En la rueda de prensa celebrada hace unos días, el presidente del Gobierno hace un balance triunfalista y sin atisbo de autocrítica de la situación económica. Su conclusión: "Lo peor ha quedado atrás, España ha dejado de ser preocupación en el mundo". Quizá los de fuera no estén preocupados, pero los que estamos aquí, seguimos tan preocupados o más que antes. "Espero que 2014 sea mucho mejor, con más actividad económica y más crecimiento. Dentro de un año, cuando comparezca ante ustedes, habrá menos personas en paro". El presidente recordó las históricas cifras de las exportaciones, la bajada de la prima de riesgo, la elevación del rating de deuda por parte de las agencias calificadoras; cosas éstas, nada tangible para el día a día de los ciudadanos. Rajoy no dejó de sacar pecho por haber revertido, según él, la situación económica que había a finales de 2012.
La sensación que tienen los ciudadanos no es tan optimista, y además parece que nos está contando una milonga. La verdad es que, si seguimos así, con esta política de recortes y falta de inversiones públicas, estamos sembrando para que la cosecha sea peor el año que viene. Es el resultado del descarnado repaso al rosario de auto-halagos del presidente Rajoy a su equivocada política económica. El triunfalismo es lo que tiene, que acaba fracasando. La realidad es muy diferente porque esa supuesta salida de la crisis y recuperación suenan a cantos de sirena. Me duelen muchas cosas de la política seguida por este gobierno del PP, pero lo que más me irrita es la burda interpretación que hacen de las cifras del desempleo. Lo único cierto es que su política, inscrita y teledirigda por la política de la Eurozona, está ahogando cada vez más la economía española y sus posibilidades futuras de una auténtica recuperación.
La verdadera historia es que la bolsa de parados de larga duración, de los que llevan más de dos años sin encontrar trabajo, se ha disparado en España como consecuencia de la crisis, pero para los que además tienen más de 45 años, supone un grave riesgo quedarse descolgado del mercado incluso cuando llegue la recuperación. Tendremos un problema social enorme si salimos de la recesión con ese volumen de gente mayor sin empleo porque sus derechos a una pensión se van a ver muy limitados. Esto es un problema fundamental. Los parados registrados en el INEM no disminuyen por haber encontrado un empleo; han tirado la toalla y muchos han dejado de buscarlo y otros han huido de España ante la incapacidad de encontrarlo y no tener expectativas de futuro. La Seguridad Social no va bien. A su ministro de Hacienda se le escapó que ha cerrado el año con un déficit de 1,8% del PIB o sea 18.000 millones; es debido a que hemos terminado el año con casi 300.000 personas que han perdido su empleo y han dejado de cotizar. Además, las empresas destruyen empleos estables de personas mayores de 45 años y los están sustituyendo por empleos a tiempo parciales y con salarios precarios de jóvenes. El resultado: Menor recaudación.
El Sr. Rajoy mezcla las exportaciones con la balanza comercial para sacar buenas cifras. Realmente lo que pasa es que la demanda española ha bajado más que la oferta, pero las exportaciones no son la base de ese repunte. La inversión extranjera se produce porque España es ahora mismo una ganga, no por entender que somos más productivos e interesantes, sino que los grandes fondos internacionales aprovechan el abaratamiento de la Bolsa y de los activos inmobiliarios para ganar dinero. Los destinos más habituales de sus inversiones son el mercado de renta variable (subida del 21% en 2013), la compra directa de participaciones empresariales y los bienes inmuebles mencionados, aprovechando a conciencia el abaratamiento de los precios, que oscila entre el 30% y el 40% desde que se pinchó la burbuja. Invertir en otros sectores como la industria, con despidos generalizados de profesionales, sustituyéndolos por trabajadores con contratos precarios, con mucha menos experiencia, ha bajado la calidad de nuestros productos y eso también lo saben. Esta es la realidad.
El déficit público tampoco va bien. La bajada de salarios ha reducido la recaudación del Impuesto sobre la Renta. El IVA ha subido por el aumento de los tipos pero no por la mejora de actividad; los ingresos fiscales se estancaron en 2013 y eso supone 4.000 millones de euros menos de lo que se estimó y a eso hay que sumar otros 4.000 millones en la Seguridad Social. En 2013 hemos pagado más intereses por la deuda pública que aumenta unos 10.000 millones al mes; entre enero y octubre el déficit reconocido por la Intervención General de la Administración Central es de 37.000 millones: Un 10% superior al de 2012 y un 15% superior al que heredó del Gobierno anterior. La deuda pública va a acabar en este año en un billón de euros, 100.000 millones por encima de 2012. Explíqueme Sr. Rajoy los logros de sus reformas.
Podría seguir comentando otros apartados, aportando cifras, aunque imposible por razones de espacio: prima de riesgo, reforma bancaria, etc. Le recomiendo que vaya a cualquier bar y pregunte a pequeños empresarios y familias por la situación del crédito. Qué garantías les exigen y a qué tipo les prestan. Comprobará que las condiciones son peores que antes del rescate bancario de la Troika. Y si algo he echado de menos en su balance, y que para mí es una de las causas principales del desastre de este país, ha sido la nula mención a la corrupción. Si pudiéramos sumar los miles de millones de dinero público que se han robado desde la transición hasta hoy, en el Gobierno, en las Comunidades, Diputaciones, Ayuntamiento..., nos asustaríamos. No ha salido a la luz ni tan sólo la punta del iceberg. Hasta tal punto que, quizá, ahora no habría crisis o la afrontaríamos mejor. Pero, me exaspera sobre todo la impunidad de los corruptos.
España es hoy un país arruinado, endeudado por varias generaciones, sin valores, con el pueblo exiliado de los procesos de toma de decisiones, lleno de desempleados, nuevos pobres y gente triste y sin futuro, gobernado por una casta política que los ciudadanos desprecian cada día más intensamente. Hay que preguntarse por qué se ha hundido España y lo haya hecho tan veloz y profundamente. La respuesta, aunque algunos nieguen a verla, es clara y nítida: el país ha caído en manos de gobernantes mediocres, egoístas, ineptos, enloquecidos y nada demócratas.
Miguel F. Canser
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