lunes, 3 de octubre de 2011

LOS MERCADOS Y LA POLÍTICA

Se ha escrito tanto de esta crisis económica, se han debatido las múltiples recetas que los políticos tienen para salir de ella, se han tomado tan diferentes medidas para su erradicación, (austeridad en el gasto, subida de impuestos, merma de servicios sociales, etc.) que la impresión que algunos tenemos es que son ineficaces.

Mercado y política son dos trenes que van a diferente velocidad. Esta crisis global y mundial ha venido sin darnos cuenta, sin avisar; los que sí lo sabían se procuraron muy mucho de no decirlo, pero seguro que tomaron las debidas precauciones. Parece que los últimos en enterarse fueron los dirigentes políticos. Tanto si fue por ignorancia o por no sembrar alarma, es igualmente deleznable. Los mercados se adaptan fácilmente a los tiempos. Su objetivo principal, que es la obtención de beneficios, está por encima de todo; no importa lo complejo de la situación pues la obsesión por rentabilidad sus inversiones no decaerá nunca, y los grandes capitales no están dispuestos a ceder el más mínimo terrero en este sentido. Para ellos el fin siempre justifica los medios. Es decir, los mercados son camaleónicos y se adaptan rápida y perfectamente a cualquier situación. Ante este hecho, la respuesta política suele ser tardía e ineficaz porque está condicionada por el poder económico, y las medidas que se toman siempre van encaminadas a no perjudicarles; no se entiende de otra manera. La crisis no existe para los ricos; prácticamente ni la notan. Quien la soporta verdaderamente son los de siempre: la clase media que, además, son los destinatarios de todas esas medidas que se aportan para atajarla y que, al final, son las que la pagan y padecen.

Los ciudadanos contemplan impotentes a unos poderes financieros globales incontrolados por el poder político causantes de la crisis, que no sólo han quedado intactos, sino que se han visto ayudados y que parecen invulnerables ante la ley. ¿Por qué esta estrecha unión entre política y dinero?, ¿Por qué a nuestros políticos les cuesta tomar medidas para controlar las operaciones de los grandes bancos?, ¿quizá porque son deudores de ellos? Un ejemplo: en algunas comunidades autónomas se está debatiendo la necesidad de eliminar las ayudas a los centros de mayores, discapacitados, y similares. El importe que esto supondría sería de unos 5.000 millones de euros. ¿Saben cuánto supone la ayuda a la CAM (Caja de ahorros del Mediterráneo)?.... Esa misma cantidad. ¿Ustedes lo entienden? Yo no.

Llegar a ser diputado o senador en nuestro país se ha convertido en un objetivo esencial para el desarrollo personal y económico de la persona. Mantenemos una clase política excesivamente dimensionada. Estados Unidos que tiene una dimensión de casi 10 millones de Km2, y más de 308 millones de habitantes, está representado por 100 senadores; en España con medio millón de Km2, y sin llegar a los 50 millones de habitantes, tenemos la friolera de 274 senadores. ¿Son necesarios tantos?, ¿sirve realmente el Senado para algo? La clase política debe reaccionar y atender las demandas que, día a día, solicita la sociedad. Los políticos deben dar ejemplo de austeridad en tiempos de crisis y manifestar su voluntad de servicio al ciudadano. Urge recuperar la capacidad regulatoria de la política sobre el mercado. Pero esto podemos abordarlo sólo con nuevos instrumentos políticos institucionales y nuevos mecanismos de intervención económica.

Es imprescindible fortalecer las instituciones económicas y crear una nueva y sólida capacidad tributaria. Solamente esto puede restituir a la democracia lo que nunca debió perder, esto es el predominio de la política, el poder de las mayorías, expresadas en el voto libre, sobre el capitalismo desregulado. Si queremos mantener el Estado de bienestar, disminuir la deuda nacional e impulsar la recuperación económica, necesitamos nuevos y mayores ingresos tributarios justos, progresivos que hagan pagar más al que más tiene y evitar que el coste de la crisis lo paguen los más débiles.

Alguien dijo en alguna ocasión que “cuando hay dinero por medio es muy difícil la libertad”. Hoy la dialéctica entre política y mercado está rota a favor de éste.


Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com

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