivienda, hoteles, restaurantes, ocio y cultura, vestido y calzado, menaje, medicinas, comunicaciones, bebidas alcohólicas, tabaco y enseñanza; además de otros no contenidos en lo anterior. Y la ponderación no es más que una media aritmética: Suma el precio de todos los artículos y lo divide entre el número de grupos que lo componen.

 

         No es fácil elaborar un IPC real al usar una cesta base fija, que no tiene en cuenta las substituciones de bienes que realizan los consumidores como respuesta a cambios de precios, ni que algunos productos, no han subido pero ha mermado su contenido. Tampoco se incorporan nuevos bienes hasta que se efectúe una actualización en la cesta de productos. No incorpora una medición del precio real de la vivienda en propiedad y, sobre todo, no se tiene en cuenta la economía sumergida que ya tiene una consideración importante en nuestra economía. La variación del IPC es, simplemente, el ratio de la inflación.

 

         El IPC y el PIB siempre favorecen al Gobierno. El primero, porque las cosas cuestan más de lo que apunta el IPC y el segundo, porque siempre se puede inflar el PIB con más gasto público, más endeudamiento y, claro, más impuestos.

 

Miguel F. Canser

www.cansermiguel.blogspot.es

 

 

 

 


lunes, 2 de mayo de 2022

ASOCIACIÓN CORO RIVAS

Diferentes estudios a lo largo del tiempo, han demostrado que escuchar y cantar música tiene diversos beneficios para la salud. Son capaces de cambiarnos el estado de ánimo si estamos tristes, de reducir el estrés y hacernos sentir mejor. La música nos rodea y nos acompaña a todas partes: en nuestros móviles, en la televisión, radio, en el cine, y cómo no en los conciertos de nuestros artistas o grupos favoritos; y es que la música, como explica el Coro Rivas en su video promocional, “desde el inicio de los tiempos y en todas las culturas, la música y la voz humana, han ido de la mano en los momentos representativos e importantes de la humanidad”.   Escuchamos melodías a todas horas y en todos los lugares: cuando toca esperar, en el autobús, coche, tren, etc. Cualquier excusa es buena y siempre estamos dispuestos a ello.

 

         En nuestra ciudad existen varios grupos corales pero, quizá, el que mayor proyección y prestigio tiene y es un referente de la música coral en Rivas, sea la Asociación Musical Coro Rivas que nació en el año 1989 en el seno de la Escuela Municipal de Música, que goza de diversos premios, y siempre ha contado con el apoyo de la Concejalía de Cultura de nuestro Ayuntamiento. “Ha llevado con éxito el nombre de Rivas por pueblos y ciudades diversas de España y Europa”, y en su palmarés cuenta con numerosos encuentros tanto en España como en el extranjero, consiguiendo el máximo galardón en el XXIII Certamen de Habaneras en Totana (Murcia), y un primer premio en el III Concurso de Villancicos de Valdetorres del Jarama (Madrid) entre otros.

 

         Por ello, el Coro Rivas es una formación de hondo contenido social que se acentúa, particularmente, en las ciudades donde otras actividades, como los grupos de baile tradicional, de bordado, gastronomía o cualquier otra actividad que tenga íntima relación con la conservación del patrimonio cultural y tradicional intangible, se consideran dinamizadoras de la cultura y del encuentro social entre las gentes al unir a personas de diferentes estratos sociales, ideologías, religiones, sexo y edades; porque la persona que procura pertenecer a un coro, tiene en mente un objetivo: cantar con otros, participando en actividades que le permitan expresarse musicalmente, en un contexto de socialización y encuentro. Los coros saben realmente lo que significa el trabajo en equipo. La preparación para conciertos, no sólo requiere la disciplina de asistencia a ensayos semanales, sino que también desarrolla las habilidades de escucha, concentración y confianza. El trabajo en equipo une a las personas.

 

         Y en este contexto, es obligado resaltar la figura de su Director, Rodrigo Guerrero, que desde el año 2011 que se hizo cargo del mismo, ha relanzado la calidad y el prestigio del Coro Rivas, uniendo a un grupo de personas no profesionales, que se han dispuesto a cantar en forma organizada, con los elementos que dispone: varias voces, distintos timbres, diferentes estilos, mostrándose siempre empático y flexible y, sobre todo, teniendo mucha, mucha paciencia; pues los problemas que surgen son a menudo imprevisibles, y deben ser resueltos sobre la base de la experiencia y habilidad propias de un artista compositor, que cuenta con una importante y dilatada experiencia y curriculum; siendo numerosas las adaptaciones y arreglos de obras musicales que ha efectuado a cuatro y hasta ocho voces, para poder ser interpretados por el Coro Rivas.

 

         Los coros de aficionados que su composición humana está formada por personas de diversa extracción social, aportan una serie de elementos enriquecedores como sus experiencias cotidianas, diversidad de pensamiento y gusto por la música, cada uno desde su condición: estudiante, ama de casa, empleado, comerciante, autónomo, jubilado, quienes llegan a formar una fraternal familia. La música y, en este caso, la experiencia coral articulan una conciencia común donde se adquieren las bases de un comportamiento social, sentimientos de compañerismo, responsabilidad, respeto al semejante, tolerancia y la incentivación de los hábitos del orden, de la disciplina de conjunto y la constancia, sus principales rasgos.

 

         El grupo coral, como cualquier otra actividad asociativa, se convierte en un eficaz elemento de acierto cultural. El Coro Rivas es vocacional porque las personas que lo componen no reciben ninguna contraprestación dineraria por la actividad que realizan, sino que sufragan los gastos inherentes a la actividad del coro; representando a nuestra ciudad allí donde actúa. Los premios y reconocimientos que obtienen, se hacen extensivos al ámbito geográfico donde el grupo se originó y desarrolla su tarea; tarea abierta a todo aquel que quiera participar, y no sólo a aquellos que posean un grado de conocimiento musical.  Nuestro Consistorio debe seguir apoyando y ampliar su aportación a este tipo de iniciativas de calidad, por el bien de nuestra ciudad.

 

Miguel F. Canser

www.cansermiguel.blogspot.com

 

 

 


 

domingo, 27 de marzo de 2022

ALEGRÍA Y DESÁNIMO


 No está el horno para bollos. Vivimos momentos difíciles donde nuestra vida personal se ha deteriorado por los acontecimientos externos que, naturalmente, nos afectan a todos. Llevamos más de dos años que puede decirse no levantamos cabeza. Entre la dichosa pandemia (aún no superada), la crisis de Afganistán, el volcán “Cumbre Vieja”, la invasión masiva de inmigrantes subsaharianos, la “locura” del Sr. Putin, el paro de los transportistas, sin olvidar el enquistamiento de nuestros problemas de siempre: Paro juvenil y no juvenil, dificultad para el acceso a una vivienda, las colas del hambre, y la desafección de los señores políticos preocupados en menesteres que no interesan, nos sobra desánimo y nos falta alegría.

 

         La alegría es un sentimiento de placer producido por un suceso favorable, que se manifiesta con un buen estado de ánimo, la satisfacción y la tendencia al optimismo y la sonrisa. Es la ilusión y el resorte de la esperanza cotidiana. Aunque no lo creamos, son muchas las personas que normalizan esta carencia dando paso al desánimo, limitándose a vivir sin esa alegría interior; saben que les falta algo pero, al final, se acostumbran a ese vacío, asumiendo que, quizá, hay trenes que ya no volverán a pasar porque no tienen oportunidad de adquirir billete.  Pero, ¿qué ocurre cuando ya no sentimos las “cosquillas” de la alegría? Básicamente que dejamos ir una parte esencial de nosotros mismos, esa donde se amarra la autoestima, la identidad y nuestra capacidad para ser felices. Vivir sin alegría no es vivir, es sobrevivir. Cuando normalizamos una vida sin esa ilusión, nos limitamos a navegar en el desánimo, en esa superficie donde ya no caben los sueños o las segundas oportunidades.

 

         Hace tiempo se publicó una encuesta Gallup sobre el estado de la emoción en la población mundial, que revelaba que más del 50% se siente estresada, con ansiedad y con la clara sensación de haber perdido la alegría. Es más, significaba que un tercio de la población decía sentir rabia y una sensación de enfado constante. Detrás del desánimo suelen existir realidades descuidadas, emociones adversas y problemas subyacentes que son necesarios detectar. El desánimo es solo una máscara que esconde algo, una actitud evasiva ante el mundo. Porque no hay nada más peligroso y desolador que el desaliento, esa falta de motivación capaz de relegarnos al rincón del desinterés y del enfado constante. La falta de alegría es la antesala de la depresión. Aunque haya días grises en nuestro calendario, es obligatorio volar de nuevo. No es fácil. Pero es bueno recordar que "cada uno es su propio jefe, cada uno tiene el mando y el control, nadie puede quitarnos ese poder".

 

         Como dije al principio, poco podemos hacer por las condiciones externas que nos afectan: la economía, la política, los devenires sociales no siempre están bajo nuestro control, pero sí tenemos mucho que decir sobre las que nos afectan desde nuestro interior. Perdemos el impulso de la ilusión y falta de emotividad cuando permitimos que el estrés tome nuestro control. Y el inmovilismo puede ser el principal problema, cuando no nos atrevemos a impulsar los cambios adecuados cuando asoman la infelicidad, la frustración y la decepción. La alegría se apaga cuando, por ejemplo, convivimos con personas que limitan nuestro crecimiento personal, ahí donde el afecto no es sincero, donde no hay respeto. Factores como la soledad no deseada, la falta de propósitos, esperanzas y baja autoestima, son las consecuencias. La alegría y el optimismo pueden recuperarse asumiendo nuevos objetivos, cambiando de escenarios e incluso de personas. El ser humano puede reiniciarse tantas veces como crea necesario y en cada cambio, debe acercarse a su mejor versión, a sintonizar con sus auténticas necesidades y metas vitales.

 

         La alegría no llega con un premio de lotería (que también), ni está supeditada a los bienes materiales. Es ante todo, una satisfacción personal, es el bienestar que emerge cuando hacemos lo que nos agrada, cuando la autoestima es fuerte, cuando nos sentimos apoyados, amados; cuando damos con esas personas relucientes que hacen fácil la convivencia. Favorezcamos los cambios que creamos necesarios, seamos valientes, para que ese sentimiento inunde nuestra vida. El optimismo produce personas agradables y amenas; personas que caen bien. No quiere decir que sean ingenuos o inocentes; ven las cosas de otro modo. Saben esperar, piensan, desean y actúan en consecuencia para que todo se cumpla. La alegría no es decir que todo está bien. Ven el lado positivo donde los demás sólo observan desolación, miedo, tristeza. No es estética, sino actitud. Es nuestra responsabilidad salir de esa dinámica de malestar.

 

         Aconsejaba San Francisco de Asís: “Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y, de repente, estarás haciendo lo imposible”.

 

Miguel F. Canser

www.cansermiguel.blogspot.com

 

martes, 1 de marzo de 2022

¡¡LO QUE NOS FALTABA!!

Después de padecer más de dos años de pandemia con todos los contagios y fallecimientos habidos y el consiguiente deterioro laboral y económico, se asoma una crisis de signo mundial, gracias al Sr. Putin y sus ansias imperialistas. Las razones de la invasión de Ucrania son eso, absurdas excusas y argumentos peregrinos que no convencen a nadie porque no son ciertas. Tratar de vincular al país con el nazismo, cuando el presidente ucraniano Zelenskyy es judío y que tres de los hermanos de su abuelo, fueron asesinados por los ocupantes alemanes, es de una mezquindad supina. El gobierno actual de Ucrania no es un estado nazi, ni refleja la realidad de su política, pues ha dado muestras de que su principal objetivo político, es fortalecer la democracia reduciendo la corrupción y acercarse a Occidente. Esto, claro está, no le gusta al Sr. Putin porque su país no está por esa labor, ni que Ucrania se acerque mucho a la OTAN y pida su ingreso en la Unión Europea. Al margen de las expansionistas, quizá estas sean las verdaderas razones de la invasión.

 

         Las guerras, aparte de las vidas humanas que se cobra,  son nefastas para la economía y esta guerra no va a ser una excepción. Conviene enumerar el impacto que tendrá (ya es un hecho) en el mercado energético del gas y su víctima colateral: el sector industrial. Incluso para los países que no participan en las guerras, sus efectos impactan por diferentes medios en la vida de los ciudadanos. Rusia no se va a encontrar enfrente a ningún ejército, salvo el ucraniano, que le frene. La OTAN no está por la labor porque no se ha invadido ningún país aliado y sólo las famosas sanciones económicas anunciadas a bombo y platillo pueden, efectivamente lesionar el PIB ruso, aunque comporten un efecto boomerang sobre Occidente. Cuando escribo este artículo se acaba de producir la invasión y todo puede cambiar de un día para otro, las cosas suceden muy deprisa, y algunas informaciones pueden quedar desactualizadas. Putin únicamente se va a encontrar con una batería de sanciones y embargos que no le preocupan, como ya ocurrió en la invasión de Crimea. ¿Para qué sirve la ONU?

 

         Una de las sanciones que Occidente puede hacer a Rusia, y que más daño puede causarle, es en el ámbito tecnológico que se podría utilizar tanto desde Europa como desde Estados Unidos, y es la conocida como Society for World Interbank Finalcial Telecommunicatión (SWIFT). Fundado en 1973, este sistema de mensajería interbancario, es utilizado por múltiples instituciones financieras para enviar mensajes de pago seguro. La sanción cortaría de plano sus vías de financiación y la transmisión de divisas rusas. Rusia basa su potente economía, en la exportación de materias primas: gas, cobre, petróleo, aluminio, etc. Es el primer exportador de trigo y el primer productor de fertilizantes; una falta de estos elementos se traduce, inevitablemente, en una crisis para los bienes de consumo. El gas, por ejemplo, si su suministro desciende, conlleva un alza en su precio que, unido a la subida de los carburantes, dispara la inflación. El centro de análisis Funcas, acaba de advertir que dos puntos de más en la inflación, van a resultar inevitables. Toda guerra tiene consecuencias devastadoras en todos los sistemas industriales y de producción. Los carburantes llevan siete semanas subiendo y llenar el depósito cuesta 23€ más que hace un año. Por cierto, hay que recordar que, más de la mitad de su precio, son impuestos y algo tendrán que ver las decisiones que tome nuestro gobierno para no reducir el mismo. Imaginen la economía española, sostenida por el BCE, abocada a un tozudo déficit por merced de sus gobernantes, con una inflación reconocida del 6%, y con un panorama como el descrito, todo va a costarle más al productor y al consumidor.

 

         Caídas generalizadas de todas las bolsas, crecimiento del precio de activos como el oro son el primer impacto negativo. A pesar de que los mercados financieros llevan anticipando, mucho antes del comienzo de la guerra, problemas de este tipo, parece que los mismos son mucho más graves de los anticipados. Los problemas económicos son a nivel global. Las guerras se saben cuándo empiezan, pero no cuándo acaban; y en el mejor de los casos, que fuera una guerra relámpago, las consecuencias a largo plazo pueden ser devastadoras.

 

         En definitiva, prepárense para un complicado 2022. Si la economía ya arrastraba problemas graves de inflación y exceso de deuda, quizá esta guerra es el catalizador cuando no la puntilla, de problemas que podrían ser demoledores. ¡Ojalá!, que cuando este artículo vea la luz, el conflicto haya terminado.

 

Miguel F. Canser

www.cansermiguel.blogspot.com

 

 

  

 

        

 

 

 

 

 

martes, 1 de febrero de 2022

HÁGALO USTED MISMO


 Desde hace años, casi sin darnos cuenta, estamos inmersos y acostumbrándonos (ya lo vemos normal), que cuando queremos abastecernos de algún servicio o efectuar una compra, somos nosotros quienes hacemos ese trabajo, nadie nos lo hace, es el “hágalo o sírvase usted mismo”. Nos han inculcado esta nueva normalidad, sin analizar la relación entre las palabras fetiches de este tiempo: “globalización y nuevas tecnologías”. Nos han adoctrinado que la fuerza de esta era se fundamenta en la capacidad de los individuos para tomar el control de su vida, de darnos a los consumidores la libertad de hacerlo todo por nosotros mismos, de no padecer las insufribles esperas. Cada vez se les pide más a los cajeros automáticos, a las páginas web de cualquier entidad que da servicio, o se exige en los supermercados la manera de agilizar el pago, pues ya también existe la compra por internet. Y es que sentir que uno pierde el tiempo es realmente frustrante.

 

         Todo esto está muy bien, pero es muy posible que, poco a poco, estemos convirtiendo este mundo en algo inhumano. Soy uno más entre las miles de firmas recogidas por Carlos San Juan, para reclamar algo tan simple como que las entidades bancarias atiendan a todas aquellas personas, sobre todo mayores, que no se manejan en el mundo virtual. Vas al banco y quieres hacer una transferencia, conocer el estado de tu cuenta, o sacar dinero y otros etcéteras y te remiten al cajero o a una página virtual para que te lo hagas tú mismo. Sé de lo que hablo por mi experiencia profesional y la cara con la que te miran algunos clientes demuestra su indefensión. En los últimos años han ido cerrando sucursales, se han  sucedido los despidos y jubilaciones más o menos forzosas, los servicios de caja se han limitado a horario muy escueto; es decir, faltan personas que puedan atender a los clientes; y cuando solicitas una gestión, te direccionan al cajero o a través del ordenador. Si les dices que no sabes, te dicen que les pidas a tus hijos que te ayuden.

 

         Pero no sólo los bancos maltratan a los usuarios porque en los últimos años, se ha impuesto eso de “hágalo usted mismo”. Quieres hacer una consulta o hacer un trámite con la Seguridad Social, o con tu compañía telefónica, y si logras que te responda al teléfono una persona humana, inmediatamente te remiten a su página web que no hay manera de encontrar el epígrafe sobre lo que quieres consultar. Y eso sirve para cualquier organismo público. Vas a echar gasolina y lo normal es que tengas que suplir la función del gasolinero llenando el depósito del coche y acudir a caja para pagar (han suprimido personal, pero no bajaron el precio de los carburantes). Quieres ir de viaje y llamas a una compañía aérea, bueno, y si tienes la suerte de que te respondan, también te sugerirán que lo mejor es que busques en su página web. Y así etc., etc., etc. Y no digamos si intentas darte de baja en cualquiera de los servicios de telefonía, o de seguros. Si vas a un restaurante de comida rápida, aparte de pagar antes de que te den el producto, te sientes “obligado” a recoger tu mesa y llevar la bandeja al contenedor disponible. Si compras por internet, primero pagas y después, si eso, reclamas.

 

         El movimiento de “self-service”, que hoy es una realidad cotidiana, implica una revolución conceptual: la administración de nuestro tiempo. Esta realidad surge como el nuevo elemento en pos de la “comodidad esencial”, al igual que internet o el teléfono móvil. A medida que pasa el tiempo, cada vez nos cuesta más imaginarnos cómo hemos podido vivir sin ellos. En realidad el “hágalo usted mismo” lo que encierra es una falsa modernidad que oculta la pérdida de miles, millones de puestos de trabajo. Si los ciudadanos tenemos que aprender a gestionar nuestros asuntos, llegará un día que sólo se necesitaran los trabajadores de mantenimiento.

 

         En fin, el mundo virtual ya es una realidad y que tiene múltiples ventajas pero sí, también algunos inconvenientes. Un día de estos, el verdadero lujo será que podamos hacer gestiones, las que sean, con quien sea, pero teniendo una persona de carne y hueso en frente. ¡¡No sé yo!!

 

Miguel F. Canser

www.cansermiguel.blogspot.com

 

 

          

 

sábado, 1 de enero de 2022

ME LO PEDÍA EL CUERPO


 Hoy me he despertado quisquilloso, un poco rebelde e incrédulo. Mientras desayuno, observo las noticias y veo que los contagios suben cada vez más aunque la gente está, prácticamente, casi toda vacunada. Somos el País que más vacunas pone, pero aún así, si queremos reunirnos toda la familia, hemos de hacernos las pruebas de antígenos para saber si tenemos el virus. No lo entiendo. Aunque sé que puedo contagiar y contagiarme aunque esté vacunado, ¿por qué tengo que hacerme una PCR o prueba de antígenos para poder estar junto a otras personas que también, como yo, están vacunadas?, ¿sirve de algo la vacuna?    No quiero aparentar ser un negacionista, nada de eso, pero estoy un poco mosca. Ahora resulta que, después de la tercera dosis, vendrá una cuarta y que, probablemente tendremos que vacunarnos así cada 6 meses; eso sí, entre medias habrá que hacerse las consabidas pruebas de antígenos sin existencias en la farmacias las gratuitas, pero sí existirán si las pagas. ¿No será todo esto un negocio?, ¿o una sinrazón de los poderes públicos?

