Cuando escribo estas líneas (primeros días de marzo) acabamos de conocer la noticia de que el Gobierno, con el fin de ahorrar energía y dinero, limitará la velocidad en nuestras autovías y autopistas de 120 a 110 Km/h; asimismo abaratará los trenes de cercanías un 5% para estimular el uso de transporte público y aumentará la proporción de biodiesel del 5,8% al 7% en el gasóleo. La medida es “transitoria” por lo que se usarán pegatinas sobre las señales de tráfico cuyo costo se cifra en 250.000 €. Estas medidas entrarán en vigor el 7 de marzo.
Confieso que la noticia, en un primer instante, me produjo perplejidad para a continuación dar paso a una sonora carcajada. Antes de nada tengo que decir que no soy amigo de usar la velocidad para mis desplazamientos, y me considero una persona respetuosa con las normas establecidas; pero disminuir la velocidad en 10Km/h con el fin de ahorrar “hasta un 5%” me parece que nuestros políticos (todos) carecen de la imaginación necesaria para afrontar los problemas reales de nuestra economía, por no decir que adolecen del más elemental sentido común.
Al margen de que esta medida tiene más detractores que seguidores por su posible ineficacia, y se sospecha que detrás se esconde un ánimo recaudatorio sin más, sin ser un experto, se me ocurren otras sin tener que fastidiar a los de siempre: ¿Por qué no se reduce a 110 el número de diputados y senadores? Es ampliamente conocido que sus señorías votan en bloque según les dicta su partido político, por tanto, ahorremos en sueldos desorbitados, dietas, traslados, pensiones vitalicias reduciendo el número de sus señorías en las cámaras. El sistema continuará funcionando pero con un coste mucho menor para los ciudadanos. Igualmente podríamos reducir a 110 el número total de asesores del Gobierno, porque para tomar esta decisión, no hacen falta tantos. ¿Esto es lo único que se le ocurre a este gobierno? ¿Conducir más despacio en 10 Km. /h?
Otro tema importante es el almacenamiento de nuestros residuos nucleares que depositamos en Francia y que nos cuestan 60.000.-€ diarios. Aunque muchas poblaciones solicitaron tener este almacenamiento, no se tomará ninguna decisión hasta después de las elecciones. ¿Ustedes lo entienden?, ¿no les parece que nos cuestan caro tenerlos en otro país, y que se podría haber tomado esta decisión hace tiempo para ahorrar ese despilfarro? Pero no es conveniente políticamente. Esto es prioritario a cualquier tema económico.
Nuestros políticos están acostumbrados a que su ineficacia no sea correlativa a su responsabilidad política. Las promesas electorales incumplidas, los errores de bulto con transcendencia en materia económica, sin contar los casos de posible corrupción, no son suficientes para dimitir. Es preciso echarlos, porque no se van. Fíjense en el ministro alemán de defensa, que ha tenido que dimitir por “plagiar su tesis doctoral”….. Ojalá, algún día, la definición de la palabra política alcance, en la práctica, todo su maravilloso significado: la actividad humana tendente a gobernar o dirigir la acción del estado en beneficio de la sociedad.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
martes, 1 de marzo de 2011
martes, 1 de febrero de 2011
SUEÑOS E ILUSIONES
Todo ser humano tiene su sueño, una ilusión por cumplir, algo que siempre ha deseado; puede ser dinero, amor, familia, salud, trabajo, etc. A veces, el destino o la vida misma (llámenlo como deseen) nos enseña otros caminos, que hemos de recorrer por necesidad muy diferentes del que habíamos soñado, porque es muy bonito vivir de ilusiones, pero éstas, no te dan de comer. Vamos construyendo el futuro con proyectos y "con la ilusión" de poderlos llevar a cabo, pero sabemos que existe la posibilidad de conseguirlo o no, pues el futuro no lo podemos controlar.
Cuando somos pequeños somos toda ilusión porque somos todo futuro, proyecto, entusiasmo, etc., cuando llegamos a la edad adulta nuestros sueños e ilusiones van perdiendo fuerza conforme nos vamos acomodando al mundo y lo concebimos como algo estático, considerando que ya lo hemos visto todo y que nuestras circunstancias son las mejores; esta pérdida de capacidad de proyección va en contra de nuestro desarrollo personal. Por eso a veces caemos en el error de darlo todo por hecho, sin tener en cuenta que toda ilusión necesita una continuidad en el tiempo y a la vez necesitamos incorporarla a nuestro proyecto vital para ir construyendo nuestra persona.
Para llevar a cabo nuestro sueño deseado, nos hace falta poner en marcha un proceso de trabajo constante y por eso, la voluntad también tiene que intervenir en la realización de nuestro proyecto. La voluntad nos fija en algo concreto, en algo que podemos conseguir realmente, pero el deseo va más allá, pues podemos desear lo posible, lo imposible y hasta lo inconcebible. La vida del hombre no está hecha, vamos dibujándola a medida que elegimos unas posibilidades y rechazando otras. En el desenlace de la ilusión puede ocurrir que no se corresponda con lo que esperábamos por eso, en el mismo momento en que tenemos una ilusión, aparece la desilusión como una posibilidad que no se puede eliminar. Cuando esto ocurre lo habitual es echar la culpa a la sociedad, al entorno, al gobierno y, ya puestos, ¿por qué no?, a la crisis; pero al final, todo lo que nos ha pasado, tanto lo bueno como lo malo, se debe siempre a elecciones y decisiones que hemos ido tomando a lo largo de los años con mayor o menor acierto.
Nuestros sueños e ilusiones deben perdurar toda la vida, pues cuando llegamos a cierta edad, pensamos que ya lo hemos visto todo, que nada nuevo va a ocurrir y caemos en un error, porque siempre tenemos que hacer o decir algo. En un momento dado la trayectoria de nuestra vida puede cambiar, pero cada uno elegirá un camino, pues todos no nos desarrollamos de la misma forma, ya que no existen dos vidas humanas iguales. Lo esencial no es llegar a algún sitio concreto, sino lo que hacemos durante el trayecto; vivir ese proceso, lo que debemos pasar antes de llegar a esa meta que siempre hemos buscado. No debemos perder la ilusión por uno mismo. Nuestro mejor proyecto somos nosotros mismos.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
Cuando somos pequeños somos toda ilusión porque somos todo futuro, proyecto, entusiasmo, etc., cuando llegamos a la edad adulta nuestros sueños e ilusiones van perdiendo fuerza conforme nos vamos acomodando al mundo y lo concebimos como algo estático, considerando que ya lo hemos visto todo y que nuestras circunstancias son las mejores; esta pérdida de capacidad de proyección va en contra de nuestro desarrollo personal. Por eso a veces caemos en el error de darlo todo por hecho, sin tener en cuenta que toda ilusión necesita una continuidad en el tiempo y a la vez necesitamos incorporarla a nuestro proyecto vital para ir construyendo nuestra persona.
Para llevar a cabo nuestro sueño deseado, nos hace falta poner en marcha un proceso de trabajo constante y por eso, la voluntad también tiene que intervenir en la realización de nuestro proyecto. La voluntad nos fija en algo concreto, en algo que podemos conseguir realmente, pero el deseo va más allá, pues podemos desear lo posible, lo imposible y hasta lo inconcebible. La vida del hombre no está hecha, vamos dibujándola a medida que elegimos unas posibilidades y rechazando otras. En el desenlace de la ilusión puede ocurrir que no se corresponda con lo que esperábamos por eso, en el mismo momento en que tenemos una ilusión, aparece la desilusión como una posibilidad que no se puede eliminar. Cuando esto ocurre lo habitual es echar la culpa a la sociedad, al entorno, al gobierno y, ya puestos, ¿por qué no?, a la crisis; pero al final, todo lo que nos ha pasado, tanto lo bueno como lo malo, se debe siempre a elecciones y decisiones que hemos ido tomando a lo largo de los años con mayor o menor acierto.
Nuestros sueños e ilusiones deben perdurar toda la vida, pues cuando llegamos a cierta edad, pensamos que ya lo hemos visto todo, que nada nuevo va a ocurrir y caemos en un error, porque siempre tenemos que hacer o decir algo. En un momento dado la trayectoria de nuestra vida puede cambiar, pero cada uno elegirá un camino, pues todos no nos desarrollamos de la misma forma, ya que no existen dos vidas humanas iguales. Lo esencial no es llegar a algún sitio concreto, sino lo que hacemos durante el trayecto; vivir ese proceso, lo que debemos pasar antes de llegar a esa meta que siempre hemos buscado. No debemos perder la ilusión por uno mismo. Nuestro mejor proyecto somos nosotros mismos.
Miguel F. Canser
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martes, 4 de enero de 2011
DISTINTA VARA DE MEDIR

Hace meses que vivimos la anunciada reforma de las pensiones; una reforma que perjudicará, con el tiempo, a la mayoría de los trabajadores pues elevará la edad de jubilación de 65 a 67 años de forma paulatina tras un proceso de adaptación flexible de 15 años, que sólo entrará en vigor de forma completa en 2027, y todo hace indicar que se ampliará el número de años cotizados para tener derecho a percibir una pensión. Nuestro sistema de pensiones se sustenta con la cotización de los que trabajan en favor de los pensionistas; es decir, las pensiones se pagan con las aportaciones de los que cotizan; y como el descenso de la natalidad y el incremento de la esperanza de vida, unido a que los pensionistas crecen a mayor ritmo que los que se incorporan al mercado laboral, (ahora hay cuatro cotizantes por cada jubilado), algo hay que reformar si queremos seguir con el mismo sistema. La cuantía de la pensión se determina aplicando un porcentaje dependiendo de los años cotizados. Actualmente el mínimo de años que hay que cotizar para recibir una pensión es de 15 años; teniendo derecho a cobrar un 50% del salario percibido y si se quiere cobrar el 100%, se deberá cotizar 35 años.
La clase política es ajena a esta reforma pues sus señorías disfrutan del privilegio de poder retirarse con la pensión máxima con tan sólo siete años. Ello se debe a que gozan de la llamada “pensión parlamentaria”, prevista en el Reglamento de pensiones de las Cortes Generales, publicada en el Boletín Oficial de las mismas con fecha 14 de julio del 2006. Esta pensión se creó para los supuestos en que los parlamentarios no alcancen el límite máximo de pensiones públicas. En estos casos las Cámaras (Congreso, Senado, y prácticamente todas las autonomías) abonarían la diferencia hasta completar la pensión máxima. Pero estos privilegios no se quedan ahí, porque hasta el 75% de los ingresos reales de los políticos está libre de impuestos. En concreto, entre el 40% y el 75% del sueldo real, goza de exención fiscal. Es decir, no tributa a Hacienda, gracias a las abultadas dietas que cobran sus señorías. Existen otros privilegios en concepto de indemnizaciones por cese, planes de previsión social, etc., que obviamos para no dilatar el tema.
Queda patente la distinta vara de medir entre ellos y los ciudadanos de a pie. No parece muy justo que sean ellos mismos los que valoren la importancia de su función, con un sueldo y unas prerrogativas autoimpuestas donde llegan a un acuerdo absoluto, por mayoría, donde el anhelado consenso se alcanza rápidamente. La inmoralidad que supone la diferencia abismal de derechos económicos existente entre los políticos y el resto de la ciudadanía, que deberían dar ejemplo de austeridad y contención del gasto que piden al resto de los mortales, hace que aumente el desprestigio de unos hacia otros. No es de extrañar que se peleen como lobos hambrientos para conseguir su sillón o parcela de poder. No dudo que habrá políticos comprometidos con deseos de trabajar por el bien común, pero el sentir popular es muy negativo.
Así es que ya saben: Sólo tienen que afiliarse a algún partido político, que le incluyan en sus listas, y como se vota al partido y no a la persona, si salen elegidos, ya tienen asegurado bastante su futuro económico. No se necesita entregar ningún “curriculum”, ni pasar ningún tipo de examen para averiguar su valía. No hace falta. Únicamente se le exigirá obediencia y disciplina.
El descrédito de los políticos cada día es más evidente. Se detecta una sociedad española resignada y una clase política salpicada, cada vez más, de casos de corrupción que hace exista un mayor distanciamiento entre unos y otros. Vivimos en una sociedad desesperanzada y carente de motivaciones. El ciudadano cada vez recela más y se fía menos de las promesas que hacen los políticos. Quizá deberían estar menos alejados de la realidad de la calle, preocuparse seriamente por los problemas reales de los demás, y no preocuparse tanto por los suyos.
Miguel F. Canser
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miércoles, 27 de octubre de 2010
POBREZA EN ESPAÑA

El Banco Mundial considera que se encuentra en situación de pobreza extrema todo aquel que subsiste con menos de un dólar diario. Algo inimaginable para muchos y estremecedor para tantos otros. Pero, ¿cuándo se está en una situación de pobreza? Se dice que todo aquel que recibe un salario por debajo del 60% del sueldo medio de su país. En este cálculo se incluye una variable determinante: la paridad del poder adquisitivo. Y el Banco de España hizo público en el mes de octubre, que las familias españolas son un poco más pobres. Los datos son escalofriantes:
- El 60% de los asalariados es mileurista (11 millones de personas)
- 2 Millones de personas reciben el salario mínimo ( 633,30€)
- La pensión media de jubilación es de 861,49€
- El paro juvenil se acerca al 41,7% de la población activa.
- La cifra de paro supera los 4 millones de dramas humanos.
Resulta sencillo imaginar el poder adquisitivo de un elevado porcentaje de españoles. Casi el 30% de los pensionistas está al borde de la pobreza, pues su pensión es inferior al salario mínimo y lo cierto es que cada vez trabajamos más para ganar lo mismo, cuando no menos, y nos endeudamos más para, al final, ser menos ricos e ir más apurados. El volumen de ejecuciones hipotecarias es impresionante: Se incrementaron un 126% en 2008 y un 59% en 2009; y en el primer trimestre de este año se rompieron todos los topes estadísticos con más de 27.000 procesos judiciales. Los bancos, y sobre todo las cajas de ahorro, tienen en la actualidad propiedades inmobiliarias en balance por importe de unos 20.500 millones.
No vale la excusa de la crisis para justificar que nuestra economía se encuentra en una U.V.I. permanente. Las turbulencias de los mercados, la opacidad financiera, o la ingeniería crediticia por las que empezó todo, pueden resultar ajenas a la frágil temporalidad de los contratos laborales, a la nula competitividad nacional, o a la baja productividad que pagamos con la tasa de paro más elevada de los países desarrollados. Se efectuaron construcciones y obras públicas que el actual Ministro de Fomento reconoce se hicieron, sin valorar su viabilidad económica y sus costes de mantenimiento. Vamos a tener menos obra pública. Vamos a tener que replantear las pensiones porque han aumentado espectacularmente mientras las cotizaciones sociales con las que se sustentan no crecen al mismo ritmo y este desfase es insoportable por tiempo indefinido. No nos engañemos: somos más pobres, no podemos vivir al mismo ritmo. Cuanto más tardemos en admitirlo, más se agravarán nuestros males.
Existe el hecho cierto de que la actividad económica es baja. Y si no hay actividad económica no hay crecimiento. Sin actividad, sin cosas que producir, no abunda el trabajo. Trece de cada cien euros que recauda España son para pagar a los parados. ¿Nos lo podremos seguir permitiendo? En definitiva, vamos a tener que prescindir del bastón europeo, después de haber recibido entre 140.000 y 170.000 millones de euros de Bruselas, a partir de 2014 no habrá maná comunitario para España. En momentos como estos hacen falta estadistas de talla que hablen claro de una vez, y expliquen de frente la enorme envergadura del problema. Alguien que, sin enredar en las bancadas del gobierno con impuestos ideológicos o en las de la oposición con la protesta por la protesta, pida realismo y sacrificio pero devuelva rigor y determinación. Alguien que les diga a los ciudadanos a la cara que así no podemos seguir.
Lo primero que hay que hacer para salir de un pozo es dejar de cavar. Cada minuto que retrasemos las reformas que se coligen de los apabullantes números de la realidad española estamos dando una palada más abajo dentro de nuestro propio agujero.
Miguel F. Canser
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miércoles, 29 de septiembre de 2010
TRAICIÓN Y COBARDÍA

Se define por traición el delito que se comete quebrantando la fidelidad prometida o la lealtad debida, y se produce cuando se quiebra la confianza y la coherencia con el compromiso adquirido; cuando se rompe sin registrar culpa alguna, haciendo lo contrario de lo que otros esperan. La traición es uno de los actos que más destrozos irreparables ocasionan y que más repugna al ser humano.
La traición existe en todos los niveles: empresarial, sentimental, familiar, de amistad, etc. De todos es conocido el ejemplo de Judas. Indudablemente ser traicionados es parte de la vida, es una prueba que todos pasamos en algún momento a cualquier nivel. El traidor quiebra un compromiso, acuerdo o norma con fines egoístas fingiendo ser honesto. Quien traiciona, suele usar la mentira, manipulación, distorsión de los hechos y la persuasión para que su perfil de conducta no caiga en tela de juicio.
En la traición, los hechos demuestran que la confianza depositada en la persona no se corresponde con la realidad; y nos hace entender que nos han traicionado. Inmediatamente después viene la decepción; sentimiento que no siempre podemos expresar con claridad, bien porque nos sentimos atrapados por el dolor, bien porque nos avergüenza reconocer el error de haber confiado en alguien que, con sus hechos, nos ha traicionado. ¿Por qué yo? La respuesta es que hoy eres tú, pero pudo ser otro, y mañana es seguro que le tocará a otra persona; porque quien traiciona vive en crisis, con dolores internos que no se anima a mirar, cediendo al egoísmo y al miedo. La honestidad es un rol que no aprendió a llevar con firmeza. El traidor no tiene un nivel de valores equilibrado y mucho menos madurez emocional, mentir es más fácil a ser él mismo, así como sentirse inferior. Un traidor es sólo un ser lleno de miedo y prejuicios que maneja mal sus emociones.
Por ello, existe un claro nexo entre la traición y la cobardía. La cobardía es sinónimo de traición. La cobardía no solo se refiere a la carencia de valor o entereza de ánimo, sino que, como decía Montesquieu, “es la madre de la crueldad” . El cobarde suele ser una persona tímida, pusilánime, medrosa, que carece de espíritu, que se defiende amparándose en la muchedumbre, incapaz de resolver su problema cara a cara. Es un ser infame, indigno, miserable y vil. Su arma es el puñal oculto escondido tras la mejor sonrisa, adornada de un cariño ficticio, que no duda en sacar cuando más desprevenida está su víctima. Dice un proverbio chino: “Es fácil esquivar la lanza, más no el puñal oculto”.
El camino no es ni la trampa, ni la mentira, ni esconderse de uno mismo que sólo nos conduce a una profunda confusión, angustia e infelicidad. Sólo la verdad y la honestidad evitarán que carguemos con un peso inútil que nos envejece y enferma.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
miércoles, 2 de diciembre de 2009
¿TENEMOS NAVIDAD?

Ya llegó de nuevo diciembre y con él, otro período de Navidad que se convertirá, una vez más, en la gran fiesta del consumo. Hoy, aunque quizá este año sea más leve por aquello de la crisis, lo que se considera Navidad es un período del año en que comprar, comer y beber es un fin en sí mismo y nuestra única tarjeta de visita es la de crédito.
La Navidad siempre ha pivotado sobre el nacimiento en Belén de Jesús (es el niño que más veces ha nacido en el mundo); pero ha desaparecido el principal protagonista de esta historia. Ahora, sencillamente se le ignora, se le camufla, se le cambia, ya no interesa lo de antes. Tanto es así que, en la mayoría de hogares, existen más árboles de navidad y papás Noel que “nacimientos”. La Navidad ha perdido mucho su carácter religioso reduciéndose a una fiesta familiar y de consumo; muchos consideran que Dios es un ser alejado de los acontecimientos cotidianos y perjudicial para sus propios intereses. Viven como si no existiera y representa un obstáculo de tipo moral para alcanzar sus fines. Cada vez se reza menos y al único santuario donde acudimos es al de los centros comerciales.
Seamos creyentes o no, vivimos tiempos de intolerancia e indiferencia. Hace algunos años me llamó la atención una estadística realizada a niños en edad escolar, sobre qué representaba para ellos la Navidad. La mayoría de las respuestas tenían como destino los regalos y las vacaciones; sólo un mínimo porcentaje se referían a la reunión familiar, y prácticamente era nula la referencia al niño Jesús. Este es el mensaje que han heredado. Dentro de pocos años, ¿sobrarán también palabras como paz, amor, solidaridad, etc.?
En este momento de postmodernidad, de pasar despreocupado, de estómagos llenos, de convite a todo trapo, que no nos deja contentos del todo, a veces, se nos cuela algún sentimiento que conecta con lo inmaterial: quizá lo llamemos alma. Más allá de fabricarnos nuestro particular becerro de oro que significa el dinero, necesitamos la búsqueda de lo trascendente porque nadie es tan pobre para no dar, ni tan rico para no recibir; aunque sólo sea una palabra amable adornada con una sonrisa.
Como ya dije hace tiempo, mientras haya un niño con hambre, un enfermo que no tenga atención médica ni medicinas, unos ancianos sin atenciones; mientras haya guerras entre los pueblos, o pobres que no tengan agua ni pan, podremos tener fiestas, pero no tendremos Navidad.
Deseo, de corazón, una hermosa Navidad y un año cargado de buenas noticias. ¡¡¡Felicidades!!!
Miguel F, Canser
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lunes, 23 de noviembre de 2009
ECONOMÍA SOSTENIBLE

Estos días hemos recibido la noticia de que el Gobierno ha anunciado la aprobación de la ley de Economía Sostenible que incorporará reformas sustanciales en los actuales modelos del sistema financiero, una apuesta clara por la potenciación de las energías renovables, impulsar empresas socialmente responsables, y por agilizar y modernizar las administraciones públicas.
Pero, ¿qué es economía sostenible? Una palabra que está de moda y que todo el mundo utiliza. Es aquel desarrollo capaz de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de futuras generaciones. Es decir, los recursos naturales no se deben utilizar a un ritmo superior al de su regeneración; no emitir contaminantes a un ritmo superior al que el sistema natural es capaz de absorber o neutralizar. Históricamente es manifiesta la incapacidad de la especie humana para vivir en armonía con el planeta. Hasta hoy, ninguna especie salvo la humana, ha conseguido modificar tan substancialmente, en tan poco tiempo, las características propias de nuestro mundo: Superpoblación, incremento efecto invernadero, modificación del paisaje, erosión, desertización, destrucción de la selva, etc., con una importante interacción en el tratamiento del agua, los residuos domésticos, suministro energético y sistema productivo.
Por lo tanto, es evidente que se hace necesaria una transformación total de nuestro modelo económico. El modelo económico dominante actual es aquel que dice que la economía va bien cuando crece el producto interior bruto (PIB). Este sistema no tiene en cuenta que la capacidad de crecimiento económica es finita, ni tiene en cuenta las limitaciones del sistema natural que están llevando a nuestro planeta al infarto ecológico. Aunque el Gobierno haya anunciado esta nueva ley, no ha concretado cómo lo va ha hacer. Sólo ha dicho que se pondrá el acento en su “capacidad innovadora”; con un gran problema por resolver: el alto volumen de desempleo: 18%. Esperemos que, al final, todo esto no se traduzca sólo en palabras grandicoluentes e ideas inaplicables.
Los políticos deben dejar de sacar conejos de la chistera y abordar, en profundidad, las reformas necesarias a saber: Educación, investigación, desarrollo e innovación, transparencia del sector financiero, mayor dinamismo empresarial, y acción decidida a luchar contra el cambio climático. Las reformas deben ser profundas y progresistas. Tarea difícil pues, para una persona “progre”, el término progresista significa que el primero que tiene que progresar es él mismo. Me temo que eso de la “economía sostenible” signifique que al primero que hay que sostener –aún más—económicamente, sea a los de siempre. Mi madre, como cualquier otra persona ama de casa, quizá sea quien más sabe de economía sostenible: “Cuando se cobra poco, pero se sigue queriendo subsistir, se aplica este principio básico: Gastar menos”. Tal vez los responsables políticos (todos) deberían tomar nota.
Miguel F. Canser
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lunes, 16 de noviembre de 2009
TELEBASURA

Desde hace tiempo estamos asistiendo a un fenómeno televisivo, cada vez más presente, que se caracteriza por explotar el sensacionalismo, el morbo y el escándalo con el único fin de atraer audiencia. Se define “Telebasura” por los personajes que exhibe, los asuntos que aborda, el poco o ningún respeto a la vida privada o a la intimidad de las personas; por el desprecio de la dignidad que toda persona merece, cuando no se recurre a la utilización de un lenguaje chillón, grosero e impúdico, con la intención de convertir en espectáculo la vida de determinados personajes que, generalmente, se prestan a ser vilipendiadas y manipuladas, a cambio de celebridad o contraprestación económica. Prima el mal gusto, lo escandaloso --y en algunos Realty shows--, el enfrentamiento personal, el insulto y la denigración de los participantes.
Este tipo de programas atrae a mucha gente. Pero, ¿por qué su éxito?, ¿es el cotilleo parte de nuestra cultural social? Los promotores de la telebasura utilizan cualquier tema de interés humano, acontecimiento político y social como excusa para la atracción de audiencia. Bajo una apariencia hipócrita de preocupación y denuncia, se regodean con el sufrimiento, con la exhibición gratuita de sentimientos y comportamientos íntimos, buceando en una espiral sin fin para sorprender al espectador. La telebasura cuenta con una serie de ingredientes básicos que la convierten en un factor de desinformación y aculturización. La aparición de personajes sin cultura ni relevancia de interés social, que el único mérito para aparecer en pantalla es haber tenido un hijo con algún famoso, permitiéndose debatir en temas muy complejos con explicaciones simplistas donde abunda la demagogia que, lejos de arrojar luz sobre los problemas, contribuyen a consolidar la idea del “todo vale”; con desprecio total de derechos fundamentales tales como la presunción de inocencia, cuando no se recurre a intervenciones estableciendo “juicios paralelos” apoyándose en testimonios supuestamente verdaderos.
Este fenómeno es más acuciante en las televisiones privadas que emiten en abierto, pues son las que mayores esfuerzos de fidelización de audiencias deben realizar al depender sus ingresos totalmente de los contratos publicitarios que, a su vez, dependen de los índices de audiencia. El verdadero cliente de estas TVs no es el espectador, sino el anunciante. Todo vale para conseguir audiencia. Es significativo comprobar la ausencia de programación infantil en la franja de tarde en cadenas como “Antena3” y “Tele5” que sólo emiten programas de esta índole.
Pero, ¿se deben aplicar medidas para acabar con los contenidos que atentan contra la dignidad de las personas, la ética, la formación y la moral? No soy amigo de prohibiciones que puedan incurrir en una hipotética falta a la libertad de expresión, pero sí combatir todo lo que implique denigrar a las personas. Sólo con la implicación de todos los agentes: poderes públicos, cadenas, anunciantes, espectadores, sin olvidar la responsabilidad de los profesionales de los medios, que sirva para modelar una oferta televisiva distinta, elaborando un código ético de regulación de contenidos, promocionando programas donde imperen tres pilares básicos: Información, formación y entretenimiento, que conduzcan al respeto de valores constitucionales como el derecho a la veracidad, a la intimidad y la dignidad de las personas.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
Este tipo de programas atrae a mucha gente. Pero, ¿por qué su éxito?, ¿es el cotilleo parte de nuestra cultural social? Los promotores de la telebasura utilizan cualquier tema de interés humano, acontecimiento político y social como excusa para la atracción de audiencia. Bajo una apariencia hipócrita de preocupación y denuncia, se regodean con el sufrimiento, con la exhibición gratuita de sentimientos y comportamientos íntimos, buceando en una espiral sin fin para sorprender al espectador. La telebasura cuenta con una serie de ingredientes básicos que la convierten en un factor de desinformación y aculturización. La aparición de personajes sin cultura ni relevancia de interés social, que el único mérito para aparecer en pantalla es haber tenido un hijo con algún famoso, permitiéndose debatir en temas muy complejos con explicaciones simplistas donde abunda la demagogia que, lejos de arrojar luz sobre los problemas, contribuyen a consolidar la idea del “todo vale”; con desprecio total de derechos fundamentales tales como la presunción de inocencia, cuando no se recurre a intervenciones estableciendo “juicios paralelos” apoyándose en testimonios supuestamente verdaderos.
Este fenómeno es más acuciante en las televisiones privadas que emiten en abierto, pues son las que mayores esfuerzos de fidelización de audiencias deben realizar al depender sus ingresos totalmente de los contratos publicitarios que, a su vez, dependen de los índices de audiencia. El verdadero cliente de estas TVs no es el espectador, sino el anunciante. Todo vale para conseguir audiencia. Es significativo comprobar la ausencia de programación infantil en la franja de tarde en cadenas como “Antena3” y “Tele5” que sólo emiten programas de esta índole.
Pero, ¿se deben aplicar medidas para acabar con los contenidos que atentan contra la dignidad de las personas, la ética, la formación y la moral? No soy amigo de prohibiciones que puedan incurrir en una hipotética falta a la libertad de expresión, pero sí combatir todo lo que implique denigrar a las personas. Sólo con la implicación de todos los agentes: poderes públicos, cadenas, anunciantes, espectadores, sin olvidar la responsabilidad de los profesionales de los medios, que sirva para modelar una oferta televisiva distinta, elaborando un código ético de regulación de contenidos, promocionando programas donde imperen tres pilares básicos: Información, formación y entretenimiento, que conduzcan al respeto de valores constitucionales como el derecho a la veracidad, a la intimidad y la dignidad de las personas.
Miguel F. Canser
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lunes, 9 de noviembre de 2009
ANGUSTIOSA ESPERA

Son ya muchos días que dura el secuestro del “Alakrana”. La angustia que sufren los secuestrados y sus familias no puede dilatarse por más tiempo. La preocupación lógica de las familias que ve cómo pasan los días sin llegar a una solución, y el desánimo que ya ha calado hondo en su tripulación por el lento discurrir de las negociaciones diplomáticas, necesitan sin demora una salida que pase, prioritariamente, por el regreso a casa de su tripulación sanos y salvos. Las acciones irrenunciables que, posteriormente, puedan iniciarse para combatir a estos delincuentes , deben quedar relegadas a un segundo término.
Mientras aquí nos enfrascamos en el dilema de si uno de los piratas detenidos unos días es mayor y otros es menor de edad, y nos pasamos todo el tiempo haciendo radiografías a uno de los detenidos, las condiciones de vida en el barco son cada día peor. Estos piratas no son tan benévolos en el trato a los marineros: “Están cada vez más nerviosos, porque toman una droga que se llama ‘Kat’ que les pone muy agresivos; nos someten a amenazas y nos humillan constantemente escupiéndonos a la cara. Ya no tenemos agua y hay veces que nos tiran la comida por la borda”. Son las angustiosas declaraciones del patrón Ricardo Blach. El hecho de que les dejen atender algunas llamadas no es un gesto de humanidad, ni mucho menos; los piratas son conscientes del poder de los medios de comunicación y lo utilizan como una forma de presión.
Lo que en principio parecía un éxito de nuestra armada, se ha convertido en un gran lío porque la detención de dos de los piratas, está suponiendo un serio hándicap para la liberación de los secuestrados. “Ellos siempre quisieron el dinero y a esos dos” –subraya Blach--, y asegura que “cuando los devuelvan y paguemos, nos dejan ir; porque no les vale que sus compinches sean puestos a disposición de las autoridades de Kenia”. Mientras, los buques españoles continúan expectantes, sin que sepamos si pueden asegurar la veracidad del traslado a tierra de tres de los marineros, y su retorno al buque. A la falta de información concreta, se añade la triste situación de Somalia: un país roto y destruido que no se sabe quien manda.
Quizá hayamos perdido mucho tiempo atendiendo a los disparates de la ley del menor, y el absurdo de la consideración legal de la minoría de edad. La consideración de mayor o menor lo debe marcar la magnitud del delito, no quien lo comete. Todos sabemos que una persona de 16 años, es capaz de cometer la mayor atrocidad: (caso de Sandra Palo). Secuestrar un barco no es cosa de niños; por lo que lo perfectamente legal puede convertirse, en la práctica, en una cosa de locos. Pero este es un tema de reflexión que merece una consideración aparte.
Espero y deseo que, cuando este artículo salga a la luz, se haya solucionado lo prioritario de este secuestro: la liberación de los 36 tripulantes del “Alakrana”. No nos queda otra que confiar en los responsables de las negociaciones para su resolución satisfactoria. Ojala se resuelva este conflicto sin lamentar ningún tipo de desgracia personal ni mediante tragedia alguna. Mis mejores deseos para los marineros y sus familias.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
Mientras aquí nos enfrascamos en el dilema de si uno de los piratas detenidos unos días es mayor y otros es menor de edad, y nos pasamos todo el tiempo haciendo radiografías a uno de los detenidos, las condiciones de vida en el barco son cada día peor. Estos piratas no son tan benévolos en el trato a los marineros: “Están cada vez más nerviosos, porque toman una droga que se llama ‘Kat’ que les pone muy agresivos; nos someten a amenazas y nos humillan constantemente escupiéndonos a la cara. Ya no tenemos agua y hay veces que nos tiran la comida por la borda”. Son las angustiosas declaraciones del patrón Ricardo Blach. El hecho de que les dejen atender algunas llamadas no es un gesto de humanidad, ni mucho menos; los piratas son conscientes del poder de los medios de comunicación y lo utilizan como una forma de presión.
Lo que en principio parecía un éxito de nuestra armada, se ha convertido en un gran lío porque la detención de dos de los piratas, está suponiendo un serio hándicap para la liberación de los secuestrados. “Ellos siempre quisieron el dinero y a esos dos” –subraya Blach--, y asegura que “cuando los devuelvan y paguemos, nos dejan ir; porque no les vale que sus compinches sean puestos a disposición de las autoridades de Kenia”. Mientras, los buques españoles continúan expectantes, sin que sepamos si pueden asegurar la veracidad del traslado a tierra de tres de los marineros, y su retorno al buque. A la falta de información concreta, se añade la triste situación de Somalia: un país roto y destruido que no se sabe quien manda.
Quizá hayamos perdido mucho tiempo atendiendo a los disparates de la ley del menor, y el absurdo de la consideración legal de la minoría de edad. La consideración de mayor o menor lo debe marcar la magnitud del delito, no quien lo comete. Todos sabemos que una persona de 16 años, es capaz de cometer la mayor atrocidad: (caso de Sandra Palo). Secuestrar un barco no es cosa de niños; por lo que lo perfectamente legal puede convertirse, en la práctica, en una cosa de locos. Pero este es un tema de reflexión que merece una consideración aparte.
Espero y deseo que, cuando este artículo salga a la luz, se haya solucionado lo prioritario de este secuestro: la liberación de los 36 tripulantes del “Alakrana”. No nos queda otra que confiar en los responsables de las negociaciones para su resolución satisfactoria. Ojala se resuelva este conflicto sin lamentar ningún tipo de desgracia personal ni mediante tragedia alguna. Mis mejores deseos para los marineros y sus familias.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
sábado, 24 de octubre de 2009
AMISTAD
Existen muchas definiciones sobre la amistad. El diccionario de la Real Academia dice se trata de “un afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”; por tanto, es la relación afectiva más común que la mayoría de las personas tenemos en la vida. Nace cuando las personas encuentran inquietudes comunes y hay amistades que nacen a los pocos minutos de relacionarse, y otras, tardan tiempo en hacerlo. Personalmente, la definición que más me agrada es que un amigo es una persona con quien puedes y te atreves a ser tu mismo.
Esto, en los tiempos actuales no suele suceder con frecuencia, porque solemos disfrazar nuestro propio yo, no mostrándonos como verdaderamente somos, enseñando una visión externa estandarizada sobre cómo debemos ser y comportarnos. Es una barrera para conseguir una verdadera amistad; y aunque la vida moderna deja poco tiempo para mantener, perdurar y conservar relaciones de amistad significativas, tengo que agradecer a múltiples personas la influencia positiva que, a través de los años, han marcado mi carácter y, muy pocas, con las que comparto una profunda amistad; porque la verdadera amistad, aunque escasa, dura toda la vida.
La vida no suele darnos todo lo que soñamos. Tenemos defectos y quizá nos avergonzamos que nos conozcan como realmente somos, pero una verdadera amistad se construye sobre los pilares de la verdad. Decía Plutarco: “no necesito amigos que cambien cuando yo cambio, y asientan cuando yo asiento. Mi sombra lo hace mucho mejor”; porque un amigo es aquel que lo sabe todo de ti y, a pesar de ello, te quiere. Y si buscamos un amigo sin defectos, seguramente nos quedaremos sin amigo.
¡Hola!, ¿cómo estás? Son palabras que pronunciamos con mucha frecuencia pero que pocas veces esperamos a oír la contestación. Este es el gran problema de nuestro tiempo. No sabemos escuchar y la gente necesita que se le escuche, que vean que sus preocupaciones nos interesan. El verdadero amigo se prueba en la hora difícil; es aquel que está a tu lado cuando preferiría estar en otra parte. Se les puede llamar en cualquier momento y a cualquier hora. Dicen que “quien tiene un amigo tiene un tesoro”. Ciertamente, porque el tiempo que pasamos con cada amigo es lo que nos hace importantes a nosotros y a ellos; porque la amistad se construye poco a poco, a pedacitos de tiempo que vivimos con cada persona. Con los amigos nunca se llega a perder el tiempo.
Al contrario que la familia, a los amigos los elegimos nosotros y si te equivocas siempre se tiene la opción de poder rectificar. Seguramente nos llevaremos muchas decepciones, pero un amigo de verdad siempre nos dirá las cosas desagradables a la cara, mientras que el enemigo las dirá a nuestras espaldas. Somos responsables de lo que cosechamos., aprendamos a cosechar una sana amistad.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
Esto, en los tiempos actuales no suele suceder con frecuencia, porque solemos disfrazar nuestro propio yo, no mostrándonos como verdaderamente somos, enseñando una visión externa estandarizada sobre cómo debemos ser y comportarnos. Es una barrera para conseguir una verdadera amistad; y aunque la vida moderna deja poco tiempo para mantener, perdurar y conservar relaciones de amistad significativas, tengo que agradecer a múltiples personas la influencia positiva que, a través de los años, han marcado mi carácter y, muy pocas, con las que comparto una profunda amistad; porque la verdadera amistad, aunque escasa, dura toda la vida.
La vida no suele darnos todo lo que soñamos. Tenemos defectos y quizá nos avergonzamos que nos conozcan como realmente somos, pero una verdadera amistad se construye sobre los pilares de la verdad. Decía Plutarco: “no necesito amigos que cambien cuando yo cambio, y asientan cuando yo asiento. Mi sombra lo hace mucho mejor”; porque un amigo es aquel que lo sabe todo de ti y, a pesar de ello, te quiere. Y si buscamos un amigo sin defectos, seguramente nos quedaremos sin amigo.
¡Hola!, ¿cómo estás? Son palabras que pronunciamos con mucha frecuencia pero que pocas veces esperamos a oír la contestación. Este es el gran problema de nuestro tiempo. No sabemos escuchar y la gente necesita que se le escuche, que vean que sus preocupaciones nos interesan. El verdadero amigo se prueba en la hora difícil; es aquel que está a tu lado cuando preferiría estar en otra parte. Se les puede llamar en cualquier momento y a cualquier hora. Dicen que “quien tiene un amigo tiene un tesoro”. Ciertamente, porque el tiempo que pasamos con cada amigo es lo que nos hace importantes a nosotros y a ellos; porque la amistad se construye poco a poco, a pedacitos de tiempo que vivimos con cada persona. Con los amigos nunca se llega a perder el tiempo.
Al contrario que la familia, a los amigos los elegimos nosotros y si te equivocas siempre se tiene la opción de poder rectificar. Seguramente nos llevaremos muchas decepciones, pero un amigo de verdad siempre nos dirá las cosas desagradables a la cara, mientras que el enemigo las dirá a nuestras espaldas. Somos responsables de lo que cosechamos., aprendamos a cosechar una sana amistad.
Miguel F. Canser
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domingo, 18 de octubre de 2009
¿ACUERDO, O COMPRA?
El Gobierno ha conseguido sacar adelante los Presupuestos para 2010 procurándose los votos de PNV y Coalición Canaria, a base de concederles unas prebendas económicas satisfactorias. Estos presupuestos que han sido criticados desde todos los grupos políticos manifestando su ineficacia, salen adelante por el apoyo de dos autonomías que el Gobierno ha “maltratado” últimamente.
En Euskadi el PSOE se alía con el PP y deja fuera del gobierno al partido más votado: PNV, que se rasga las vestiduras, pero que no se sonroja al apoyar unos presupuestos que ni les van ni les vienen, porque gozan de un concierto económico y una independencia fiscal aparte. Eso sí, pone 3 condiciones: el blindaje del concierto económico, la devolución del IVA a la Diputación de Álava, y el compromiso de ser informado sobre las decisiones del traspaso a Euskadi de las políticas de empleo. Canarias, que tiene una tasa de paro el doble que la mayoría de España, el compromiso es que se embolsa la cifra de 25.000 millones en 10 años sin concretar dónde se destinarán.
El nacionalismo, que reclama independencia (legítimo, por cierto) es como los hijos que quieren independizarse pero con el dinero de los papis. No hacen más que protestar en casa, pero no se atreven a salir de ella, porque si no, ni papá ni mamá les pagarán sus gastos. Se trata de un “chantaje” permanente que pagamos los de siempre. Lo que da grima es que Euskadi tenga un sistema fiscal propio, que reduce notablemente su aportación a la caja común del Estado, y sin embargo, puedan decidir sobre dónde, cómo y en qué, debemos gastarnos el resto de los españoles nuestro dinero. No es un acuerdo, sino una compra de votos que el gobierno de turno siempre se presta para sacar adelante sus proyectos. Es, en definitiva, una insolidaridad con el resto de España pues este apoyo se presta para cubrir necesidades parcelarias, obviando otras de interés general.
Los presupuestos aumentan el gasto público elevando la deuda al 62,50% del PIB superando el máximo permitido por la U.E. Se deja, por ejemplo, a los ayuntamientos sin financiación reduciendo su dotación presupuestaria, lo que pone en riesgo servicios sociales como la atención a dependientes, guarderías, comedores sociales y escolares, y otras labores que los ayuntamientos desempeñan a pesar de no ser de su estricta competencia. Más importante es devolver el IVA a Álava.
Gobierno y oposición se empeñan en una batalla campal donde sólo priman los intereses propios para no perder cuota de poder, sin dedicarse a la tarea que los ciudadanos les han encomendado. ¿Para cuándo un pacto de estado entre las dos principales fuerzas políticas? Los ciudadanos los hemos votado para que solucionen los problemas del país, para que unan su esfuerzo en común y busquen una solución a esta complicadísima crisis; aparquen sus diferencias y ambición de poder, y pónganse a trabajar por el bienestar común de todos. Dejen de mirarse el ombligo, de criticar y desprestigiar al contrario; sólo así saldremos ganando todos.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
En Euskadi el PSOE se alía con el PP y deja fuera del gobierno al partido más votado: PNV, que se rasga las vestiduras, pero que no se sonroja al apoyar unos presupuestos que ni les van ni les vienen, porque gozan de un concierto económico y una independencia fiscal aparte. Eso sí, pone 3 condiciones: el blindaje del concierto económico, la devolución del IVA a la Diputación de Álava, y el compromiso de ser informado sobre las decisiones del traspaso a Euskadi de las políticas de empleo. Canarias, que tiene una tasa de paro el doble que la mayoría de España, el compromiso es que se embolsa la cifra de 25.000 millones en 10 años sin concretar dónde se destinarán.
El nacionalismo, que reclama independencia (legítimo, por cierto) es como los hijos que quieren independizarse pero con el dinero de los papis. No hacen más que protestar en casa, pero no se atreven a salir de ella, porque si no, ni papá ni mamá les pagarán sus gastos. Se trata de un “chantaje” permanente que pagamos los de siempre. Lo que da grima es que Euskadi tenga un sistema fiscal propio, que reduce notablemente su aportación a la caja común del Estado, y sin embargo, puedan decidir sobre dónde, cómo y en qué, debemos gastarnos el resto de los españoles nuestro dinero. No es un acuerdo, sino una compra de votos que el gobierno de turno siempre se presta para sacar adelante sus proyectos. Es, en definitiva, una insolidaridad con el resto de España pues este apoyo se presta para cubrir necesidades parcelarias, obviando otras de interés general.
Los presupuestos aumentan el gasto público elevando la deuda al 62,50% del PIB superando el máximo permitido por la U.E. Se deja, por ejemplo, a los ayuntamientos sin financiación reduciendo su dotación presupuestaria, lo que pone en riesgo servicios sociales como la atención a dependientes, guarderías, comedores sociales y escolares, y otras labores que los ayuntamientos desempeñan a pesar de no ser de su estricta competencia. Más importante es devolver el IVA a Álava.
Gobierno y oposición se empeñan en una batalla campal donde sólo priman los intereses propios para no perder cuota de poder, sin dedicarse a la tarea que los ciudadanos les han encomendado. ¿Para cuándo un pacto de estado entre las dos principales fuerzas políticas? Los ciudadanos los hemos votado para que solucionen los problemas del país, para que unan su esfuerzo en común y busquen una solución a esta complicadísima crisis; aparquen sus diferencias y ambición de poder, y pónganse a trabajar por el bienestar común de todos. Dejen de mirarse el ombligo, de criticar y desprestigiar al contrario; sólo así saldremos ganando todos.
Miguel F. Canser
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domingo, 4 de octubre de 2009
¡¡POLÍTICA DE IZQUIERDAS, SÍ SEÑOR!!
Recientemente hemos conocido la reforma que el Gobierno ha decidido hacer para sufragar la falta de recaudación, modificando dos tipos de IVA, las rentas de capital, y alguna tímida rebaja fiscal para las PYMES, sin olvidar la supresión de los 400.-€ que, curiosamente, es la medida más cuantiosa de recaudación de esta reforma (5.700 millones de euros).
Existen 3 tipos de IVA:
El 4.-% que se aplica a productos llamados de primera necesidad: Pan, leche, huevos, frutas, verduras, cereales, quesos, libros de texto, medicamentos, viviendas de VPO, prensa, etc.
El 8.-% (antes 7%) que considera a todos los alimentos no incluidos en el tramo del 4%, más transporte, hostelería, espectáculos, peluquerías, dentistas, agua y vivienda, etc.
El 18.-% (antes 16%) por citar algunos: luz, gas, teléfono, ropa, calzado, electrodomésticos, tabaco, etc.
Visto esto, ¿ustedes creen que la luz, el gas, la ropa, el calzado y el teléfono, no son artículos básicos de primera necesidad?, ¿por qué no figuran en el tramo del 4%? Independientemente de que elevar este impuesto ligado al consumo en plena recesión, se logra que éste se deprima aún más, y aunque el mensaje político apuntaba a los más acaudalados, el IVA, al ser un impuesto indirecto, que se aplica independientemente de los ingresos, el impacto es mayor para las rentas menores; así, el pan y la leche, por ejemplo, cuestan lo mismo al “pobre” que al “rico”. (¡¡Política de izquierdas, sí señor!!).
La reforma también afecta a las rentas de capital. Los rendimientos de ahorro inferiores a 6.000.- € (94% de los contribuyentes), tributarán al 19% (antes 18%). La subida será más pronunciada, del 21%, para quienes declaren rendimientos mayores de esa cantidad; por lo que esta alza fiscal no afecta a los más ricos. De hecho, las grandes fortunas canalizan sus inversiones a través de Sociedades de Inversión Variable (SICAV) que gozan de la ventaja de tributar (esto no se ha modificado) al 1% en el Impuesto de Sociedades; mientras las Pymes y autónomos pagarán el 20% si cumplen algunos requisitos. Para constituir una Sicav se necesita un capital mínimo de 2,4 millones de euros (¡¡Política de izquierdas, sí señor!!).
Una de las principales críticas a este sistema es que las rentas del trabajo soportan mayor carga fiscal que las del capital. Un ejemplo: alguien que tenga un sueldo de 60.000 euros al año, pagará más a Hacienda que si esa cantidad los obtiene exclusivamente especulando en Bolsa.
Para generar incentivos positivos para la economía y regenerar la inversión y el empleo, no es a base de subir impuestos de forma indirecta. Ya son muchas las voces que lo dicen. Falta imaginación, y el F.M.I. advierte: “nosotros hubiéramos puesto más énfasis en los recortes de gastos”.
Miguel F. Canser
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Existen 3 tipos de IVA:
El 4.-% que se aplica a productos llamados de primera necesidad: Pan, leche, huevos, frutas, verduras, cereales, quesos, libros de texto, medicamentos, viviendas de VPO, prensa, etc.
El 8.-% (antes 7%) que considera a todos los alimentos no incluidos en el tramo del 4%, más transporte, hostelería, espectáculos, peluquerías, dentistas, agua y vivienda, etc.
El 18.-% (antes 16%) por citar algunos: luz, gas, teléfono, ropa, calzado, electrodomésticos, tabaco, etc.
Visto esto, ¿ustedes creen que la luz, el gas, la ropa, el calzado y el teléfono, no son artículos básicos de primera necesidad?, ¿por qué no figuran en el tramo del 4%? Independientemente de que elevar este impuesto ligado al consumo en plena recesión, se logra que éste se deprima aún más, y aunque el mensaje político apuntaba a los más acaudalados, el IVA, al ser un impuesto indirecto, que se aplica independientemente de los ingresos, el impacto es mayor para las rentas menores; así, el pan y la leche, por ejemplo, cuestan lo mismo al “pobre” que al “rico”. (¡¡Política de izquierdas, sí señor!!).
La reforma también afecta a las rentas de capital. Los rendimientos de ahorro inferiores a 6.000.- € (94% de los contribuyentes), tributarán al 19% (antes 18%). La subida será más pronunciada, del 21%, para quienes declaren rendimientos mayores de esa cantidad; por lo que esta alza fiscal no afecta a los más ricos. De hecho, las grandes fortunas canalizan sus inversiones a través de Sociedades de Inversión Variable (SICAV) que gozan de la ventaja de tributar (esto no se ha modificado) al 1% en el Impuesto de Sociedades; mientras las Pymes y autónomos pagarán el 20% si cumplen algunos requisitos. Para constituir una Sicav se necesita un capital mínimo de 2,4 millones de euros (¡¡Política de izquierdas, sí señor!!).
Una de las principales críticas a este sistema es que las rentas del trabajo soportan mayor carga fiscal que las del capital. Un ejemplo: alguien que tenga un sueldo de 60.000 euros al año, pagará más a Hacienda que si esa cantidad los obtiene exclusivamente especulando en Bolsa.
Para generar incentivos positivos para la economía y regenerar la inversión y el empleo, no es a base de subir impuestos de forma indirecta. Ya son muchas las voces que lo dicen. Falta imaginación, y el F.M.I. advierte: “nosotros hubiéramos puesto más énfasis en los recortes de gastos”.
Miguel F. Canser
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jueves, 24 de septiembre de 2009
MENTIR EN POLÍTICA
La visión que tiene el ciudadano de a pie sobre nuestra clase política, es decepcionante. El distanciamiento y el descrédito que parece existir entre unos y otros es cada vez más evidente. Vivimos en una sociedad resignada, desesperanzada y carente de motivaciones. El ciudadano cada día recela más y se fía menos de las promesas que hacen los políticos, porque se fabrican un mundo exclusivo para ellos: se fijan sus sueldos con independencia de la situación económica de sus conciudadanos; sus derechos de recibir pensiones es la mitad exigente que para cualquier trabajador y viven en su mundo, con sus estadísticas sobre el pulso social en otra dimensión, muy alejados de la realidad de la calle. Además, es notoria la creencia generalizada de que nos mienten casi siempre, que dicen siempre lo políticamente correcto, pero que su verdadera intención es otra.
Dicen que fabricar mentiras es labor diaria del creador de imagen; hacernos creer queun detergente quita todas las manchas sin esfuerzo es su trabajo, aunque no sea verdad. Los partidos políticos contratan a equipos publicitarios para dar credibilidad a cualquier argumento, promesa electoral, etc. Su esfuerzo consiste en que el receptor se identifique con el discurso del emisor y una vez conseguido este propósito, la mentira política se reproduce socialmente; así, una mayoría social está satisfecha y sus dudas e incertidumbres desaparecen.
Descalificar un buen nombre bajo la acusación de corrupto no requiere mucho esfuerzo. Lanzar un rumor y posteriormente divulgarlo tampoco es complejo. Todo vale y no existe código ético. Se pasan todo el día desmintiendo y contraatacando. Sin embargo, la fabricación de la mentira en política, está obligada a superar la prueba del tiempo; debe perdurar, no puede tener vida efímera pues perdería legitimidad. La necesidad de creerse la mentira forma parte de la trama. Es necesario repetir, de manera consistente, el argumento hasta lograr el objetivo.
La mentira política, responde a una voluntad consciente, deliberada, de ocultar datos y pruebas; sobre todo si debilita al enemigo: gobierno, oposición, grupo de presión, etc. Ejemplos de lo dicho: el falaz argumento, esgrimido por el “trío de Las Azores”, de posesión de armas de destrucción masiva en manos de Sadam Husein en Irak. La manipulación, a la hora de informar, sobre la autoría del atentado de la estación de Atocha del 11 de marzo de 2004. Convencer a la población española y mundial de que había sido ETA, permitía una rentabilidad política en momentos de elecciones generales. Ignorar, antes de la elecciones generales de marzo de 2008, e intentar convencer, incluso prometer un desarrollo económico importante, cuando realmente se avecinaba una crisis profundísima a nivel mundial, denota la dignidad política del Sr. Zapatero. Si me dicen que no sabían lo que se nos venía encima, peor por su falta de previsión y su incapacidad; prohibir entre sus allegados, pronunciar la palabra crisis utilizando otras de gran equilibro imaginativo, para no desdecirse del discurso anterior.
La verdad, identificarse hoy con las medidas económicas y el discurso del Sr. Zapatero es sinónimo de falta de cultura, formación y criterio propio. Sus mensajes no se sostienen y van destinados a regalar los oídos de sus incondicionales. Los sindicatos, llamados de clase, que viven del cuento y de las subvenciones, estarían en la situación actual, de huelga permanente. En Francia, con un paro del 9%, le montaron a Sarkozy una huelga general. Está claro que el mal se interpreta de distinta manera, dependiendo de donde venga. Recientemente ha dicho: “hemos sabido decir no a los poderosos”. ¿A quienes a dicho no?, ¿cuándo?, ¿dónde? Me gustaría que diera algunos nombres y ejemplos. Que yo sepa, ayudó a los poderosos (bancos). ¿Acaso la mentira es impune en política? ¿Hasta cuándo? Reconozco que, personalmente, del desconcierto paso a la carcajada.
La mentira mata la verdad, mina las relaciones humanas y la dignidad de las personas. Los políticos y el Estado, no deben tener reglas morales distintas a las de la ciudadanía. Un proverbio chino dice: “La primera vez que me engañes, la culpa será tuya, la segunda será mía”. A buen entendedor…….
Miguel F. Canser
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Dicen que fabricar mentiras es labor diaria del creador de imagen; hacernos creer queun detergente quita todas las manchas sin esfuerzo es su trabajo, aunque no sea verdad. Los partidos políticos contratan a equipos publicitarios para dar credibilidad a cualquier argumento, promesa electoral, etc. Su esfuerzo consiste en que el receptor se identifique con el discurso del emisor y una vez conseguido este propósito, la mentira política se reproduce socialmente; así, una mayoría social está satisfecha y sus dudas e incertidumbres desaparecen.
Descalificar un buen nombre bajo la acusación de corrupto no requiere mucho esfuerzo. Lanzar un rumor y posteriormente divulgarlo tampoco es complejo. Todo vale y no existe código ético. Se pasan todo el día desmintiendo y contraatacando. Sin embargo, la fabricación de la mentira en política, está obligada a superar la prueba del tiempo; debe perdurar, no puede tener vida efímera pues perdería legitimidad. La necesidad de creerse la mentira forma parte de la trama. Es necesario repetir, de manera consistente, el argumento hasta lograr el objetivo.
La mentira política, responde a una voluntad consciente, deliberada, de ocultar datos y pruebas; sobre todo si debilita al enemigo: gobierno, oposición, grupo de presión, etc. Ejemplos de lo dicho: el falaz argumento, esgrimido por el “trío de Las Azores”, de posesión de armas de destrucción masiva en manos de Sadam Husein en Irak. La manipulación, a la hora de informar, sobre la autoría del atentado de la estación de Atocha del 11 de marzo de 2004. Convencer a la población española y mundial de que había sido ETA, permitía una rentabilidad política en momentos de elecciones generales. Ignorar, antes de la elecciones generales de marzo de 2008, e intentar convencer, incluso prometer un desarrollo económico importante, cuando realmente se avecinaba una crisis profundísima a nivel mundial, denota la dignidad política del Sr. Zapatero. Si me dicen que no sabían lo que se nos venía encima, peor por su falta de previsión y su incapacidad; prohibir entre sus allegados, pronunciar la palabra crisis utilizando otras de gran equilibro imaginativo, para no desdecirse del discurso anterior.
La verdad, identificarse hoy con las medidas económicas y el discurso del Sr. Zapatero es sinónimo de falta de cultura, formación y criterio propio. Sus mensajes no se sostienen y van destinados a regalar los oídos de sus incondicionales. Los sindicatos, llamados de clase, que viven del cuento y de las subvenciones, estarían en la situación actual, de huelga permanente. En Francia, con un paro del 9%, le montaron a Sarkozy una huelga general. Está claro que el mal se interpreta de distinta manera, dependiendo de donde venga. Recientemente ha dicho: “hemos sabido decir no a los poderosos”. ¿A quienes a dicho no?, ¿cuándo?, ¿dónde? Me gustaría que diera algunos nombres y ejemplos. Que yo sepa, ayudó a los poderosos (bancos). ¿Acaso la mentira es impune en política? ¿Hasta cuándo? Reconozco que, personalmente, del desconcierto paso a la carcajada.
La mentira mata la verdad, mina las relaciones humanas y la dignidad de las personas. Los políticos y el Estado, no deben tener reglas morales distintas a las de la ciudadanía. Un proverbio chino dice: “La primera vez que me engañes, la culpa será tuya, la segunda será mía”. A buen entendedor…….
Miguel F. Canser
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viernes, 14 de agosto de 2009
E N V I D I A

La envidia, al contrario que otras cosas, no ha evolucionado mucho, sigue inalterable a través de los siglos y se basa en una tristeza ante el bien ajeno, el afán de dominio, de protagonismo y de superación a otro, pues hace sentir continuamente la necesidad de aquello que el otro tiene, -- no sólo bienes materiales, también éxito, inteligencia, forma de ser y actuar, etc. —y la impotencia de lograrlo. La envidia es la madre del resentimiento, que no busca que a uno le vaya mejor, sino que al envidiado le vaya peor.
Este pecado capital alcanza su fecundación entre las personas más próximas; dándose preferentemente entre hermanos y familia más directa (todos conocemos la historia de Caín y Abel); y su origen la podemos encontrar en: complejos, frustraciones, impotencia, etc. El envidioso es una persona carente de atributos. No sólo anhela lo que tiene el otro, sino que el atributo que el envidiado posee, lo debiera poseer él, y, es más, puede declarar que incluso lo posee pero que, injustificadamente no se le reconoce.
A menudo la envidia, que conduce al odio, y a la ira, se disfraza con una careta sonriente y su lengua se expresa en tono amistoso, rozando la adulación, mientras el corazón está lleno de resentimiento. Asume un papel virtual y ficticio ante los demás. Suele ser un gran mentiroso que proyecta hacia los demás lo que le gustaría que pensaran de él, pero es un celoso guardián de su verdadero yo. La vida de la persona envidiosa no gira sobre su propia realidad, sino sobre lo que desearía, sobre lo que no tiene, sobre lo que le falta.
Este hecho es uno de los más potentes causantes de que sea un infeliz, porque aquel que envidia, no sólo sucumbe a la infelicidad que le produce su envidia, sino que además, alimenta el deseo de producir el mal de otros; y revela una deficiencia de la persona pues no reconoce que es envidioso. No asume ante los demás, ni siquiera ante sí mismo, que la padece. Su discurso es permanentemente crítico hacia el envidiado y suele intentar convencer que él es la víctima de todo. Rara vez este hecho llega a ser útil, pues la descalificación de la imagen del envidiado, resulta ser, a la larga, un fracaso total. Es una cobardía propia de los débiles. Cuanto más bondadosamente tratamos a quien nos odia, más armas le damos para que nos traicione. Ya lo dijo “El Quijote”: “¡Nos ladran Sancho!, señal que avanzamos". Detrás de la envidia se esconde un sentimiento de inferioridad e inseguridad, una incapacidad de reconocer y asumir las limitaciones personales, e incapacidad de sentir empatía (ponerse en lugar del otro).
El arma contra la envidia: LA VERDAD. Aprender a dar y pedir ayuda, a colaborar y compartir. Asumir que somos lo que somos e intentar mejorar. El único punto de referencia de superación somos nosotros mismos. No necesitamos compararnos con nadie.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel@blogspot.com
sábado, 1 de agosto de 2009
SANIDAD Y POLÍTICA

Hace días coincidí con un amigo y vecino a quien encontré contrariado; cuando le pregunté a qué era debido, me dijo que su médico le había dado un volante “preferente” para un especialista, y la cita se la habían dado para más de un mes. Posiblemente existan otros casos más relevantes, pero todos conocemos las demoras de nuestra sanidad pública, y el empeoramiento creciente de su funcionamiento; y aunque ahora sea competencia de las distintas Comunidades Autónomas, su deterioro es cada vez más acuciante y no se ven signos de recuperación. Pero, ¿a qué es debido?
Los colectivos profesionales cifran en 3.200 el déficit de médicos y en 150.000 el de enfermeras; sus salarios son de 2 a 3 veces inferiores a los de otros países europeos. El colegio de médicos denuncia el aumento de los contratos basura; en algunas comunidades, como Madrid, se hacen contratos muy cortos, algunos de unos días o para unas guardias. Muchos se van a la sanidad privada donde les ofrecen mejores condiciones; según el Consejo General de enfermería, las españolas perciben una media de 2.l00.-€, mientras que en Reino Unido o Irlanda, el salario neto mensual es de 4.000 y 3.000.-€. Los profesionales de la sanidad no dan abasto; los especialistas se las ven y se las desean para meter a sus pacientes en las listas para hacerse una prueba, antes de que sea demasiado tarde. Los médicos de atención primaria apenas tienen 5 minutos para atender a cada paciente; los de Suecia, por ejemplo, disponen de 35 minutos. Los salarios, la estabilidad laboral y la calidad de su formación explican que muchos médicos y enfermeras acaben ejerciendo en el extranjero.
No todo es negativo en nuestra sanidad. En ningún otro país del mundo existe una cobertura sanitaria gratuita tan amplia como la española; la cartera de servicios es de las más generosas que existen; sólo quedan fuera la mayoría de tratamientos dentales y el podólogo. Eso hace que muchos jubilados europeos opten por vivir de forma estacional en España; sin contar a los residentes no europeos.
Un día, esperando en una consulta, fui testigo de esta conversación:
--Soy hondureño, mis hijos me trajeron aquí para operarme, porque en mi país, no tenía dinero para hacerlo, y fue llegar aquí, me ingresaron de urgencia y me operaron sin problemas. ¡¡Esto es fabuloso, y además, gratis!!
-- No se confunda señor, -contestó el de al lado- no es gratis, lo pagamos todos con nuestros impuestos—.
El problema es que faltan médicos y además, están mal distribuidos y mal pagados. Sólo el 54% de los médicos trabaja en la sanidad pública. Las administraciones actuales y los nuevos modelos de gestión se han mostrado ineficaces; de nada sirve hacer nuevos hospitales, si éstos se encuentran infrautilizados por escasez de medios humanos. Los gestores políticos, enquistados en su ideología (la que sea en cada caso), miran más a la cuenta de explotación, que a la calidad de servicio. No existe nada más contraproducente que una sanidad que dependa de los beneficios. El personal médico debe ser el principal protagonista de la sanidad; es él quien debe marcar los tiempos, la organización asistencial y hospitalaria, y no los gestores ajenos a la actividad; cada uno debe dedicarse a organizar lo que sabe.
Los servicios públicos nunca deben ser un negocio. ¿Por qué no se escatiman recursos para Hacienda o para Tráfico?, ¿quizá porque son rentables? En el lado opuesto están la Sanidad y, por ejemplo, la Justicia. Hasta que los responsables políticos no se dediquen, con auténtica vocación de servicio al ciudadano, a solucionar los problemas que verdaderamente preocupan a la población, seguiremos con las mismas carencias.
Es difícil crear ideas y fácil crear palabras; de ahí el éxito de los políticos.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
Los colectivos profesionales cifran en 3.200 el déficit de médicos y en 150.000 el de enfermeras; sus salarios son de 2 a 3 veces inferiores a los de otros países europeos. El colegio de médicos denuncia el aumento de los contratos basura; en algunas comunidades, como Madrid, se hacen contratos muy cortos, algunos de unos días o para unas guardias. Muchos se van a la sanidad privada donde les ofrecen mejores condiciones; según el Consejo General de enfermería, las españolas perciben una media de 2.l00.-€, mientras que en Reino Unido o Irlanda, el salario neto mensual es de 4.000 y 3.000.-€. Los profesionales de la sanidad no dan abasto; los especialistas se las ven y se las desean para meter a sus pacientes en las listas para hacerse una prueba, antes de que sea demasiado tarde. Los médicos de atención primaria apenas tienen 5 minutos para atender a cada paciente; los de Suecia, por ejemplo, disponen de 35 minutos. Los salarios, la estabilidad laboral y la calidad de su formación explican que muchos médicos y enfermeras acaben ejerciendo en el extranjero.
No todo es negativo en nuestra sanidad. En ningún otro país del mundo existe una cobertura sanitaria gratuita tan amplia como la española; la cartera de servicios es de las más generosas que existen; sólo quedan fuera la mayoría de tratamientos dentales y el podólogo. Eso hace que muchos jubilados europeos opten por vivir de forma estacional en España; sin contar a los residentes no europeos.
Un día, esperando en una consulta, fui testigo de esta conversación:
--Soy hondureño, mis hijos me trajeron aquí para operarme, porque en mi país, no tenía dinero para hacerlo, y fue llegar aquí, me ingresaron de urgencia y me operaron sin problemas. ¡¡Esto es fabuloso, y además, gratis!!
-- No se confunda señor, -contestó el de al lado- no es gratis, lo pagamos todos con nuestros impuestos—.
El problema es que faltan médicos y además, están mal distribuidos y mal pagados. Sólo el 54% de los médicos trabaja en la sanidad pública. Las administraciones actuales y los nuevos modelos de gestión se han mostrado ineficaces; de nada sirve hacer nuevos hospitales, si éstos se encuentran infrautilizados por escasez de medios humanos. Los gestores políticos, enquistados en su ideología (la que sea en cada caso), miran más a la cuenta de explotación, que a la calidad de servicio. No existe nada más contraproducente que una sanidad que dependa de los beneficios. El personal médico debe ser el principal protagonista de la sanidad; es él quien debe marcar los tiempos, la organización asistencial y hospitalaria, y no los gestores ajenos a la actividad; cada uno debe dedicarse a organizar lo que sabe.
Los servicios públicos nunca deben ser un negocio. ¿Por qué no se escatiman recursos para Hacienda o para Tráfico?, ¿quizá porque son rentables? En el lado opuesto están la Sanidad y, por ejemplo, la Justicia. Hasta que los responsables políticos no se dediquen, con auténtica vocación de servicio al ciudadano, a solucionar los problemas que verdaderamente preocupan a la población, seguiremos con las mismas carencias.
Es difícil crear ideas y fácil crear palabras; de ahí el éxito de los políticos.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
lunes, 25 de mayo de 2009
IMPLICACIÓN LIMITADA
Existen temas candentes que ocupan un gran protagonismo en todos los medios de comunicación. En su día fue la desaparición del niño canario Jeremy, el espectáculo mediático que se originó por la desaparición de la niña británica Madeleine y, relativamente reciente, el caso de la adolescente Marta del Castillo. En definitiva, en España existen unos 200 expedientes sin cerrar de desaparición de menores.
Hace unos días, el Juez titular del Juzgado de Instrucción nº. 4 de Sevilla, dejó en libertad a uno de los implicados en el caso de Marta del Castillo, concretamente al hermano del asesino confeso Miguel Carcaño, porque “la posición del implicado no fue predominante en los hechos, y su participación en los mismos tiene una menor entidad que el resto de los imputados”, y no hay riesgo de que, al quedar en libertad, pudiera manipular, alterar u ocultar pruebas. Le concede la libertad por su “implicación limitada”. Este mismo juez, y luego la Audiencia Provincial rechazaron, hace un mes escaso, una primera petición de libertad.
Este hombre, que es vigilante jurado de profesión, en su día negó ante la policía y ante el juez, haber conocido el crimen de Marta, incluso haber participado en la limpieza del piso; como también es vehemente la tomadura de pelo que los implicados están dando en sus declaraciones, tanto al juez como a la policía, sobre el paradero del cuerpo de Marta; por lo que, a pesar del tiempo transcurrido, aún no se sabe dónde se encuentra. Y si el cuerpo no aparece, las penas para todos se reducirán ostensiblemente.
Lo cierto es que, al día de hoy, a Marta ya no la busca nadie. Los implicados se burlan de la Justicia y no hay forma que declaren la verdad; quizá porque no les interesa que aparezca y así ganan tiempo que corre a su favor. El mercadeo morboso de algunos medios de comunicación se apacigua, crecen otras noticias que llenan los espacios, y “su tema” va quedando atrás.
He de confesar la indignación que me produce este hecho, y la primera pregunta que me viene a la mente es: ¿Qué hay que hacer en este País para merecer la cárcel? ¿Se hubieran desarrollado los hechos de igual forma si se tratara, por ejemplo, de la hija del Presidente del Congreso, del Gobierno, o de cualquier personalidad relevante de nuestro País? La verdad es que tengo mis dudas. Vivimos un clima moral donde se banalizan los efectos que producen los hechos.
Estoy convencido que, aunque a veces nos cueste digerir algunas sentencias judiciales, los jueces se limitan a aplicar la ley; una ley que confeccionan nuestros políticos con desigual acierto. Como bien dice el padre de Marta del Castillo: “Al final, mi hija va a ser la culpable de todo”.
Miguel F. Canser
http://www.cansermiguel/. blogspot.com
Hace unos días, el Juez titular del Juzgado de Instrucción nº. 4 de Sevilla, dejó en libertad a uno de los implicados en el caso de Marta del Castillo, concretamente al hermano del asesino confeso Miguel Carcaño, porque “la posición del implicado no fue predominante en los hechos, y su participación en los mismos tiene una menor entidad que el resto de los imputados”, y no hay riesgo de que, al quedar en libertad, pudiera manipular, alterar u ocultar pruebas. Le concede la libertad por su “implicación limitada”. Este mismo juez, y luego la Audiencia Provincial rechazaron, hace un mes escaso, una primera petición de libertad.
Este hombre, que es vigilante jurado de profesión, en su día negó ante la policía y ante el juez, haber conocido el crimen de Marta, incluso haber participado en la limpieza del piso; como también es vehemente la tomadura de pelo que los implicados están dando en sus declaraciones, tanto al juez como a la policía, sobre el paradero del cuerpo de Marta; por lo que, a pesar del tiempo transcurrido, aún no se sabe dónde se encuentra. Y si el cuerpo no aparece, las penas para todos se reducirán ostensiblemente.
Lo cierto es que, al día de hoy, a Marta ya no la busca nadie. Los implicados se burlan de la Justicia y no hay forma que declaren la verdad; quizá porque no les interesa que aparezca y así ganan tiempo que corre a su favor. El mercadeo morboso de algunos medios de comunicación se apacigua, crecen otras noticias que llenan los espacios, y “su tema” va quedando atrás.
He de confesar la indignación que me produce este hecho, y la primera pregunta que me viene a la mente es: ¿Qué hay que hacer en este País para merecer la cárcel? ¿Se hubieran desarrollado los hechos de igual forma si se tratara, por ejemplo, de la hija del Presidente del Congreso, del Gobierno, o de cualquier personalidad relevante de nuestro País? La verdad es que tengo mis dudas. Vivimos un clima moral donde se banalizan los efectos que producen los hechos.
Estoy convencido que, aunque a veces nos cueste digerir algunas sentencias judiciales, los jueces se limitan a aplicar la ley; una ley que confeccionan nuestros políticos con desigual acierto. Como bien dice el padre de Marta del Castillo: “Al final, mi hija va a ser la culpable de todo”.
Miguel F. Canser
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sábado, 7 de febrero de 2009
FELICIDAD Y DINERO
A través de la historia el dinero ha tenido un protagonismo preferente en la vida humana; la salud, la educación, el trabajo, las relaciones personales, etc., están cada vez más influenciados por el factor dinero. Todos sabemos el famoso dicho de: “El dinero no da la felicidad”, pero, ¿es totalmente cierto?
La mayoría de los humanos pensamos que no es del todo cierto, porque la ausencia de dinero no te permite sustentar un mínimo de estabilidad personal para ser feliz; aunque también sabemos que, poseer mucho dinero, no es sinónimo de felicidad. Entonces, ¿cómo se mide la felicidad?, ¿cómo soy yo de feliz?
El dinero ejerce una profunda influencia emocional sobre lo que somos: (tanto tienes tanto vales), y está ligado a la consecución de una vida ideal pero, sin embargo, es la raíz de todas nuestras frustraciones, ejerciendo un profundo impacto en el desarrollo de la sociedad. El dinero es quien crea nuestras necesidades y además las condiciona. Sufrimos alteraciones por el dinero y de él dependen nuestra tranquilidad y nuestro futuro. La expresión máxima del materialismo es el dinero y su sentido es el consumismo con una meta terrorífica: El poder.
Es evidente que, en los países ricos, se es más feliz que en los pobres, pero una vez escuché: “Mis hijos tienen todas las videoconsolas y no son más felices de lo que era mi padre, que jugaba con una cuerda y una caja de cartón en la calle”. La felicidad no es exterior, sino interior. No depende de lo que tenemos, sino de lo que somos. Lo mejor de la vida no tiene precio y es gratis: La caricia de un ser querido, admirar una obra de arte, los colores del otoño, etc.
Nuestra conducta individual se mueve por el surco que la humanidad ha dibujado a través de los tiempos. Nuestras normas de conducta se traducen en hábitos implantados por personas que, indirectamente, han influido e influyen diariamente en nuestra vida.
Para ser felices necesitamos ser, primordialmente, sinceros, honestos y consecuentes con nosotros mismos. La persona feliz es cordial y optimista; posee un profundo sentido ético y goza de una alta autoestima. La gente feliz no es egoísta, tiende a ser más cooperativista y estar más centrado en los demás. La antitesis del egoísmo es el amor. Quien ama puede sufrir, pero está satisfecho y feliz por lo que siente. Quien es incapaz de amar, aunque posea mucho dinero, no podrá ser feliz nunca.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
La mayoría de los humanos pensamos que no es del todo cierto, porque la ausencia de dinero no te permite sustentar un mínimo de estabilidad personal para ser feliz; aunque también sabemos que, poseer mucho dinero, no es sinónimo de felicidad. Entonces, ¿cómo se mide la felicidad?, ¿cómo soy yo de feliz?
El dinero ejerce una profunda influencia emocional sobre lo que somos: (tanto tienes tanto vales), y está ligado a la consecución de una vida ideal pero, sin embargo, es la raíz de todas nuestras frustraciones, ejerciendo un profundo impacto en el desarrollo de la sociedad. El dinero es quien crea nuestras necesidades y además las condiciona. Sufrimos alteraciones por el dinero y de él dependen nuestra tranquilidad y nuestro futuro. La expresión máxima del materialismo es el dinero y su sentido es el consumismo con una meta terrorífica: El poder.
Es evidente que, en los países ricos, se es más feliz que en los pobres, pero una vez escuché: “Mis hijos tienen todas las videoconsolas y no son más felices de lo que era mi padre, que jugaba con una cuerda y una caja de cartón en la calle”. La felicidad no es exterior, sino interior. No depende de lo que tenemos, sino de lo que somos. Lo mejor de la vida no tiene precio y es gratis: La caricia de un ser querido, admirar una obra de arte, los colores del otoño, etc.
Nuestra conducta individual se mueve por el surco que la humanidad ha dibujado a través de los tiempos. Nuestras normas de conducta se traducen en hábitos implantados por personas que, indirectamente, han influido e influyen diariamente en nuestra vida.
Para ser felices necesitamos ser, primordialmente, sinceros, honestos y consecuentes con nosotros mismos. La persona feliz es cordial y optimista; posee un profundo sentido ético y goza de una alta autoestima. La gente feliz no es egoísta, tiende a ser más cooperativista y estar más centrado en los demás. La antitesis del egoísmo es el amor. Quien ama puede sufrir, pero está satisfecho y feliz por lo que siente. Quien es incapaz de amar, aunque posea mucho dinero, no podrá ser feliz nunca.
Miguel F. Canser
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jueves, 11 de diciembre de 2008
POLÍTICAMENTE INCORRECTO
En numerosas ocasiones, las personas más cercanas a mí, donde incluyo a familiares y amigos, me critican mi constante acoso a los políticos, mi visceral tendencia a recriminar y señalar los defectos de nuestra clase política. Quizá tengan razón y adolezco de un juicio crítico ya de antemano prejuzgado por mi inconsciencia. Créanme que hago un gran esfuerzo por no ser “políticamente incorrecto” pero, a la vista de los acontecimientos, no he podido dejar de caer nuevamente en la tentación.
