lunes, 7 de noviembre de 2011

REFORMA NECESARIA

Cuando escribo estas líneas faltan pocos días para que se celebre el gran “Debate”, el cara a cara entre los señores Rubalcaba y Rajoy. No es un secreto para nadie que uno de los mayores retos a los que se enfrenta España es la reducción del déficit, atajar el ascenso imparable de las cifras del paro, y confeccionar el modelo productivo necesario para afrontar cuanto antes esta demoledora crisis económica que, aunque afecta globalmente a todo el mundo, en nuestro país se hace todavía más acuciante. De que se consigan estos objetivos, cada vez dudan más analistas, economistas, y buena parte de nuestra sociedad.

Sin duda todos estos temas serán tratados y discutidos en el famoso “Debate”. Cualquiera de los dos aspirantes dará su receta y asegurarán que tienen la llave y, por tanto, la solución para estos problemas. En definitiva ambos contendientes nos darán su discurso y tratarán de convencernos de que su programa es el mejor y el más eficaz; unos bajo el lema de “pelea por lo que quieres” y los otros con “súmate al cambio”, afrontan esta campaña electoral que más bien parece un programa de famoseo con temas transcendentales; pero, si nos fijamos bien, cualquier partido con opciones reales de gobernar hará lo mismo que el otro y se tirarán los trastos a la cabeza mutuamente. Pero, ante todo, este será el debate de la imagen personal porque se ha cuidado con todo detalle todo para que, un candidato, no destaque sobre el otro: que la altura de ambos sea idéntica, que los tiempos de intervención sean iguales, y que los contenidos a tratar hayan sido de antemano pactados.
En definitiva, ante las dificultades de la situación actual, no sucumben al desaliento y tenemos por delante una campaña electoral calentita. No les importa la grave situación de los problemas existentes, ni su dificultad para afrontarlos, lo único importante es coger el poder, y una vez en él, ya veremos. El reto será para el Ejecutivo que salga elegido el próximo 20N; aunque, a juzgar por los mensajes que se están lanzando, ambos candidatos están dibujando un escenario más halagüeño que real: pese a que habrá que ajustarse el cinturón, siguen prometiendo políticas que conllevan un aumento del gasto social y disminución de impuestos.
Lo que sí es seguro que no tratará ninguno en esta campaña será la tan necesaria modificación de nuestra Ley Electoral. No sólo que prevalezca la idea de una persona un voto, sino que todos los votos valgan lo mismo aquí que en cualquier otro sitio del País. El encorsetamiento de las listas cerradas, el tratamiento de los votos por el sistema D´ondt que permite obtener el número de cargos electos asignados a las candidaturas, en proporción a los votos conseguidos, que está deliberadamente diseñado para favorecer la creación de mayorías, perjudica notablemente a ciertos grupos políticos en beneficio de otros porque el sistema de listas cerradas convierte a los parlamentarios en rehenes de los líderes del partido. Los reglamentos que regulan el comportamiento de los grupos parlamentarios apenas dejan resquicio para una actuación individual responsable, sino que se trata a los parlamentarios como si hubieran recibido un mandato imperativo que restringe casi por completo su libertad, máxime si en las próximas elecciones pretenden mantenerse en las listas. Nadie accede al Parlamento por méritos propios -aunque algunos, o muchos, puedan tenerlos-, sino por la voluntad de aquellos que los colocan en la lista en un puesto de salida. El Parlamento, lejos de ser la plataforma en la que poner de manifiesto la valía personal, se rige por la consigna de que "el que se mueva, no sale en la foto".
En fin, son tantas cosas las que habría que cambiar…, empecemos por las más urgentes y perentorias. Ya está bien de 'Hooligans' de izquierda o de derecha con discursos trasnochados, caducos y cutres. Estamos en el sigo XXI.

Miguel F. Canser
www.cansermiguel.blogspot.com

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