sábado, 7 de febrero de 2009

FELICIDAD Y DINERO

A través de la historia el dinero ha tenido un protagonismo preferente en la vida humana; la salud, la educación, el trabajo, las relaciones personales, etc., están cada vez más influenciados por el factor dinero. Todos sabemos el famoso dicho de: “El dinero no da la felicidad”, pero, ¿es totalmente cierto?

La mayoría de los humanos pensamos que no es del todo cierto, porque la ausencia de dinero no te permite sustentar un mínimo de estabilidad personal para ser feliz; aunque también sabemos que, poseer mucho dinero, no es sinónimo de felicidad. Entonces, ¿cómo se mide la felicidad?, ¿cómo soy yo de feliz?

El dinero ejerce una profunda influencia emocional sobre lo que somos: (tanto tienes tanto vales), y está ligado a la consecución de una vida ideal pero, sin embargo, es la raíz de todas nuestras frustraciones, ejerciendo un profundo impacto en el desarrollo de la sociedad. El dinero es quien crea nuestras necesidades y además las condiciona. Sufrimos alteraciones por el dinero y de él dependen nuestra tranquilidad y nuestro futuro. La expresión máxima del materialismo es el dinero y su sentido es el consumismo con una meta terrorífica: El poder.

Es evidente que, en los países ricos, se es más feliz que en los pobres, pero una vez escuché: “Mis hijos tienen todas las videoconsolas y no son más felices de lo que era mi padre, que jugaba con una cuerda y una caja de cartón en la calle”. La felicidad no es exterior, sino interior. No depende de lo que tenemos, sino de lo que somos. Lo mejor de la vida no tiene precio y es gratis: La caricia de un ser querido, admirar una obra de arte, los colores del otoño, etc.

Nuestra conducta individual se mueve por el surco que la humanidad ha dibujado a través de los tiempos. Nuestras normas de conducta se traducen en hábitos implantados por personas que, indirectamente, han influido e influyen diariamente en nuestra vida.

Para ser felices necesitamos ser, primordialmente, sinceros, honestos y consecuentes con nosotros mismos. La persona feliz es cordial y optimista; posee un profundo sentido ético y goza de una alta autoestima. La gente feliz no es egoísta, tiende a ser más cooperativista y estar más centrado en los demás. La antitesis del egoísmo es el amor. Quien ama puede sufrir, pero está satisfecho y feliz por lo que siente. Quien es incapaz de amar, aunque posea mucho dinero, no podrá ser feliz nunca.



Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com