Los acontecimientos a que me refiero son múltiples y variados; parece como si hubieran estado instalándose, poco a poco, hasta hacer rebosar mi frágil “almacén”, y es necesario abrir compuertas para que fluyan libremente.
Vivimos una situación de crisis tan intensa, que todos sabemos ya su repercusión: disminución de ventas por una baja actividad de consumo, aumento del paro, colapso inmobiliario, suspensiones de pagos, (menos mal que bajó el petróleo), aumento de tarifas en luz, gas, etc, y desde los poderes públicos se nos pide austeridad aunque esta receta no parece les afecte a ellos, que siguen gastando inmoderamente en lo superfluo.
Hace pocas semanas salía la noticia de que nuestro Presidente del Gobierno, dispone de 656 asesores con un coste anual de 28 millones de euros. El Subsecretario de Presidencia, Luis Herrero, dijo que era una dotación necesaria para contestar con “diligencia” las miles de preguntas parlamentarias dirigidas al Gobierno. Teniendo en cuenta que, hasta la fecha, el Gobierno ha respondido a un total de 133.315 preguntas, y suponiendo que estos colaboradores sólo se dedicaran a esa labor, les ha tocado a cada asesor, una media de algo más de 200 preguntas en la legislatura (4 años); es decir, 50 preguntas al año, o una a la semana. ¿Les parece mucho trabajo?
En plena crisis es de sobra conocido los excesos del Presidente del Parlamento catalán en la adquisición y mejora de su nuevo “Audi A-8 Limusina”, con un costo de 130.000€. Señalar que este señor se desplaza casi a diario desde Reus (Tarragona) donde reside, hasta su despacho en Barcelona. Quizá hubiera sido menos gravoso pagarle un alquiler de vivienda. La Comunidad Valenciana acaba de aprobar unos presupuestos para el 2009, que incluyen una partida de 850.000€ para renovar la flota de 14 vehículos. ¿Todos a la vez? Por supuesto todos marca Audi. Quienes nos recomiendan ahorrar energía, y ser respetuosos con el medio ambiente, utilizan automóviles que más consumen, más contaminan y de mayor costo. El Presidente de la Xunta de Galicia dicen se ha gastado 2 Millones de euros en remodelar su despacho, y el Alcalde de Madrid, Sr. Gallardón, mientras pide a los madrileños austeridad, se sube el sueldo un 11,3%; con lo endeudada que está ya la ciudad. Las remodelaciones de las dependencias oficiales no se efectúan con criterios funcionales, para dar un mejor servicio al ciudadano, sino revistiendo estos inmuebles de lujo ostentoso e irracional.
Desde la Casa Real, Presidencia del Gobierno, gobiernos autonómicos, ayuntamientos, y demás administraciones públicas, los gastos superfluos abundan. La crisis es cosa del españolito de a pie, que no se queja, que cumple sus compromisos de pago y paga sus impuestos maldiciendo por lo “bajini” para , al final, tener que vivir después de toda una vida de trabajo, con una pensión raquítica, o pierde el empleo y ve cómo los banqueros, (los de aquí y los de allí), que provocaron, --con su avaricia de obtener altos rendimientos invirtiendo en productos de alto riesgo--, la actual crisis económica, se ven premiados con fondos públicos en condiciones muy preferenciales, cuando presumen de beneficios escandalosos.
Podría afirmarse se trata de un tipo de corrupción que no es delito. Es delito llevarse dinero a casa, pero emplearlo en un gasto irracional y abusivo, aprobado por la mayoría no lo es…. Y luego, quizá no haya dinero para escuelas, ambulatorios, hospitales, o faltan profesionales de la medicina en todas sus especialidades.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
Los acontecimientos a que me refiero son múltiples y variados; parece como si hubieran estado instalándose, poco a poco, hasta hacer rebosar mi frágil “almacén”, y es necesario abrir compuertas para que fluyan libremente.
Vivimos una situación de crisis tan intensa, que todos sabemos ya su repercusión: disminución de ventas por una baja actividad de consumo, aumento del paro, colapso inmobiliario, suspensiones de pagos, (menos mal que bajó el petróleo), aumento de tarifas en luz, gas, etc, y desde los poderes públicos se nos pide austeridad aunque esta receta no parece les afecte a ellos, que siguen gastando inmoderamente en lo superfluo.
Hace pocas semanas salía la noticia de que nuestro Presidente del Gobierno, dispone de 656 asesores con un coste anual de 28 millones de euros. El Subsecretario de Presidencia, Luis Herrero, dijo que era una dotación necesaria para contestar con “diligencia” las miles de preguntas parlamentarias dirigidas al Gobierno. Teniendo en cuenta que, hasta la fecha, el Gobierno ha respondido a un total de 133.315 preguntas, y suponiendo que estos colaboradores sólo se dedicaran a esa labor, les ha tocado a cada asesor, una media de algo más de 200 preguntas en la legislatura (4 años); es decir, 50 preguntas al año, o una a la semana. ¿Les parece mucho trabajo?
En plena crisis es de sobra conocido los excesos del Presidente del Parlamento catalán en la adquisición y mejora de su nuevo “Audi A-8 Limusina”, con un costo de 130.000€. Señalar que este señor se desplaza casi a diario desde Reus (Tarragona) donde reside, hasta su despacho en Barcelona. Quizá hubiera sido menos gravoso pagarle un alquiler de vivienda. La Comunidad Valenciana acaba de aprobar unos presupuestos para el 2009, que incluyen una partida de 850.000€ para renovar la flota de 14 vehículos. ¿Todos a la vez? Por supuesto todos marca Audi. Quienes nos recomiendan ahorrar energía, y ser respetuosos con el medio ambiente, utilizan automóviles que más consumen, más contaminan y de mayor costo. El Presidente de la Xunta de Galicia dicen se ha gastado 2 Millones de euros en remodelar su despacho, y el Alcalde de Madrid, Sr. Gallardón, mientras pide a los madrileños austeridad, se sube el sueldo un 11,3%; con lo endeudada que está ya la ciudad. Las remodelaciones de las dependencias oficiales no se efectúan con criterios funcionales, para dar un mejor servicio al ciudadano, sino revistiendo estos inmuebles de lujo ostentoso e irracional.
Desde la Casa Real, Presidencia del Gobierno, gobiernos autonómicos, ayuntamientos, y demás administraciones públicas, los gastos superfluos abundan. La crisis es cosa del españolito de a pie, que no se queja, que cumple sus compromisos de pago y paga sus impuestos maldiciendo por lo “bajini” para , al final, tener que vivir después de toda una vida de trabajo, con una pensión raquítica, o pierde el empleo y ve cómo los banqueros, (los de aquí y los de allí), que provocaron, --con su avaricia de obtener altos rendimientos invirtiendo en productos de alto riesgo--, la actual crisis económica, se ven premiados con fondos públicos en condiciones muy preferenciales, cuando presumen de beneficios escandalosos.
Podría afirmarse se trata de un tipo de corrupción que no es delito. Es delito llevarse dinero a casa, pero emplearlo en un gasto irracional y abusivo, aprobado por la mayoría no lo es…. Y luego, quizá no haya dinero para escuelas, ambulatorios, hospitales, o faltan profesionales de la medicina en todas sus especialidades.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
lunes, 6 de octubre de 2008
JOVENES DE HOY
Tengo que reconocer que el tema sobre el que me propongo escribir, me produce cierta inquietud y desazón; en primer lugar porque ya no me considero joven, no estoy en su “onda”, y temo no ser lo suficientemente ecuánime. Y después, porque no quiero caer en la generalidad; en cualquier caso, no dejará de ser una visión personal, aunque sí quisiera abordar los temas más genéricos que preocupan a los jóvenes.
Entre los jóvenes de hoy, como en todo lo demás, hay de todo; son diferentes entre ellos mismos, dependiendo de su entorno geográfico y educación recibida. Los jóvenes urbanos del centro de las ciudades, poco tienen que ver con los que viven en zonas rústicas, ni los que han tenido largos procesos educativos, de aquellos que transportan sobre sus espaldas el fracaso escolar, ni los que provienen de una familia estructurada a los que han sufrido una degradación y desintegración familiar. La juventud es ante todo diversa.
Lo cierto es que decidimos llevar a nuestros hijos muy temprano a la escuela, la guardería, dejarlos con canguros, aislarlos con dibujos televisivos, y llenarlos de juguetes que no han construido. Quizá hayamos sido muy permisivos en su educación y les hemos protegido en demasía. Al contemplar a la juventud y sus formas de comportamiento y pensamiento, nos encontramos con un panorama a primera vista desolador. Pero no nos engañemos, todo ello no es más que un reflejo de la precaria y penosa base de la que han partido y de la cruel y sórdida realidad en la que viven. Señalemos alguno de estos elementos:
EL ENTORNO FAMILIAR
Es el lugar donde se recibe la primera educación y que puede condicionar muchas de las actitudes/aptitudes de los jóvenes. La actitud de los padres hacia sus hijos, a pesar de todo, es diversa. Encontraríamos en sus extremos las posturas más “radicales” desde la permisividad y el pasotismo más escandaloso de los padres hacia sus hijos, permitiéndoles todos los caprichos sin exigir un mínimo de responsabilidad y delegando su educación social en los centros educativos, la televisión o el grupo de amigos, hasta los padres que utilizan una disciplina férrea imponiendo con autoritarismo y sin diálogo sus ideas, protegiendo a sus hijos de la sociedad en la que van a vivir. El pasotismo y la permisividad es lo más común, lo que educa en la irresponsabilidad, el consumismo crónico (otorgar caprichos, dar demasiado dinero a los niños desde los 12-13 años), la falta de respeto a los demás (indisciplina escolar, botellones, locas carreras en moto o en coche por las calles), es decir, falta de ética y civismo. Las escuelas no pueden dar esa educación ética que falta, ni se dedican a ello, aunque ahora exista la nueva y polémica asignatura de “Educación para la ciudadanía”. La televisión y los juegos, de nefasta influencia, se convierten por ello en niñera y educadora. Falta por tanto conciencia en los padres, comunicación y capacidad de enseñar valores éticos imprescindibles para vivir en sociedad.
LA EDUCACION
Gran parte de los jóvenes se dedica a estudiar. Su pensamiento es que los futuros licenciados universitarios están abocados al paro. Además, la formación profesional –que se propone hoy como la mejor salida- está demasiado especializada y es eminentemente práctica, abandonando toda referencia a la cultura. Nuestra educación responde al viejo modelo de copia, memorización y examen que propicia el olvido de todo lo memorizado, pues sólo sirve para aprobar, inundando de aburrimiento e indiferencia del alumnado hacia la cultura. Mientras son universitarios viven engañados tras la zanahoria de un título o un diploma que combinado con algún master, será el pasaporte imaginario que les abra las puertas del éxito. La realidad es exactamente lo contrario. El éxito depende del ser uno mismo, del equilibrio entre un trabajo enriquecedor, buenas relaciones y especialmente una actitud positiva. Los jóvenes de hoy, a diferencia de generaciones anteriores, tienen acceso a múltiples fuentes de información, desautorizando los tradicionales monopolios del conocimiento.
EL TRABAJO Y LA VIVIENDA
Son factores que más condicionan a la juventud. La precariedad del empleo, unido a la baja calidad de los contratos laborales, afecta hoy a la inmensa mayoría. Esta penosa realidad, las duras condiciones laborales y falta de perspectiva de futuro, lleva ineludiblemente a una frustración continua por desmotivación. Si unimos a este hecho la dificultad de los jóvenes para acceder a una vivienda digna, cuya repercusión es el atraso en la emancipación, dificultad en la independencia de las parejas, etc., no es de extrañar que el deseo de los jóvenes de hoy, sea vivir la vida intensa, eufórica y apasionadamente. Este mundo tan globalizado ha hecho del joven un consumidor programado, como si esa forma de vida fuera un dogma absoluto. Descargan toda esa frustración, esa desgana vital, esa rabia mal contenida, en los fines de semana y, algunos, en la droga. Se trata de un intento inconsciente y desesperado por encontrar momentos de escape a esa frustrante realidad cotidiana mediante la euforia que éstas provocan. Este es el mundo que les estamos dejando.
La libertad para ellos es un valor clave, es la herramienta básica para alcanzar cualquier objetivo. No aceptan imposiciones, sólo respetan las pruebas. Son prácticos y críticos. La palabra pierde fuerza ante la imagen y descalifican el sacrificio porque, dicen, es represivo para su vida. Se autocalifican como sinceros y auténticos. Esta generación, obsesionada con Internet, con una educación permisiva y un exagerado materialismo, que se educó para pensar primero en uno mismo, son factores que pueden generar un contraste entre el mundo real y el sueño efímero, creando grandes niveles de depresión y ansiedad.
Nuestra realidad es que nos preguntamos continuamente: ¿Qué hacemos?, ¿condescender?, ¿prohibir?, ¿ponernos fuertes?, ¿dejar pasar?, ¿rendirnos? En general los tratamos como si fueran nuestra proyección. Al dirigirnos a los jóvenes, nos dirigimos a nuestros recuerdos juveniles, a nuestro pasado joven, a nuestras nostalgias y melancolías, cuando no a nuestros deseos de lo que pudimos ser y no fuimos. La vida real de los jóvenes está muy distante, en otro sitio, y nos resulta difícil de interpretar en nuestros esquemas habituales.