 

         Hay cientos de argumentos y razones que demuestran el fracaso del Estado y de las Comunidades Autónomas para afirmar que España no funciona. El fracaso es especialmente evidente en la sanidad y la educación (pilares principales de todo País), pero también es visible en la justicia, los transportes y hasta en defensa. El pueblo, en general, empieza a darse cuenta de que el Estado es el causante de muchos de sus problemas y el principal obstáculo que impide una sociedad más justa y avanzada. Los únicos que defienden abiertamente al Estado, son los que la ordeñan y viven descaradamente de sus privilegios y dinero. Hace tiempo que denuncio, que nuestros políticos, en una gran mayoría, sólo sirven a los intereses de partidos políticos, a su ideología, no se hacen planes a largo plazo, eluden los verdaderos problemas, se expolia al ciudadano y empresas con impuestos abusivos (sobre todo a las pequeñas y autónomos), no se cuida la calidad de los servicios más necesarios, se desprotege a los humildes, no saben crear otro empleo que no sea público. Son incapaces de bajar el número de parados en menos de 3MM. Después de más de 40 años de democracia, esta es la asignatura pendiente, pues las promesas electorales se repiten siempre en este sentido con el resultado que todos sabemos. Se despilfarra, se endeuda sin freno (ahí están los datos). España se ha convertido en una maquinaria en manos de los partidos políticos, constantemente saqueada por una casta de políticos mediocres, corruptos y pervertidos que tienen que rodearse, escandalosamente, de asesores y cargos de confianza a costa de los impuestos de los ciudadanos. Se puede afirmar que el  Estado no funciona y es un desastre.

 

         Hay decenas de razones que explican por qué el Estado fracasa. La primera es que los políticos no se someten al deber de servir al ciudadano, que es el cliente. Ellos dicen que "sirven al Estado", pero es lo mismo que no servir a nadie. En la empresa privada ocurre lo contrario: las empresas sobreviven gracias al servicio que prestan a sus clientes.
Los empleados privados trabajan para conseguir resultados, mientras que los políticos lo hacen para agradar a sus jefes y subir en el escalafón. El objetivo principal suele ser gastar todo el dinero posible para poder decir que el año siguiente necesitan más. El ahorro de dinero y recursos carece de sentido en el Estado, cuando debería ser vital.

 

         La empresa privada tiene que rendir cuentas, pero el Estado no. Las sesiones del Congreso para debatir sobre el estado de la Nación, sirven únicamente para insultarse, ver quien tiene el chascarrillo más gracioso, y echar mierda y desacreditar al oponente político con ausencia de debate sobre lo que realmente importa. En la privada, quien no desarrolla bien su trabajo es despedido; aquí, no sólo carece de responsabilidades, sino que se le asigna otro puesto de responsabilidad en otra empresa pública. El Estado es moralmente inicuo porque sus dinámicas son inicuas. Basta echar una mirada a la vida real: una cama de hospital o un pupitre en las escuelas y universidades, cuesta en el sector público entre dos y seis veces lo que cuesta en el sector privado, con el agravante de que, en el privado, suele ser de más calidad. Las autopistas de pago, quieren que sigan siendo de pago aunque haya caducado su concesión,  porque son incapaces de gestionar su mantenimiento pues habría que destinar recursos económicos para ello. Prefieren que todos sigamos pagando por utilizarlas y que la empresa privada se encargue.

 

         Nos acribillan con mentiras como que la Justicia es igual para todos, o que la Sanidad pública trata a todos por igual, cuando todos sabemos que lo primero no es cierto, que los políticos están atiborrados de privilegios que no merecen, y que los hospitales públicos tienen espacios reservados para políticos y amigos millonarios que se saltan las colas para la cirugía y todo lo demás. El embrión de Podemos era una rebeldía sana contra aquélla España injusta, indolente e indecente que se precipitaba en la decadencia y el fracaso. En sus inicios, Podemos fue un movimiento espontáneo y fresco que ocupó los espacios públicos con sus acampadas y que despertaba la ilusión de millones de españoles,  cansados de soportar a partidos políticos corrompidos y a mentirosos, sinvergüenzas y miserables en el poder. La gente llevaba regalos a aquéllos jóvenes indignados, de los que esperaba un nuevo enfoque para España, maltratada por los dos partidos que intercambiaban el poder: PSOE y PP. Pero… ¡Ay!,  ya se sabe: el poder corrompe.

 

         Bueno, ya me he desfogado un poco. Espero que este cabreo matutino se me pase rápido. Feliz año a tod@s.

 

Miguel F. Canser

www.cansermiguel.blogspot.com