lunes, 31 de octubre de 2022

UN MERCADO PERSA


En estos días se han debatido y aprobado los presupuestos generales para 2023 que se han convertido en eso, en un mercado persa: El paso solemne del "califa" visitando el mercado, la llegada de los camelleros al paso majestuoso con sus iphones nuevos, los malabaristas y encantadores de serpientes y, cómo no, el canto que nadie atiende de los mendigos. Porque los presupuestos son eso: un mercado donde se intercambian no productos, pero sí un "tú me concedes estos y yo te doy mi voto favorable". Dicen que estos presupuestos son los que más carga social tienen, que van destinados mayoritariamente a la gente más necesitada y a la clase media. Bien. No seré yo quien critique eso, al contrario. Ahora bien, el Gobierno quiere recaudar 200.000 millones entre IRPF e IVA (impuesto al consumo). Para el año 2023 espera recaudar 13.000 millones más; es decir, al final, la recaudación sube un 7,7% por no deflactar y poner fin al plan anti-crisis; y ha limitado su rebaja fiscal sólo a los asalariados inferiores a 21.000€ y deja a la clase media sin paraguas hasta el IPC.

El aumento fiscal es significativo para poder hacer frente a los gastos previstos que son muchos. La subida de las pensiones al ritmo de la inflación --aunque como pensionista me beneficia-- no deja de ser preocupante porque para que se produzca, el Gobierno tiene que recaudar más impuestos. No hay que dejar de lado que, en este País, somos más de 9MM de pensionistas y que el año 2023, es año electoral. Pero, echemos un somero vistazo a las partidas presupuestarias: En el apartado IRPF, se quiere conseguir 8.083 millones más (7,7%), en el IVA, que grava el consumo, 782 millones más (7,7%); luego está el impuesto de sociedades que esperan recaudar 2.000 millones más que, curiosamente, es otro 7,7%; lo que significa que los ingresos tributarios, contando con otros impuestos, supondrán 18.710 millones de euros más que 2022. Sí, es otro 7,7% más.

En toda economía, ya sea familiar o de cualquier negocio, existen unos ingresos y unos gastos aunque siempre se pretende que los ingresos, sean superiores a los gastos por aquello de guardar o tener un colchón para imprevistos. Pues bien, en los presupuestos presentados, algo inaudito, los gastos superan a los ingresos. Concretamente, los ingresos se estiman en la cantidad de 389.000 millones (3,4% más) y los gastos serán de 584.000 millones (10,7% más). Lo que ha sucedido en este País en un lustro (5 años), desde 2018 a 2023, y sin entrar en quién gobernó en ese tiempo, es que los impuestos han subido un 41,53% que es una auténtica barbaridad. Ya sé que en el 2020 hemos sufrido una pandemia, el volcán de La Palma, que estamos inmersos en una guerra que nos afecta, una economía al borde de la recesión; pero, un 41,53% me parece una exageración. Para no aburrir, sólo indicar que la mayor partida de los presupuestos se la lleva el apartado pensiones (191.000 millones, un 11,4% más), seguido por Defensa (12.300 millones - 25,8% más), I+D+I y Digitalizaciones (16.000 millones - 22,8% más) esto último, totalmente necesario.

Decía al principio que estos presupuestos se habían convertido en un mercado. Un mercado donde se intercambian concesiones y permanencias. No entiendo cómo unas comunidades (Euskadi y Navarra), que no participan de dichos presupuestos, porque tienen un concierto económico distinto; es decir, que ni les va ni les viene, tienen que dar su aprobación o no a los mismos, que sí nos afectan a los demás ciudadanos españoles. ¿Tienen que decidir ellos dónde y cómo debemos gastar nuestros dineros, pero nosotros el de ellos no? Votan a favor o en contra, dependiendo de lo que les concedas, aunque los presupuestos no les afecten. ¿Era necesario modificar, deprisa y corriendo, las penas de sedición antes de aprobar los presupuestos?, ¿no hubiera sido mejor posponer modifica la ley posteriormente? Esta claro que era una exigencia independentista como condición para votar favorablemente.

