No es la primera vez que escribo
sobre nuestra Justicia. En las veces anteriores denunciaba la urgente necesidad
de su modernización, de aplicar los recursos necesarios para que la justicia
fuera eso: justicia. Porque ésta no
existe cuando los procesos se dilatan en el tiempo y pasan años y años de
instrucción hasta que se celebra el juicio, pues se pierde perspectiva y
efectividad. Al margen de esto que es importantísimo, lo que actualmente se palpa
en la sociedad es su falta de equilibrio e imparcialidad. Se ha escrito mucho sobre el sistema judicial
y sobre la justicia en particular en España, y prácticamente es unánime la
opinión de que nuestro sistema no funciona. Y lo que es peor, es que no existe
voluntad política de arreglarlo. A los políticos no les interesa, pues les
favorece la lentitud y la falta de trato igual con todos los ciudadanos. Son
aforados. Es decir, funciona
implacablemente sobre los ciudadanos "normales" y sin embargo, está
lleno de fisuras y privilegios con los poderosos. En un estudio del Centro de
Investigaciones Sociológicas (CIS), queda retratada la percepción mayoritaria de la
ciudadanía donde la imagen de la Justicia es preocupante. De acuerdo con la
encuesta, el 82,6% de los españoles considera que los ricos, los poderosos, y los
políticos son los más favorecidos con las leyes y apenas el 24% cree que la
Administración de justicia va bien o muy bien. Quizá por eso no sorprende que
cinco de cada diez encuestados preguntados sobre si el funcionamiento de la
Justicia había mejorado o empeorado en los últimos años, respondieran
categóricamente que ha empeorado. Los
ciudadanos lo tienen claro: la Justicia en España no funciona adecuadamente.
La Constitución Española en su artículo 117.1 dice: "La Justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del Poder Judicial, independientes, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley". El Consejo General del Poder Judicial
(CGPJ), es el órgano de gobierno del Poder Judicial de España. Su principal función es velar por la garantía de
la independencia de los jueces y magistrados frente a los demás poderes del Estado. Tiene 21
miembros; 10 son elegidos por el Congreso
y 10 por el Senado; y su Presidente es el Presidente del Tribunal
Supremo con lo se deduce que los miembros del CGJP no son independientes
del poder político. Este sistema no es democrático, ni es bueno para la
nación.
Según numerosos juristas, se legisla
mal y mucho. Es verdad que desde siempre España no hace más que crear leyes,
pero como luego no se aplican, no sirven para nada. Algunas leyes, existen en
realidad para no ser llevadas a la práctica, porque son difíciles de emplear,
pero cuando interesa, se aplican de manera irremediable a aquellos que han sido
“malos chicos”. Esto lleva a una inseguridad jurídica de los ciudadanos
españoles, que cuando critican o sobresalen en contra de los criterios
políticos o gremiales de los jueces, entonces sí que se utilizan para callar la voz de los díscolos. Hay
procesos judiciales muy mediáticos que languidecen en los tribunales, pero
también es verdad que hay fronteras muy distantes entre las verdades
periodísticas y las judiciales; es decir, las que merecen una primera plana y
las que terminan en sentencias. El caso del juez Baltasar Garzón ha vuelto a
poner sobre la mesa la discusión sobre el desgaste de la imagen de la Justicia.
El magistrado de la trama de corrupción del caso Gürtel ha sido enjuiciado
antes que varios a quienes investigaba y que había metido entre rejas. Pero lo del juez Garzón, no es nuevo. Anteriormente,
otros jueces fueron apartados de sus juzgados: Marino
Barbero Santos, caso Filesa por la financiación irregular del PSOE; Javier
Gómez de Liaño, instructor del caso GAL; Elpidio Silva en el caso de las
preferentes de Bankia, etc. Ya veremos qué pasa con la juez del caso de los
ERES irregulares de Andalucía y los jueces que llevan ahora el caso
Gürtel, especialmente en los que atañe a la familia real. Y estos son los
jueces más conocidos. Los ciudadanos no entienden muy bien el resultado de algunas
acciones.
Otro de
los principales males es la escasez de medios de toda índole: pocos jueces,
pocos juzgados, pocos recursos humanos, escasos recursos tecnológicos y los
pocos que hay son mal utilizados. Uno se pregunta si es posible y necesario que
puedan existir sumarios de 5.000 hojas o procesos que duran 5 años. Da la
sensación de que se está burocratizando adrede el sistema. El no utilizar los
recursos tecnológicos lleva a que lo que hace un juzgado, no lo conozca otro,
aunque estén en la misma comunidad autónoma. Luego hay leyes incomprensibles: El gobierno
actual quiere que se cambien las leyes para que cualquier
manifestante que rompa, por ejemplo, una
farola cumpla una condena de 3 años en prisión; es decir, cualquier
manifestante puede ser declarado terrorista. Luego, cuando llegue el caso, se
aplicará la ley o no según convenga al gobierno de turno. Si las leyes no están
claras para todos los ciudadanos y no se cumplen igual para todos, entonces
esto no es una democracia sino una dictadura democrática, que no es lo
mismo.
Como
podemos observar, las reformas que exige la situación actual de la Justicia
son, cuando menos, imprescindibles, mejorando la independencia de este tercer
poder, que desde antaño se erige en defensa de la legalidad y para el bien
de todos los ciudadanos así como el mantenimiento del Estado Democrático de
Derecho. A menudo la justicia como la religión se alían con el poder pero
seguiremos insistiendo porque la única lucha que se pierde, es la que se
abandona.
Miguel F.
Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario