jueves, 3 de enero de 2013

CARTA AL SR. PRESIDENTE DEL GOBIERNO

Sr. Rajoy:

Tengo que reconocer que he empezado el año 2013 con un enorme bostezo. No sé si debido al cansancio de tanta fiesta, a los excesos efectuados de comida y bebida estos días; o quizá se deba también por el aburrimiento y el rechazo de tanto recorte, de tantas promesas incumplidas, de tanta mentira. Hace pocos días usted hizo un balance de su primer año como presidente del Gobierno. Uno saca la sensación cuando lo escucha que se reserva algo, que no dice toda la verdad, que no profundiza en la solución del deterioro económico que ahoga a las familias, y su mensaje es sólo pedir paciencia; que eran necesarias las medidas tomadas que darán sus frutos a finales de año, y que confiemos en su gobierno. Si de mí dependiera, le daba un cero en comunicación, porque no hay quien le crea salvo sus incondicionales más efusivos.

Es una especie de restricción secreta del pensamiento que va en contra del principio de transparencia: una parte de la verdad se esconde y se produce una ocultación intencionada; convendría que los representantes públicos utilicen más la pedagogía a la hora de informar y de convencer, para que no se incrementen los procesos de desafección política que reflejan todos los sondeos. ¿A qué se refiere usted cuando habla de una cierta recuperación en el segundo semestre del año?, ¿a una mejora sensible del desempleo?, ¿a una superación del ritmo de desaparición de empresas?, ¿al detenimiento en el deterioro de la renta disponible? Ello es lo que entiende la ciudadanía por recuperación, no a la consecución de objetivos intermedios como el déficit, la deuda o la prima de riesgo, que son aparentemente indoloros.

No existe nada peor para un país que la falta de credibilidad en sus gobernantes. Hasta ahora las medidas adoptadas han ido encaminadas a solventar el pago de la gran deuda acumulada. Ha hecho usted una gran cantidad de reformas que se traducen en una subida generalizada de la inmensa mayoría de los impuestos, que conlleva a un deterioro del estado de bienestar. Usted ha conseguido, en un año de gobierno, que no exista ningún segmento de la sociedad española que esté contento: la enseñanza, la sanidad, los empleados públicos, los actuales y futuros pensionistas, la ciudadanía en general por lo que nos afecta la subida del IVA, etc. Y todavía en este año que comienza, nos suben servicios básicos como la luz, el agua, el IVA de la vivienda, y qué se yo más, sin olvidar otra futura reforma del sistema de pensiones. Por cierto, algún día me explicará el motivo por qué servicios esenciales como la luz y el teléfono, estén gravados con el 21% de IVA. Mire, los sacrificios de la población por el permanente ajuste equivalieron en 2012, en buena parte, a las ayudas concedidas al sistema financiero, y no quiero dejar de mencionar la amnistía fiscal concedida a los delincuentes económicos. Es decir, tengo la sensación que usted dice una cosa mientras piensa otra. Hace un año prometía hacer las cosas totalmente distintas a las que ha hecho. Sí, ya sé que usted se encontró un panorama desolador que no esperaba y que no ha tenido más remedio…… Mire, yo creo que, aunque no hubiera sido así, usted habría hecho lo mismo. En definitiva: no le creo.

Usted debería ser como un gran padre de familia que su principal preocupación es el bienestar de sus hijos; no puede sacrificarse a toda la familia para pagar las deudas: primero comen sus hijos, y después, se paga lo que se debe poco a poco, sin que merme su economía. Porque cuando uno debe algo, verdaderamente es una preocupación, pero cuando se le dice al acreedor que no se puede hacer frente al pago estipulado, sino que habría que diseñar otro plan de pagos, la preocupación se traslada a éste. Y en su caso, la preocupación sería de los bancos franceses y alemanes que son nuestros principales acreedores. Por favor, sea usted un gran padre de familia.

Vida digna, eso es lo que están pidiendo muchas familias españolas. El discurso de nuestros políticos está generando una metástasis de pronóstico grave. Los portavoces políticos no tienen ninguna fe de hacerse eco del verdadero problema de los españoles, saben que la raíz de todo esto está en ellos que, desde sus poltronas, contemplan el insidioso panorama con una certidumbre de que su vida y bienestar son más seguras que la de los demás.

Aunque parezca mentira, podemos estar ante un bonito momento de nuestra historia, de revivir el “muerto” y que empiece a dar síntomas de respiración espontánea con la ayuda de todos, a pesar de ustedes, de generar un entorno optimista y solidario. No hay mal que por bien no venga.

Le diría muchas más cosas, pero comprenderá que, por razones de espacio, no me es posible. Sólo me queda la satisfacción personal de no haberle votado y, por tanto, algo menos responsable sí soy. Ustedes nos durmieron con un cuento y hemos despertado con una pesadilla.

Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com