No se pueden hacer unos presupuestos donde los gastos sean superiores a los ingresos, Eso es de primero de economía, no lo hace nadie, y sin establecer unas prioridades de gasto. ¿Hay que gastar lo que sea necesario? Rotundamente sí, pero no sin saber si la estimación de ingresos va a ser la que se presupuesta. Lo que siempre son seguros son los gastos, de ahí la subida que todos deberemos afrontar. Según el economista Niño Becerra, se estima que con estos presupuestos, cada españolito de a pie, incluidos los nacidos en 2022, heredamos una deuda de 30.000€ por habitante. Los impuestos son necesarios para mantene una sociedad próspera y equitativa, pero ¡¡jolín!!.

sábado, 1 de octubre de 2022

ASÍ SE PIERDEN LAS ELECCIONES


Existe una preocupación candente en toda Europa por los últimos resultados electorales donde están imperando las derechas. Y, ¿por qué el voto cambia de un lado a otro? La gente está muy harta de ciertos políticos, muchos han dejado de acudir a las urnas porque no confía en ellos. La abstención empieza a preocupar. Eso de mirar y leer los distintos programas electorales está muy bien, pero no sirven de referencia, ya que nos tienen acostumbrados a no cumplirlos ninguno. Sencillamente “se sirven del pueblo para llegar al poder y, una vez allí, se olvidan de él”. Esta opinión la comparten muchos miles de ciudadanos, de una inmensa mayoría silenciosa, que no les interesa saber de qué partido es la persona que les gobierne, sino que contraiga el compromiso de trabajar por el bien de todos, siendo consecuente con la responsabilidad adquirida, con el cumplimiento de las promesas que hizo en período electoral, y con la única visión de servir a los demás, y no servirse para sus propios fines, ideología, o intereses de partido.

 

         Las elecciones no se ganan con los votos de los profesionales de la política, ni con los incondicionales de los distintos partidos, ni tampoco con los periodistas con cierta ideología, cuando no a sueldo, de ciertos ideales políticos. Se ganan o se pierden con los votos de esa inmensa mayoría que no es tonta, que tiene memoria, y no se deja manipular fácilmente aunque no se manifieste. Me refería antes a la abstención. Aquí se sabe que, aunque existe el voto en blanco, forma de votar para los que no confían en nadie, éste no sirve para nada pues ya se han preocupado los políticos de legislar, para que se lo repartan los más votados. Considero que si el porcentaje de votos en blanco, por ejemplo, suponen uno o dos escaños, éstos deberían quedar vacíos, porque así lo han querido las urnas. Pero no, de ahí la abstención, en fin, allá ellos. 

 

         Todos prometen ciertas cosas que, cuando llegan al poder se olvidan de realizarlo, bien porque sus socios de gobierno se lo impiden, o porque han prometido cosas que ya sabían antes, que no iban a cumplir.  Cuando se asegura que nunca se asociarán con cierto partido, y se hace lo contrario, cuando se asevera que los impuestos no se pueden retocar a la baja, porque se lo impide Bruselas, y se bajan (podían haberlo hecho antes)

porque se acercan las elecciones, cuando se critican las puertas giratorias para después hacer tú lo mismo, cuando persiste y no se corrige una ley de ocupación injusta, que protege más al okupa que al propietario; cuando no existe un mínimo de autocrítica y de humildad: se han cometido múltiples errores durante la pandemia que, no sólo no se han reconocido, sino que se han vanagloriado de su gestión, cuando se ha triplicado el gasto político con 22 ministerios y nombrando a excesivos consejeros y cargos de confianza, cuando la deuda pública alcanza ya unos niveles insoportables, a pesar de una recaudación de impuestos histórica, y no se mejora la calidad de vida de los ciudadanos,  etc., etc.

 

         Y no podemos olvidarnos de nuestro Congreso de los Diputados, porque cada sesión parlamentaria, cada debate de proyecto de ley, cada acto institucional, se hacen palpables los oídos sordos ante los argumentos del contrario que es lo que impera en todos los feudos políticos; y aquí, incluyo a todos los partidos. Cada sesión será para prorrogar el actual estado de cosas, con un Gobierno partido en dos, con los “socios” que apoyaron hace años la moción de censura contra Rajoy en continuas exigencias. La sociedad, con administrar un mínimo de análisis político, así lo demuestra en las distintas encuestas.

 

         No hacía falta contratar a Iván Redondo para deducir que, antes de liquidar a tu principal adversario electoral, debes encargarte de comprobar que su sustituto no será más lesivo para tus intereses. No se reparó en que la distancia a las elecciones, empequeñecía a un inflamado Pablo Casado, que ni siquiera entusiasmaba al numeroso gentío que asistían a sus mítines. Las frases más escuchadas –mayoría silenciosa-- en las tertulias de bar, en conversaciones de vecinos y en confidencias de amigos es: “No podemos seguir así”. Vivimos en un mundo cabreado, donde la insatisfacción está muy presente. La gente está muy mosqueada porque esto no hay quien lo aguante: subida de precios desmesurada, crisis económica, crisis política, crisis moral y social…Esto es lamentable…. “Rectificar es de sabios”.

 

Miguel F. Canser

www.cansermiguel.blogspot.com