viernes, 28 de febrero de 2020

LOS PROBLEMAS DE SÁNCHEZ


Sólo lleva cuatro meses el gobierno del Sr. Sánchez, y ya se le han multiplicado los problemas. Una vez conseguida su investidura como Presidente del Gobierno, ahora debe afrontar la aprobación de los Presupuestos Generales que, para conseguirlos, debe seguir “guiñando” el ojo a ERC y al PNV porque necesita sus votos para sacarlos adelante. Sánchez ha tenido que luchar con los suyos, ya que ciertos “barones” de su partido no veían con buenos ojos esos compañeros de viaje. Como premisa indispensable para su aprobación, ha tenido que ceder una reunión “bilateral” no deseada entre su gobierno y el de Cataluña. La primera ya se celebró el pasado 26 de febrero con un recibimiento de máximos honores al Sr. Torra (igual que el recibido en Cataluña); pero el Ejecutivo se ha topado con dificultades técnicas en la reforma de la sedición, y algunos de sus miembros, han mostrado reticencias sobre las posibilidades de sacar adelante una iniciativa que sea aplicable a ERC y al resto de presos, y que esté dotada de un encaje legal adecuado. Porque, no nos olvidemos, los temas prioritarios a tratar por el gobierno catalán son básicamente dos: libertad total para los presos del “procés” y referéndum de autodeterminación; impensable si no se cambia la Constitución y aquí, debemos decidir todos. Esta primera reunión, que duró algo más de tres horas, sólo se acordó una cosa: reunirse de nuevo cada mes.

         Veremos dónde nos conducen estos diálogos, y el precio que tiene que pagar Sánchez para sacar adelante no sólo los presupuestos, sino la legislatura entera. No me extrañaría que intentaran dilatar lo más posible estas reuniones hasta llegar a un acuerdo para aprobarlos. Diálogo sí, pero no de “besugos”. Si el Gobierno Sánchez consiguiera que, al menos, una parte de las organizaciones independentistas asumieran la realidad de su derrota de octubre, y optaran por una estrategia nacionalista en el marco del sistema institucional, resulta obvio que el nuevo presidente ganaría oxígeno, tiempo, confianza y más votos. Otro de los asuntos candentes a los que se ha tenido que enfrentar este gobierno, es el “delcygate” por la escala de la Vicepresidenta de Venezuela en el aeropuerto de Madrid. Las explicaciones dadas por el ministro Ábalos no han sido esclarecedoras, con seis versiones diferentes, con cierto oscurantismo, y con la impresión segura de haber mentido. En otras democracias, por mucho menos, el titular ya habría presentado la dimisión; pero aquí, existe un corporativismo político que arropa siempre a los suyos aunque lo hagan mal.

         Otro gran problema para Sánchez son las justas protestas de la gente del campo que, tras más de un mes de movilizaciones, el Gobierno ha aprobado de urgencia un paquete de medidas en materia de agricultura y alimentación. El Gobierno obligará a los intermediarios a pagar a los agricultores por encima del coste de producción, que quedarán obligatoriamente registrados en todos los contratos. La experiencia me dice que, siendo muy justas las reivindicaciones de los agricultores, nadie va a renunciar a disminuir su beneficio; por lo que me temo que, al final, el precio de la fruta y la verdura se incrementará y lo pagaremos los de siempre: el consumidor final.

         Por si esto fuera poco, al Gobierno le estalla otra patata caliente: El Coronavirus (Covid-19) que se va extendiendo progresivamente en todo el territorio nacional, pues cada día nos despertamos con nuevos casos. Aunque los expertos dicen que no son preocupantes y que están controlados, la ciudadanía y empresas empiezan a tomar medidas. Ya se canceló el “Mobile World Congress” en Barcelona, con la consiguiente repercusión económica y están en peligro otros acontecimientos que, de no solventarse pronto esta epidemia, sería muy perjudicial económicamente. La Bolsa está perdiendo mucho dinero, y se están cancelando viajes, congresos, acontecimientos deportivos, no sólo en puntos calientes, sino en otros muchos sitios por temor a coincidir con gente masivamente.

              Y mientras, la oposición sigue metiendo el dedo en el ojo (puede que esa sea su labor), crispando y no cediendo un ápice a ninguna de las propuestas del Gobierno. Además, Pablo Iglesias traga con otro de los que fuera caballo de batalla de Podemos: las puertas giratorias. El Gobierno ha nombrado a la ex ministra Beatriz Corredor como nueva presidenta de Red Eléctrica. ¿No iban a terminar los nombramientos a dedo? Nada ha cambiado, todo sigue igual. En fin, parece que nuestros políticos tienen mala memoria y es que “el cerebro humano es capaz de recordarte que se te olvida algo, pero es tan c…, que no te dice el qué”. Esperamos y deseamos que el Ejecutivo, por el bien de todos, acierte con sus propuestas y compañeros de viaje.

Miguel F. Canser





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