martes, 1 de febrero de 2022

HÁGALO USTED MISMO


 Desde hace años, casi sin darnos cuenta, estamos inmersos y acostumbrándonos (ya lo vemos normal), que cuando queremos abastecernos de algún servicio o efectuar una compra, somos nosotros quienes hacemos ese trabajo, nadie nos lo hace, es el “hágalo o sírvase usted mismo”. Nos han inculcado esta nueva normalidad, sin analizar la relación entre las palabras fetiches de este tiempo: “globalización y nuevas tecnologías”. Nos han adoctrinado que la fuerza de esta era se fundamenta en la capacidad de los individuos para tomar el control de su vida, de darnos a los consumidores la libertad de hacerlo todo por nosotros mismos, de no padecer las insufribles esperas. Cada vez se les pide más a los cajeros automáticos, a las páginas web de cualquier entidad que da servicio, o se exige en los supermercados la manera de agilizar el pago, pues ya también existe la compra por internet. Y es que sentir que uno pierde el tiempo es realmente frustrante.

 

         Todo esto está muy bien, pero es muy posible que, poco a poco, estemos convirtiendo este mundo en algo inhumano. Soy uno más entre las miles de firmas recogidas por Carlos San Juan, para reclamar algo tan simple como que las entidades bancarias atiendan a todas aquellas personas, sobre todo mayores, que no se manejan en el mundo virtual. Vas al banco y quieres hacer una transferencia, conocer el estado de tu cuenta, o sacar dinero y otros etcéteras y te remiten al cajero o a una página virtual para que te lo hagas tú mismo. Sé de lo que hablo por mi experiencia profesional y la cara con la que te miran algunos clientes demuestra su indefensión. En los últimos años han ido cerrando sucursales, se han  sucedido los despidos y jubilaciones más o menos forzosas, los servicios de caja se han limitado a horario muy escueto; es decir, faltan personas que puedan atender a los clientes; y cuando solicitas una gestión, te direccionan al cajero o a través del ordenador. Si les dices que no sabes, te dicen que les pidas a tus hijos que te ayuden.

 

         Pero no sólo los bancos maltratan a los usuarios porque en los últimos años, se ha impuesto eso de “hágalo usted mismo”. Quieres hacer una consulta o hacer un trámite con la Seguridad Social, o con tu compañía telefónica, y si logras que te responda al teléfono una persona humana, inmediatamente te remiten a su página web que no hay manera de encontrar el epígrafe sobre lo que quieres consultar. Y eso sirve para cualquier organismo público. Vas a echar gasolina y lo normal es que tengas que suplir la función del gasolinero llenando el depósito del coche y acudir a caja para pagar (han suprimido personal, pero no bajaron el precio de los carburantes). Quieres ir de viaje y llamas a una compañía aérea, bueno, y si tienes la suerte de que te respondan, también te sugerirán que lo mejor es que busques en su página web. Y así etc., etc., etc. Y no digamos si intentas darte de baja en cualquiera de los servicios de telefonía, o de seguros. Si vas a un restaurante de comida rápida, aparte de pagar antes de que te den el producto, te sientes “obligado” a recoger tu mesa y llevar la bandeja al contenedor disponible. Si compras por internet, primero pagas y después, si eso, reclamas.

 

         El movimiento de “self-service”, que hoy es una realidad cotidiana, implica una revolución conceptual: la administración de nuestro tiempo. Esta realidad surge como el nuevo elemento en pos de la “comodidad esencial”, al igual que internet o el teléfono móvil. A medida que pasa el tiempo, cada vez nos cuesta más imaginarnos cómo hemos podido vivir sin ellos. En realidad el “hágalo usted mismo” lo que encierra es una falsa modernidad que oculta la pérdida de miles, millones de puestos de trabajo. Si los ciudadanos tenemos que aprender a gestionar nuestros asuntos, llegará un día que sólo se necesitaran los trabajadores de mantenimiento.

 

         En fin, el mundo virtual ya es una realidad y que tiene múltiples ventajas pero sí, también algunos inconvenientes. Un día de estos, el verdadero lujo será que podamos hacer gestiones, las que sean, con quien sea, pero teniendo una persona de carne y hueso en frente. ¡¡No sé yo!!

 

Miguel F. Canser

www.cansermiguel.blogspot.com

 

 

          

 

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