Miremos las cosas son serenidad y optimismo. Nuestros jóvenes tienen unos antivalores preocupantes, pero poseen también unas condiciones envidiables. Y nuestra actitud sería darles la confianza que merecen, con tal que esté sostenida en un gran sentido de la responsabilidad.
No nos equivoquemos, los ejemplos cotidianos de los personajillos de la Tele no nos sirven. Las “ pelis” sólo son sueños de otros y no valen para escribir nuestra propia historia; de hecho, sólo nos sirven aquellas cosas que podemos experimentar personalmente, que nos permitan estar bien y vivir en congruencia con nosotros mismos. De esta forma, contribuiremos a mejorar un poco nuestro entorno y eso sí vale la pena.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
Entre los jóvenes de hoy, como en todo lo demás, hay de todo; son diferentes entre ellos mismos, dependiendo de su entorno geográfico y educación recibida. Los jóvenes urbanos del centro de las ciudades, poco tienen que ver con los que viven en zonas rústicas, ni los que han tenido largos procesos educativos, de aquellos que transportan sobre sus espaldas el fracaso escolar, ni los que provienen de una familia estructurada a los que han sufrido una degradación y desintegración familiar. La juventud es ante todo diversa.
Lo cierto es que decidimos llevar a nuestros hijos muy temprano a la escuela, la guardería, dejarlos con canguros, aislarlos con dibujos televisivos, y llenarlos de juguetes que no han construido. Quizá hayamos sido muy permisivos en su educación y les hemos protegido en demasía. Al contemplar a la juventud y sus formas de comportamiento y pensamiento, nos encontramos con un panorama a primera vista desolador. Pero no nos engañemos, todo ello no es más que un reflejo de la precaria y penosa base de la que han partido y de la cruel y sórdida realidad en la que viven. Señalemos alguno de estos elementos:
EL ENTORNO FAMILIAR
Es el lugar donde se recibe la primera educación y que puede condicionar muchas de las actitudes/aptitudes de los jóvenes. La actitud de los padres hacia sus hijos, a pesar de todo, es diversa. Encontraríamos en sus extremos las posturas más “radicales” desde la permisividad y el pasotismo más escandaloso de los padres hacia sus hijos, permitiéndoles todos los caprichos sin exigir un mínimo de responsabilidad y delegando su educación social en los centros educativos, la televisión o el grupo de amigos, hasta los padres que utilizan una disciplina férrea imponiendo con autoritarismo y sin diálogo sus ideas, protegiendo a sus hijos de la sociedad en la que van a vivir. El pasotismo y la permisividad es lo más común, lo que educa en la irresponsabilidad, el consumismo crónico (otorgar caprichos, dar demasiado dinero a los niños desde los 12-13 años), la falta de respeto a los demás (indisciplina escolar, botellones, locas carreras en moto o en coche por las calles), es decir, falta de ética y civismo. Las escuelas no pueden dar esa educación ética que falta, ni se dedican a ello, aunque ahora exista la nueva y polémica asignatura de “Educación para la ciudadanía”. La televisión y los juegos, de nefasta influencia, se convierten por ello en niñera y educadora. Falta por tanto conciencia en los padres, comunicación y capacidad de enseñar valores éticos imprescindibles para vivir en sociedad.
LA EDUCACION
Gran parte de los jóvenes se dedica a estudiar. Su pensamiento es que los futuros licenciados universitarios están abocados al paro. Además, la formación profesional –que se propone hoy como la mejor salida- está demasiado especializada y es eminentemente práctica, abandonando toda referencia a la cultura. Nuestra educación responde al viejo modelo de copia, memorización y examen que propicia el olvido de todo lo memorizado, pues sólo sirve para aprobar, inundando de aburrimiento e indiferencia del alumnado hacia la cultura. Mientras son universitarios viven engañados tras la zanahoria de un título o un diploma que combinado con algún master, será el pasaporte imaginario que les abra las puertas del éxito. La realidad es exactamente lo contrario. El éxito depende del ser uno mismo, del equilibrio entre un trabajo enriquecedor, buenas relaciones y especialmente una actitud positiva. Los jóvenes de hoy, a diferencia de generaciones anteriores, tienen acceso a múltiples fuentes de información, desautorizando los tradicionales monopolios del conocimiento.
EL TRABAJO Y LA VIVIENDA
Son factores que más condicionan a la juventud. La precariedad del empleo, unido a la baja calidad de los contratos laborales, afecta hoy a la inmensa mayoría. Esta penosa realidad, las duras condiciones laborales y falta de perspectiva de futuro, lleva ineludiblemente a una frustración continua por desmotivación. Si unimos a este hecho la dificultad de los jóvenes para acceder a una vivienda digna, cuya repercusión es el atraso en la emancipación, dificultad en la independencia de las parejas, etc., no es de extrañar que el deseo de los jóvenes de hoy, sea vivir la vida intensa, eufórica y apasionadamente. Este mundo tan globalizado ha hecho del joven un consumidor programado, como si esa forma de vida fuera un dogma absoluto. Descargan toda esa frustración, esa desgana vital, esa rabia mal contenida, en los fines de semana y, algunos, en la droga. Se trata de un intento inconsciente y desesperado por encontrar momentos de escape a esa frustrante realidad cotidiana mediante la euforia que éstas provocan. Este es el mundo que les estamos dejando.
La libertad para ellos es un valor clave, es la herramienta básica para alcanzar cualquier objetivo. No aceptan imposiciones, sólo respetan las pruebas. Son prácticos y críticos. La palabra pierde fuerza ante la imagen y descalifican el sacrificio porque, dicen, es represivo para su vida. Se autocalifican como sinceros y auténticos. Esta generación, obsesionada con Internet, con una educación permisiva y un exagerado materialismo, que se educó para pensar primero en uno mismo, son factores que pueden generar un contraste entre el mundo real y el sueño efímero, creando grandes niveles de depresión y ansiedad.
Nuestra realidad es que nos preguntamos continuamente: ¿Qué hacemos?, ¿condescender?, ¿prohibir?, ¿ponernos fuertes?, ¿dejar pasar?, ¿rendirnos? En general los tratamos como si fueran nuestra proyección. Al dirigirnos a los jóvenes, nos dirigimos a nuestros recuerdos juveniles, a nuestro pasado joven, a nuestras nostalgias y melancolías, cuando no a nuestros deseos de lo que pudimos ser y no fuimos. La vida real de los jóvenes está muy distante, en otro sitio, y nos resulta difícil de interpretar en nuestros esquemas habituales.
Miremos las cosas son serenidad y optimismo. Nuestros jóvenes tienen unos antivalores preocupantes, pero poseen también unas condiciones envidiables. Y nuestra actitud sería darles la confianza que merecen, con tal que esté sostenida en un gran sentido de la responsabilidad.
No nos equivoquemos, los ejemplos cotidianos de los personajillos de la Tele no nos sirven. Las “ pelis” sólo son sueños de otros y no valen para escribir nuestra propia historia; de hecho, sólo nos sirven aquellas cosas que podemos experimentar personalmente, que nos permitan estar bien y vivir en congruencia con nosotros mismos. De esta forma, contribuiremos a mejorar un poco nuestro entorno y eso sí vale la pena.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
jueves, 18 de septiembre de 2008
EL PRECIO DE LOS CARBURANTES

Todos nos preguntamos por qué tarda tanto en repercutirse la bajada del precio del petróleo al gasoil y gasolina. Los consumidores sienten en sus carnes que las subidas del petróleo se trasladan mucho antes al precio de la gasolina que las bajadas; y además, que se aprovechan de ciertas fechas claves que coinciden con inicio de vacaciones, (Semana Santa, Julio y agosto) para incrementar su precio.
Desde el pasado mes de julio, en que el barril de petróleo marcó un máximo histórico, el precio del barril ha bajado el 30%; mientras que la gasolina sólo lo ha hecho en un apenas 7%, y el gasoil un 10%. Pero, ¿cómo se traslada el precio a las estaciones de servicio? La cotización de la materia prima (barril) en los mercados internacionales, supone un 40% del precio final del surtidor; por otro lado, los costes fijos de refino, transporte, almacenamiento, mantenimiento, seguridad, comerciales, margen mayorista, remuneración al minorista, etc., sólo significan el 10% del precio. El 50% que falta son impuestos.
Esta alta fiscalidad del producto provoca que la variación de precios en origen y de costos, tengan una menor incidencia en la evolución del precio final. Ahora bien, todos hemos comprobado que, como ha sucedido recientemente, cuando el precio del petróleo sube casi todos los días seguidos, también diariamente se ha repercutido la subida a los carburantes; cuando es bien sabido que el petróleo adquirido ayer, debe llevar un proceso de refino que tarda meses hasta su posterior venta al público. La O.C.U., (Organización de Consumidores y Usuarios), ya se ha manifestado y acusa a las petroleras de trasladar los encarecimientos del petróleo “inmediatamente” a los precios de venta al público, mientras que para las bajadas se lo toman con más calma.
Todo esto tiene una explicación y es la falta de competencia. Existen pocos productores que se aprovechan de este “monopolio” que actúan con criterios de rendimiento. Y el Estado es un mero observador de lo que sucede, quizá porque también le interesa, ya que se lleva el 50% del precio final. Por ejemplo: si el litro cuesta 1.-€, el Estado se lleva 0,50€; pero si el litro vale 1,30€, se lleva 0,65€; multipliquemos por todos los millones de litros que se suministran, y el resultado es muchos millones de euros.
Como el mercado está liberalizado, las compañías petrolíferas tienen libertad para repercutir y fijar, todos al mismo tiempo, los precios. Pero tenemos un organismo: La Comisión Nacional de la Competencia, cuya misión es preservar, garantizar y promover la existencia de una competencia efectiva en el mercado nacional (hasta ahora muy ineficaz), que debería iniciar alguna acción concreta; estar alerta para actuar si existieran indicios –que los hay-- de que las empresas que controlan el sector. (Repsol 45%, Cepsa 25% y BP 10%), hubieran acordado mantener tarifas elevadas al margen de la bajada registrada en el precio del petróleo.
No se puede culpar a las empresas privadas de conseguir su objetivo principal: ánimo de lucro, pero sí a los poderes públicos cuando pierden de vista su fin máximo: servir al ciudadano. No nos extrañe que la inmoralidad y autosuficiencia sea el motivo de nuestra decadencia.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
Desde el pasado mes de julio, en que el barril de petróleo marcó un máximo histórico, el precio del barril ha bajado el 30%; mientras que la gasolina sólo lo ha hecho en un apenas 7%, y el gasoil un 10%. Pero, ¿cómo se traslada el precio a las estaciones de servicio? La cotización de la materia prima (barril) en los mercados internacionales, supone un 40% del precio final del surtidor; por otro lado, los costes fijos de refino, transporte, almacenamiento, mantenimiento, seguridad, comerciales, margen mayorista, remuneración al minorista, etc., sólo significan el 10% del precio. El 50% que falta son impuestos.
Esta alta fiscalidad del producto provoca que la variación de precios en origen y de costos, tengan una menor incidencia en la evolución del precio final. Ahora bien, todos hemos comprobado que, como ha sucedido recientemente, cuando el precio del petróleo sube casi todos los días seguidos, también diariamente se ha repercutido la subida a los carburantes; cuando es bien sabido que el petróleo adquirido ayer, debe llevar un proceso de refino que tarda meses hasta su posterior venta al público. La O.C.U., (Organización de Consumidores y Usuarios), ya se ha manifestado y acusa a las petroleras de trasladar los encarecimientos del petróleo “inmediatamente” a los precios de venta al público, mientras que para las bajadas se lo toman con más calma.
Todo esto tiene una explicación y es la falta de competencia. Existen pocos productores que se aprovechan de este “monopolio” que actúan con criterios de rendimiento. Y el Estado es un mero observador de lo que sucede, quizá porque también le interesa, ya que se lleva el 50% del precio final. Por ejemplo: si el litro cuesta 1.-€, el Estado se lleva 0,50€; pero si el litro vale 1,30€, se lleva 0,65€; multipliquemos por todos los millones de litros que se suministran, y el resultado es muchos millones de euros.
Como el mercado está liberalizado, las compañías petrolíferas tienen libertad para repercutir y fijar, todos al mismo tiempo, los precios. Pero tenemos un organismo: La Comisión Nacional de la Competencia, cuya misión es preservar, garantizar y promover la existencia de una competencia efectiva en el mercado nacional (hasta ahora muy ineficaz), que debería iniciar alguna acción concreta; estar alerta para actuar si existieran indicios –que los hay-- de que las empresas que controlan el sector. (Repsol 45%, Cepsa 25% y BP 10%), hubieran acordado mantener tarifas elevadas al margen de la bajada registrada en el precio del petróleo.
No se puede culpar a las empresas privadas de conseguir su objetivo principal: ánimo de lucro, pero sí a los poderes públicos cuando pierden de vista su fin máximo: servir al ciudadano. No nos extrañe que la inmoralidad y autosuficiencia sea el motivo de nuestra decadencia.
Miguel F. Canser
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