sábado, 1 de agosto de 2009

SANIDAD Y POLÍTICA


Hace días coincidí con un amigo y vecino a quien encontré contrariado; cuando le pregunté a qué era debido, me dijo que su médico le había dado un volante “preferente” para un especialista, y la cita se la habían dado para más de un mes. Posiblemente existan otros casos más relevantes, pero todos conocemos las demoras de nuestra sanidad pública, y el empeoramiento creciente de su funcionamiento; y aunque ahora sea competencia de las distintas Comunidades Autónomas, su deterioro es cada vez más acuciante y no se ven signos de recuperación. Pero, ¿a qué es debido?

Los colectivos profesionales cifran en 3.200 el déficit de médicos y en 150.000 el de enfermeras; sus salarios son de 2 a 3 veces inferiores a los de otros países europeos. El colegio de médicos denuncia el aumento de los contratos basura; en algunas comunidades, como Madrid, se hacen contratos muy cortos, algunos de unos días o para unas guardias. Muchos se van a la sanidad privada donde les ofrecen mejores condiciones; según el Consejo General de enfermería, las españolas perciben una media de 2.l00.-€, mientras que en Reino Unido o Irlanda, el salario neto mensual es de 4.000 y 3.000.-€. Los profesionales de la sanidad no dan abasto; los especialistas se las ven y se las desean para meter a sus pacientes en las listas para hacerse una prueba, antes de que sea demasiado tarde. Los médicos de atención primaria apenas tienen 5 minutos para atender a cada paciente; los de Suecia, por ejemplo, disponen de 35 minutos. Los salarios, la estabilidad laboral y la calidad de su formación explican que muchos médicos y enfermeras acaben ejerciendo en el extranjero.

No todo es negativo en nuestra sanidad. En ningún otro país del mundo existe una cobertura sanitaria gratuita tan amplia como la española; la cartera de servicios es de las más generosas que existen; sólo quedan fuera la mayoría de tratamientos dentales y el podólogo. Eso hace que muchos jubilados europeos opten por vivir de forma estacional en España; sin contar a los residentes no europeos.

Un día, esperando en una consulta, fui testigo de esta conversación:
--Soy hondureño, mis hijos me trajeron aquí para operarme, porque en mi país, no tenía dinero para hacerlo, y fue llegar aquí, me ingresaron de urgencia y me operaron sin problemas. ¡¡Esto es fabuloso, y además, gratis!!

-- No se confunda señor, -contestó el de al lado- no es gratis, lo pagamos todos con nuestros impuestos—.


El problema es que faltan médicos y además, están mal distribuidos y mal pagados. Sólo el 54% de los médicos trabaja en la sanidad pública. Las administraciones actuales y los nuevos modelos de gestión se han mostrado ineficaces; de nada sirve hacer nuevos hospitales, si éstos se encuentran infrautilizados por escasez de medios humanos. Los gestores políticos, enquistados en su ideología (la que sea en cada caso), miran más a la cuenta de explotación, que a la calidad de servicio. No existe nada más contraproducente que una sanidad que dependa de los beneficios. El personal médico debe ser el principal protagonista de la sanidad; es él quien debe marcar los tiempos, la organización asistencial y hospitalaria, y no los gestores ajenos a la actividad; cada uno debe dedicarse a organizar lo que sabe.

Los servicios públicos nunca deben ser un negocio. ¿Por qué no se escatiman recursos para Hacienda o para Tráfico?, ¿quizá porque son rentables? En el lado opuesto están la Sanidad y, por ejemplo, la Justicia. Hasta que los responsables políticos no se dediquen, con auténtica vocación de servicio al ciudadano, a solucionar los problemas que verdaderamente preocupan a la población, seguiremos con las mismas carencias.

Es difícil crear ideas y fácil crear palabras; de ahí el éxito de los políticos.


Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com

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