Todo esto está muy bien, pero es muy
posible que, poco a poco, estemos convirtiendo este mundo en algo inhumano. Soy
uno más entre las miles de firmas recogidas por Carlos San Juan, para reclamar
algo tan simple como que las entidades bancarias atiendan a todas aquellas
personas, sobre todo mayores, que no se manejan en el mundo virtual. Vas al
banco y quieres hacer una transferencia, conocer el estado de tu cuenta, o
sacar dinero y otros etcéteras y te remiten al cajero o a una página virtual
para que te lo hagas tú mismo. Sé de lo que hablo por mi experiencia
profesional y la cara con la que te miran algunos clientes demuestra su
indefensión. En los últimos años han ido cerrando sucursales, se han sucedido los despidos y jubilaciones más o
menos forzosas, los servicios de caja se han limitado a horario muy escueto; es
decir, faltan personas que puedan atender a los clientes; y cuando solicitas
una gestión, te direccionan al cajero o a través del ordenador. Si les dices
que no sabes, te dicen que les pidas a tus hijos que te ayuden.
Pero no sólo los bancos maltratan a los
usuarios porque en los últimos años, se ha impuesto eso de “hágalo usted
mismo”. Quieres hacer una consulta o hacer un trámite con la Seguridad Social,
o con tu compañía telefónica, y si logras que te responda al teléfono una
persona humana, inmediatamente te remiten a su página web que no hay manera de
encontrar el epígrafe sobre lo que quieres consultar. Y eso sirve para
cualquier organismo público. Vas a echar gasolina y lo normal es que tengas que
suplir la función del gasolinero llenando el depósito del coche y acudir a caja
para pagar (han suprimido personal, pero no bajaron el precio de los
carburantes). Quieres ir de viaje y llamas a una compañía aérea, bueno, y si
tienes la suerte de que te respondan, también te sugerirán que lo mejor es que
busques en su página web. Y así etc., etc., etc. Y no digamos si intentas darte
de baja en cualquiera de los servicios de telefonía, o de seguros. Si vas a un
restaurante de comida rápida, aparte de pagar antes de que te den el producto,
te sientes “obligado” a recoger tu mesa y llevar la bandeja al contenedor
disponible. Si compras por internet, primero pagas y después, si eso, reclamas.
El movimiento de “self-service”, que
hoy es una realidad cotidiana, implica una revolución conceptual: la
administración de nuestro tiempo. Esta realidad surge como el nuevo elemento en
pos de la “comodidad esencial”, al igual que internet o el teléfono móvil. A
medida que pasa el tiempo, cada vez nos cuesta más imaginarnos cómo hemos
podido vivir sin ellos. En realidad el “hágalo usted mismo” lo que encierra es
una falsa modernidad que oculta la pérdida de miles, millones de puestos de
trabajo. Si los ciudadanos tenemos que aprender a gestionar nuestros asuntos,
llegará un día que sólo se necesitaran los trabajadores de mantenimiento.
En fin, el mundo virtual ya es una
realidad y que tiene múltiples ventajas pero sí, también algunos
inconvenientes. Un día de estos, el verdadero lujo será que podamos hacer
gestiones, las que sean, con quien sea, pero teniendo una persona de carne y
hueso en frente. ¡¡No sé yo!!
Miguel
F. Canser
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