martes, 1 de febrero de 2011

SUEÑOS E ILUSIONES

Todo ser humano tiene su sueño, una ilusión por cumplir, algo que siempre ha deseado; puede ser dinero, amor, familia, salud, trabajo, etc. A veces, el destino o la vida misma (llámenlo como deseen) nos enseña otros caminos, que hemos de recorrer por necesidad muy diferentes del que habíamos soñado, porque es muy bonito vivir de ilusiones, pero éstas, no te dan de comer. Vamos construyendo el futuro con proyectos y "con la ilusión" de poderlos llevar a cabo, pero sabemos que existe la posibilidad de conseguirlo o no, pues el futuro no lo podemos controlar.

Cuando somos pequeños somos toda ilusión porque somos todo futuro, proyecto, entusiasmo, etc., cuando llegamos a la edad adulta nuestros sueños e ilusiones van perdiendo fuerza conforme nos vamos acomodando al mundo y lo concebimos como algo estático, considerando que ya lo hemos visto todo y que nuestras circunstancias son las mejores; esta pérdida de capacidad de proyección va en contra de nuestro desarrollo personal. Por eso a veces caemos en el error de darlo todo por hecho, sin tener en cuenta que toda ilusión necesita una continuidad en el tiempo y a la vez necesitamos incorporarla a nuestro proyecto vital para ir construyendo nuestra persona.

Para llevar a cabo nuestro sueño deseado, nos hace falta poner en marcha un proceso de trabajo constante y por eso, la voluntad también tiene que intervenir en la realización de nuestro proyecto. La voluntad nos fija en algo concreto, en algo que podemos conseguir realmente, pero el deseo va más allá, pues podemos desear lo posible, lo imposible y hasta lo inconcebible. La vida del hombre no está hecha, vamos dibujándola a medida que elegimos unas posibilidades y rechazando otras. En el desenlace de la ilusión puede ocurrir que no se corresponda con lo que esperábamos por eso, en el mismo momento en que tenemos una ilusión, aparece la desilusión como una posibilidad que no se puede eliminar. Cuando esto ocurre lo habitual es echar la culpa a la sociedad, al entorno, al gobierno y, ya puestos, ¿por qué no?, a la crisis; pero al final, todo lo que nos ha pasado, tanto lo bueno como lo malo, se debe siempre a elecciones y decisiones que hemos ido tomando a lo largo de los años con mayor o menor acierto.

Nuestros sueños e ilusiones deben perdurar toda la vida, pues cuando llegamos a cierta edad, pensamos que ya lo hemos visto todo, que nada nuevo va a ocurrir y caemos en un error, porque siempre tenemos que hacer o decir algo. En un momento dado la trayectoria de nuestra vida puede cambiar, pero cada uno elegirá un camino, pues todos no nos desarrollamos de la misma forma, ya que no existen dos vidas humanas iguales. Lo esencial no es llegar a algún sitio concreto, sino lo que hacemos durante el trayecto; vivir ese proceso, lo que debemos pasar antes de llegar a esa meta que siempre hemos buscado. No debemos perder la ilusión por uno mismo. Nuestro mejor proyecto somos nosotros mismos.


Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com