El actual presidente de la
Comunidad de Madrid, Ignacio González, no ha tenido éxito en ninguna de sus
principales decisiones y apuestas desde que accedió a la presidencia en septiembre de 2012; por
más que haya intentado conseguir un perfil idóneo en tan poco tiempo si se
tiene en cuenta que sucedió a nada menos que a Esperanza Aguirre. En varias
ocasiones ha chocado con la dirección de su partido porque la serie de fracasos
acumulados, no ayudan nada a los populares del Gobierno central y madrileño.
Pero, ¿quién es este hombre?, ¿quién es
que, de buenas a primeras, se ha visto en lo más alto del gobierno de
Madrid?, ¿tiene la preparación necesaria para afrontar los numerosos y
complicados asuntos que requiere un gobierno como éste?
Estas son las primeras preguntas que me he planteado a
raíz de los resultados hasta ahora conseguidos. Nacido en Madrid en el año
1960, es licenciado en Derecho, y aprobó las oposiciones de técnico superior del
Ayuntamiento de Madrid en 1984. Su trayectoria profesional ha estado vinculada
a la cosa pública, en la que lleva desempeñando puestos de responsabilidad
desde hace más de 20 años; es decir, ha vivido siempre de la política, y los
distintos cargos desempeñados (desde subsecretario del Ministerio de Cultura,
Secretario de Estado de la Administración Pública , etc.), y ha sido
promocionado siempre al amparo del partido político al que pertenece.
Desde el
principio ha demostrado que el bienestar de sus conciudadanos no es su
prioridad. Su primera decisión polémica
fue el cobro de un euro por receta, que el gobierno de Mariano Rajoy (su jefe) tuvo
que denunciar y tirar por tierra el Tribunal Constitucional; eso sí, en el mes
escaso que duró la medida se expidieron 7,2 millones de recetas, y se estima
que se recaudaron cerca de 5 millones de euros. Este dinero, cobrado
indebidamente a los madrileños, no ha sido ni será restituido (eso dijeron),
por lo que podemos decir, abiertamente, se trata de una apropiación indebida. Pero
ni dimite ni se da por aludido.
Este señor ya nos ha señalado el modelo productivo que
quiere para Madrid: El malogrado
proyecto Eurovegas. Menos mal que el Sr. Adelson propuso unas
condiciones inaceptables que hicieron resquebrajar los deseos más entusiastas
de los políticos del PP., que estaban dispuestos a modificar, entre otros, la
ley del tabaco, aunque no pudieron ya con la exigencia de revertir toda la
inversión que se realizara, más las pérdidas que se pudieran generar ante un
posible cambio normativo. Es decir, nada de apoyar la investigación, el
desarrollo, la innovación; de establecer las condiciones necesarias para
favorecer un nuevo desarrollo industrial en la Comunidad, con el objetivo
prioritario de crear empleo. No, eso no. Otro empeño inútil, sin olvidar el
nuevo fiasco de organizar los JJ.OO., que no se sabe con exactitud lo que
costó, aunque sí sabemos que el Ayuntamiento pagó cerca de 12 millones de
euros. De un plumazo los 17.000 millones en inversión y los 250.000 empleos
prometidos se volatilizaron. Sin
ases en la manga, con Barajas sin terminar de repuntar, el turismo a la baja y
el desempleo engrosando sus cifras —690.000 parados (21,03%, cinco puntos por
debajo de la media nacional) según la última EPA, la mayor subida de toda
España con 25.600 desempleados más—, González afronta meses de incertidumbre.
Pero ni dimite ni se da por aludido.
La renuncia a la privatización de la gestión de media
docena de hospitales es el último ejemplo. No han servido la ingente cantidad
de manifestaciones realizadas por el pueblo de Madrid, las masivas
movilizaciones realizadas para evitar que se privatizara la gestión en los
hospitales. No…., ha hecho oídos sordos. Ha tenido que ser la justicia de nuevo
quien le ponga en su sitio, porque no se trataba sólo de privatizar la gestión
de algunas áreas, sino de algo más profundo que enmascaraba un beneficio
lucrativo en detrimento de la calidad encareciendo su costo. Es decir, los
deseos de los madrileños no le importaban. El paso más torcido de un político
es no escuchar la voz del pueblo. Políticos así, no interesan. Otro revés, que
enmascara con la dimisión de su subordinado Sr. Lasquetty, pero él ni dimite
ni se da por aludido.
Salvo la congelación de las tarifas de transporte y del
agua, todo lo que ha promovido Ignacio González ha sido un fiasco incluida la
batalla por el nuevo modelo de financiación autonómica, pues nadie le ha hecho
caso, aunque haya realizado la mayor rebaja fiscal realizada nunca por una
autonomía. Nunca ha trabajado en la
empresa privada porque, si lo hubiera hecho y a raíz de los logros conseguidos,
ya estaría en la calle. No sé cómo personas así, pueden ostentar cargos
públicos y tener la responsabilidad del bienestar de millones de personas a su
cargo. La única operación que le ha salido redonda es la "compra" de
su Ático de Lujo. A mí estas presidencias y alcaldías que caen de rebote a sus
tenedores -por lo general, gente muy mediocre- me parecen un fraude y una burla
a la ciudadanía.
España es un país cada día más necesitado de regeneración.
El deterioro de los valores y de las costumbres ha sido rápido, cada día es más
alarmante y tiene ya repercusión en la política, en la cultura, en la
prosperidad y en la convivencia. Ante la incapacidad de los gobernantes de
afrontar el gran reto de limpiar España de sinvergüenzas, aprovechados y
corruptos atrincherados en el poder, la principal obligación de todo ciudadano
demócrata y decente es lograr que la sociedad se regenere, aunque para ello
tenga que forzar la sustitución de la actual casta política por otra que sea
digna, decente y democrática. Organicemos nuestra rabia, actuemos. No es
de recibo que los poderes públicos tomen a diario decisiones que nos empobrecen
y olviden lo que todos parecen saber excepto ellos, pero es clamor general: que
el dispendio prescindible y ruinoso son ellos.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario