Nuevamente
estamos ya en período electoral, --¿acaso lo habíamos dejado?—y otra vez
veremos a los candidatos acudiendo a los diferentes medios de comunicación para
solicitar nuestro voto, porque sus propuestas son las “únicas” que pueden
solucionar todos los problemas de España. Sólo ellos tienen la auténtica receta
para que prosperemos y vivamos mejor. Algunos, (los que saben que no van a
gobernar) se permiten prometer el “oro y el moro” (pensiones elevadas para todo
el mundo, salarios mínimos más altos, pensiones elevadas, bajada brutal de
impuestos, mejora de la educación y la sanidad)….., ¡qué sé yo más! Es la
historia de siempre. ¿No les suena siempre a lo mismo? Dicen lo que van a
hacer, pero no dicen cómo lo van a hacer, de dónde van a sacar los recursos
necesarios para poder hacerlo; algunos dicen que bajando impuestos, ¿..?. Uno,
que ya ha vivido algunos años, y ha dejado de ser útil y competitivo en la
sociedad que vivimos eximiéndonos de cualquier obligación laboral, poseemos una
cualidad que otros no tienen, y es la experiencia. Ahí estamos en lo alto del
pódium; adivinamos y tenemos la certeza de todo lo que puede venir.
Precisamente, fruto de esa experiencia adquirida, en lo referente a la
política, pocos pueden engañarnos. Confiar, sí confiamos, pero engañarnos, sólo
una vez.
Al lado de la hermosa España del sol y del saber
vivir, poblada por pueblos amables y dotados de vieja sabiduría que desean
prosperar en paz, existe un país injusto, resquebrajado y tan corrompido e
inútil que tiene su futuro pintado de negro. Todo el drama que está viviendo
España, un país que, si no ponen remedio, parece encontrarse al borde de un
conflicto civil en Cataluña y con un independentismo de siempre y creciente en
el País Vasco y Navarra que intentan también desgajarse de España y formar
estados propios, se debe, exclusivamente, al enorme y escandaloso fracaso de la
clase política española, ya sea de derechas o de izquierdas, de los de aquí y
de allí, que han sido incapaces de construir un país atractivo donde no han
sabido unir a los españoles, respetando las costumbres y lenguas propias, y
generar en ellos satisfacción, entusiasmo e ilusiones. Detrás de todo eso, está la injusticia, la desigualdad,
la pobreza, el desempleo, servicios deficientes y de la insatisfacción
generalizada de los españoles están la corrupción, los abusos de poder, las
mentiras, los privilegios injustificados, el deterioro de la democracia, los
impuestos injustos, la arrogancia de los poderosos y el fracaso generalizado de
los partidos políticos y de sus líderes.
Bajo esta perspectiva, ¿nos van a seguir prometiendo
siempre lo mismo?, ¿serán siempre las mismas asignaturas pendientes? Son como
los propósitos que todos hacemos al comenzar un nuevo año. Al final, muy pocos
se cumplen. No parecen darse cuenta los políticos de que el único “pegamento”
real de las naciones es la voluntad ciudadana de caminar juntos, compartiendo
ilusiones y metas, una condición natural de las naciones que en España parece
que no existe y que ha sido sustituida por decepción, frustración y
descontento. En este País, cada día son más los que en lugar de caminar juntos
quieren separarse y huir. Ocultan la verdad que han construido. Un país lleno
de problemas que provoca el rechazo general. Nos hablan de mentiras y verdades a
medias sobre deslealtad, odio, maldad, corrupción y otras razones que depositan
toda la culpa en los rebeldes, pero ocultan que la clase política española ha
sido y es incapaz de generar cohesión, justicia, decencia y felicidad
suficiente para que sus ciudadanos se sientan satisfechos e ilusionados por
pertenecer a una gran nación.
Ni
siquiera son capaces de dialogar y llegar acuerdos entre ellos cuando no
existen mayorías absolutas para gobernar; teniendo que ser de nuevo los
ciudadanos quienes les digamos cómo tienen que hacerlo acudiendo nuevamente a
las urnas; y el fracaso que significa que aparezcan en las encuestas señalados
como el gran problema del país, después de dos dramas nacionales como el
desempleo y la crisis económica, que también son consecuencia de su pésima
gestión. Aunque los políticos se empeñen en ignorarlo, no hay otra salida
para España que regenerarse, respetando la idiosincrasia de cada comunidad
autónoma; lo que significa encontrar el camino para recuperar ilusiones y metas
comunes bajo la dirección de servidores públicos honrados con sentido de la
decencia y servicio a los demás, no como ahora, bajo la batuta de partidos
corrompidos y de mediocres podridos e incapaces. Para ser presidente del gobierno hay menos exigencias que para ser
oficinista o secretaria.
Esto de que seamos el país que más
caro paga la electricidad de toda Europa…. ¿Es para compensar que nuestros
políticos son los que menos luces tienen?
Miguel
F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com
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