miércoles, 1 de febrero de 2012

¿CUÁNDO LEVANTAREMOS CABEZA?


La cifra de parados en nuestro país publicada recientemente nos ha sobrecogido a todos. El número de personas sin empleo avanza sin freno y supera con creces la cota de los cinco millones, al situarse en los 5.273.600 en 2011, según los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA).  Los hogares con todos sus miembros en paro ascendieron hasta los 1.575.000 y el paro entre los jóvenes está ya casi en el 50%.   Por otra parte, las casas que no han sufrido el zarpazo del desempleo se encuentran paralizadas, con miedo a realizar cualquier gasto que no sea estrictamente necesario. La sociedad en general tiene desconfianza ante el futuro y se ha vuelto conservadora y ahorradora.
            Ante este panorama, las medidas adoptadas hasta ahora por el nuevo gobierno sólo están destinadas a parar el déficit, paralizando cualquier inversión pública. En algunas Autonomías se habla de modificar el actual sistema sanitario, restringiendo los medicamentos y dilatando pruebas médicas e intervenciones quirúrgicas; también se habla de disminuir los recursos para la educación,  sin olvidar los recortes en servicios sociales tan básicos como necesarios.    Pero todas estas reformas van en la dirección contraria a crear puestos de trabajo a corto plazo. Es más, los destruirán masiva y rápidamente. Son una exigencia de Bruselas, el FMI, el Banco Central Europeo, y un compromiso de nuestros gobernantes con esas instituciones.   La deuda que se emite no tiene apalancamiento financiero, dado que sólo sirve para pagar vencimientos de deuda anterior o salarios de la administración; es totalmente improductiva. Estamos ante una situación claramente inflacionaria.
         Nuestro gran problema es el sistema político de las autonomías, unido al de la corrupción política. Las autonomías consumen todos los recursos económicos disponibles en gasto corriente, gasto inútil y superfluo que al circular por los vericuetos administrativos no genera empleo y el poco que genera es funcionarial. Para el resto de los servicios esenciales hay que recurrir a la deuda que ya nos asfixia. Se suben los impuestos y se drena más el ahorro productivo para ir a sufragar autonomías y deuda pública. Y se genera más paro... y así vuelta tras vuelta, y año tras año.  ¿Por qué el PP afirma que  su máxima preocupación es el paro, cuando sólo lo es el déficit?
         Cuando se dice la cantidad de parados, se trata el tema como setas saliendo en un campo silvestre. Parece que el sector público se mantiene de la venta de la deuda pero absorbe todo cuanto puede y más. Me pregunto: ¿Qué recursos quedan para invertir? ¿Se parará alguna vez con el despilfarro y volcar un presupuesto real en medidas de generación de empleo y mantener los que aun poseen su puesto de trabajo? ¿Se creará una estabilidad para que el sector privado, pueda sostener el inmenso sector público? Las cabezas pensantes deberían tener proyectos para el presente y futuro y no sólo hasta las siguientes elecciones. Es casi seguro que esta cifra de parados seguirá creciendo día a día. Enhorabuena a todos los políticos de este país. ¡Sin vosotros nunca lo hubiéramos podido conseguir!  Por récord Guinness, ¿no nos darían algo? Lamentablemente no apostamos a una educación de primera. Y seguimos sin hacerlo. ¿Qué vamos a fabricar?, ¿lo que otros diseñan?, ¿a qué costo? Somos caros. Son preguntas sin respuesta. Si no preparamos a la gente para que tenga ingenio no veremos el final de la crisis.
         Cuando Zapatero se hundía sin remedio en las encuestas, rechazado visceralmente por los españoles, le preguntaron en una entrevista si se sentía mal ejerciendo el poder y con millones de ciudadanos rechazándole, pero, ante la sorpresa del entrevistador, afirmó que se sentía perfectamente y que dormía a pierna suelta. Lo mismo responderían hoy Rajoy, Montoro, Luis de Guindos, Artur Mas, Dolores de Cospedal, Griñán y muchos otros políticos españoles, a pesar de que deberían sentirse muy mal ante los estragos de la crisis; los millones de desempleados y pobres que llenan las calles de España, y el inmenso sufrimiento que las medidas que ellos adoptan causan a millones de españoles.
         A algunos políticos, el poder les hace perder la cabeza, los convierte en arrogantes y soberbios y les aleja de la realidad, situándolos en una peligrosa alienación que les hace perder la noción de la misma. Cuando acceden al poder se creen dioses, propician el culto a la personalidad, y algunos creen que esa enfermedad se da únicamente en las tiranías, pero lo cierto es que también se desarrolla en las democracias, afectando a personas que han sido elegidas en las urnas. Hay que tomar el toro por los cuernos para reconstruir un pasado vergonzoso que no se compone con la simple regulación del mercado, y lanzarse a la construcción de un sistema económico alternativo y solidario. 
         Un proverbio chino dice que las mentes grandes discuten ideas; las medianas, cosas; y las pequeñas, personas.
Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com

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